Apenas unos cientos de serbios visitan la capilla ardiente de Milosevic
Varias instituciones rechazaron el f¨¦retro
Las desventuras del cad¨¢ver de Slobodan Milosevic no acabaron con su llegada el mi¨¦rcoles a Belgrado. Hasta ayer por la ma?ana, unas pocas horas antes de la apertura de la capilla ardiente, no se supo con certeza el lugar donde tendr¨ªa lugar el funeral, despu¨¦s de que varias instituciones, el Ayuntamiento y algunos museos, se negasen a albergar los restos del que fuera el hombre m¨¢s poderoso de Serbia durante una d¨¦cada.
Finalmente, la capilla se abri¨® al p¨²blico poco antes de las dos de la tarde en el Museo de la Revoluci¨®n, un complejo dedicado a Tito en el barrio de Dedinje, lejos del centro y, desde luego, del lugar anunciado solemnemente el mi¨¦rcoles por los dirigentes del Partido Socialista Serbia (SPS): la plaza frente al Parlamento.
Apenas unos cientos de ciudadanos, en su mayor¨ªa personas mayores, se apelotonaban ante la entrada del museo, sin orden ni concierto y con muchos empujones. La polic¨ªa tard¨® casi una hora en aparecer.
Dentro, en una gran sala de moqueta roja, se mostraba el ata¨²d de Milosevic, rodeado de seis banderas, tres de Serbia y tres de la Uni¨®n de Serbia y Montenegro. Tres representantes del SPS formaban con solemnidad a ambos lados del f¨¦retro. A la apertura de la capilla ardiente no asisti¨® ning¨²n miembro de la familia. En una breve declaraci¨®n, el vicepresidente del SPS, Mirolad Vucelic, reconoci¨® que todav¨ªa no sab¨ªa qu¨¦ familiares asistir¨¢n el s¨¢bado al entierro en Pozarevac, su ciudad natal.
Un comentarista de la radio independiente B92 respondi¨® a un oyente que se quejaba porque no se escuchasen m¨¢s que voces laudatorias hacia Milosevic: "Claro que ha habido protestas... Si nadie quer¨ªa prestar un lugar para la capilla ardiente". La directora del museo, Ljljana Cetenic, present¨® una protesta oficial y ha pasado toda la noche discutiendo con la polic¨ªa para tratar de impedir el funeral.
La directora del Archivo Nacional de Serbia, Branka Prpa, viuda del periodista Slavko Curuvija, de cuyo asesinato en 2001 todos los medios serbios responsabilizan a Milosevic, se encontraba ayer en su despacho firmando un manifiesto, promovido por las principales organizaciones culturales de Serbia, contra el lugar elegido para el funeral. "Es una verg¨¹enza que las autoridades hayan dado permiso para que se celebre esta farsa necrol¨®gica", afirma. Aunque se ha negado a organizar un funeral de Estado, el Gobierno nacionalista moderado ha tenido que ceder una sala del museo porque necesita los votos del SPS para mantenerse en el poder.
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