'La isla', una pesadilla sobre el futuro
LA TIERRA, a?o 2019. Los supervivientes de una extra?a plaga que ha diezmado a la humanidad viven en un remoto reducto, completamente as¨¦ptico y aislado del exterior. Un mundo sin ni?os, de decadente homogeneidad, al que ocasionalmente llegan nuevos inquilinos del exterior (que, de alg¨²n modo, han conseguido sortear a la muerte en esa atm¨®sfera emponzo?ada). El premio a tan fr¨ªa y mon¨®tona existencia es La isla, un para¨ªso ut¨®pico, verdadero Shangri-La al que se accede por sorteo (o en el caso de las f¨¦minas, cuando ¨¦stas dan a luz). Una vida exenta de problemas que se viene abajo como un castillo de naipes cuando Lincoln 6 Eco descubre la s¨®rdida realidad que se esconde bajo esa p¨¢tina de pureza... Argumento perteneciente al reciente filme La isla (The Island, 2005), dirigido por Michael Bay, que bebe de fuentes cinematogr¨¢ficas y literarias pr¨®ximas al g¨¦nero de la distop¨ªa (o antiutop¨ªa), como Un mundo feliz (Brave new world, 1932), de Aldous Huxley; 1984 (1949), de George Orwell, o los filmes THX 1138 (1971), de George Lucas, y La fuga de Logan (Logan's run, 1976), de Michael Anderson.
La isla plantea jugosos interrogantes de naturaleza ¨¦tica. Sirva de aviso a navegantes que, para ello, deberemos desvelar parte del argumento (e intriga) del filme, circunstancia, dicha sea de paso, que no es ajena a las decenas de tr¨¢ilers y sinopsis que pueden consultarse en la Red. El filme en cuesti¨®n se articula alrededor de una idea inquietante: los hombres y mujeres influyentes del siglo XXI (con cuentas corrientes de m¨¢s de siete cifras) pueden asegurarse una pl¨¢cida existencia mediante copias de seguridad. Se trata, en pocas palabras, de fabricarse un clon, cuidado con verdadero mimo, que vive una apacible existencia... hasta que sus ¨®rganos vitales se erigen en preciado objeto de deseo por parte de su propietario.
Tal como muestra el filme, los clones son mantenidos en estado vegetativo hasta que alg¨²n tipo de disfunci¨®n fuerza su despertar. Bas¨¢ndose en falsos recuerdos, implantados en sus cerebros durante la fase latente, los clones creen haber sido rescatados del exterior tras un (incierto) cataclismo, que obliga a los supervivientes a su forzosa reclusi¨®n. El filme reabre el debate sobre supuesto tr¨¢fico ilegal de ¨®rganos que asiduamente salpica las p¨¢ginas de la prensa diaria. Actividad delictiva y reprobable no exenta de problemas m¨¦dicos (como el de rechazo por incompatibilidad), resueltos en La isla mediante un proceso de clonaci¨®n.
Dicho sea de paso, los clones del filme (como ya ocurri¨® en otras pel¨ªculas; por ejemplo, El sexto d¨ªa y Alien: resurrecci¨®n) poseen un desarrollo acelerado que les convierte en adultos (por lo menos, en lo que a aspecto f¨ªsico se refiere) en muy poco tiempo. ?C¨®mo se lleva eso a la pr¨¢ctica? Pese a los problemas de envejecimiento acelerado detectados en la oveja Dolly, que en su d¨ªa convulsionaron a la opini¨®n p¨²blica, no se conocen mecanismos convincentes para acelerar el desarrollo de un clon de forma controlada. De hecho, una vez iniciado el proceso, el desarrollo posterior del feto deber¨ªa seguir los mismos c¨¢nones que en el caso de un embarazo convencional...
El filme nos obsequia con decenas de im¨¢genes para la reflexi¨®n. Junto al episodio central del tr¨¢fico de ¨®rganos, otra impactante secuencia nos presenta un parto, cuyo objetivo no parece ser otro que el de la adopci¨®n por parte de una pareja sin hijos... a costa de la vida de la madre de alquiler (otro clon). La vida en esa granja de clones presenta un perfil de lo m¨¢s curioso. Tecnol¨®gicamente avanzada, la instituci¨®n regula constantemente el estado f¨ªsico y mental de sus inquilinos: an¨¢lisis de orina a primera hora, que determina inexorablemente el men¨² del d¨ªa; separaci¨®n por sexos, sin contacto alguno (ya saben que en este tipo de filmes, el amor, o el sexo, siempre conduce a la revoluci¨®n...); y uniformidad absoluta en cuanto a calzado, ropa y habitaciones... Claro que uno se pregunta si en una sociedad sin sexo la noticia de un embarazo ser¨ªa recibida con parsimonia.
Pese a que el filme aboga por unos clones a los que se ha suprimido toda apetencia sexual y, en cierta medida, toda capacidad de pensamiento cr¨ªtico (ni m¨¢s ni menos, lo que pretenden algunos partidos pol¨ªticos de este pa¨ªs), sorprende c¨®mo en escasos d¨ªas, al fugarse del recinto y entrar en contacto con el mundo exterior, Lincoln 6 Eco y Jordan 2 Delta son capaces de mentir y exhibir otras cualidades t¨ªpicamente humanas. Visto lo visto, en lugar de La isla, el filme bien pudiera haberse titulado La granja. O Gran Hermano, porque tambi¨¦n aqu¨ª el verdadero drama es ser nominado y tener que abandonar la casa...
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