El opio envenena Afganist¨¢n
La pujanza del narcotr¨¢fico frena la consolidaci¨®n de la d¨¦bil democracia afgana
Las tierras afganas de color cobrizo se alimentan estos d¨ªas con el agua del deshielo y buena parte de ellas est¨¢ ya lista para reventar en un estallido de rojo chill¨®n, el de las amapolas de las que se extrae el opio y la hero¨ªna. El Gobierno reconoce que este a?o la cosecha ser¨¢ muy abundante, despu¨¦s de los esfuerzos realizados el a?o pasado que permitieron reducirla en m¨¢s del 20%. El dinero f¨¢cil del narcotr¨¢fico envenena Afganist¨¢n. Las conexiones entre el opio, el comercio de armas y la insurgencia forman una mezcla explosiva que amenaza con frenar los intentos de desarrollar el pa¨ªs y la d¨¦bil estructura democr¨¢tica que pretende asentar el presidente Hamid Karzai.
El clima seco y extremo, con temperaturas que alcanzan los 20 grados bajo cero en invierno y los 40 en verano, y una orograf¨ªa de grandes monta?as en las que no queda un solo ¨¢rbol se al¨ªan a la pobreza extrema del campesinado afgano -el 80% de los 25 millones de habitantes- para hacer del cultivo del opio m¨¢s que un recurso f¨¢cil, el casi ¨²nico modo de supervivencia. Sumidos en la ignorancia, los campesinos se encuentran muchas veces entre dos fuegos: el de los narcotraficantes que les exigen plantar y el de la comisi¨®n para la erradicaci¨®n del opio en Afganist¨¢n, que dirige el Reino Unido.
El cultivo y el tr¨¢fico de opio aportan al pa¨ªs 2.400 millones de euros al a?o
Las campa?as para sustituir la adormidera por cultivos alternativos como cereales est¨¢n siendo un fracaso, ya que exigen un seguimiento mucho m¨¢s pormenorizado del trabajo de los campesinos. Pero es sobre todo el pozo de corrupci¨®n en el que se ba?a la burocracia afgana, y especialmente las autoridades provinciales, el que facilita los enjuagues de los narcotraficantes e impide una lucha eficaz contra la droga. Fuentes europeas reconocen que el mayor esfuerzo debe hacerse en este terreno.
En realidad casi todo en Afganist¨¢n es prioritario, porque si no se construye un sistema legal, ahora inexistente, tampoco hay forma de juzgar y castigar a los culpables y al final se vuelve al mismo c¨ªrculo vicioso de inseguridad, corrupci¨®n y cultivo que deja el futuro del pa¨ªs en manos de la insurgencia, los se?ores de la guerra y los narcos.
Al preguntar al viceministro del Interior, Mohamed Daud, las causas por las que este a?o hay un aumento del cultivo recurre a la respuesta f¨¢cil de "porque hay m¨¢s inseguridad". Muchos, afganos y extranjeros, consideran que es m¨¢s bien al contrario: hay m¨¢s inseguridad porque hay m¨¢s dinero fresco con el que abastecer a la insurgencia de armas.
Daud, de 38 a?os y con casi dos en el cargo, responsabiliza tambi¨¦n a la ONG Senlis Council del incremento del cultivo, por hacer propaganda a favor de legalizar la adormidera para utilizarla en la fabricaci¨®n de f¨¢rmacos contra el dolor. El viceministro, que dice que esto "ha confundido a los campesinos", reconoce que dentro de su ministerio hay "funcionarios e incluso coroneles de la polic¨ªa corruptos" y se?ala la conveniencia de "seguir buscando pruebas contra ellos para cuando un d¨ªa se les pueda juzgar". Una reciente encuesta entre ciudadanos con un nivel alto de educaci¨®n destaca que la mayor¨ªa considera que la cuarta parte de los 249 miembros del Parlamento elegidos en octubre pasado "est¨¢n relacionados con el cultivo y el narcotr¨¢fico".
El presidente Karzai, presionado por Londres y Washington para que emprenda una lucha eficaz contra este c¨¢ncer, ha puesto en marcha un plan para subir considerablemente los sueldos de todo el escalaf¨®n de la polic¨ªa, de manera que se piensen dos veces la posibilidad de perderlos. Ahora un agente sin m¨¢s graduaci¨®n gana unos 45 euros mensuales y se pretende aumentar a 70, pero quienes m¨¢s ver¨¢n aumentar su bolsillo ser¨¢n sus jefes.
Seg¨²n el Departamento de la ONU contra la Droga y el Crimen Organizado, el cultivo y el tr¨¢fico del opio y sus derivados aporta a Afganist¨¢n 2.400 millones de euros al a?o, m¨¢s de la mitad del PIB del pa¨ªs. Afganist¨¢n es el primer suministrador mundial de hero¨ªna, un mercado que se alimenta y tiene sus ejes de comercializaci¨®n en Asia Central, el C¨¢ucaso, Rusia y los Balcanes y que mueve m¨¢s de 50.000 millones de euros al a?o. Los analistas aseguran que el 70% de la construcci¨®n que se realiza en el pa¨ªs, y especialmente en Kabul, est¨¢ financiado por la droga.
La provincia m¨¢s conflictiva, donde se emplean a fondo las tropas norteamericanas que luchan contra los restos del r¨¦gimen talib¨¢n, es Helmand, que produce el 25% de la totalidad del opio afgano. Gran parte del nuevo contingente de 5.000 militares que el Reino Unido se ha comprometido a desplegar este a?o se destinar¨¢ precisamente a Helmand.
En 2001, los talibanes (derrocados al final del a?o), consiguieron reducir casi a cero el cultivo del opio. A las autoridades actuales no les gusta escucharlo. Seg¨²n Daud, fue s¨®lo una "estrategia para vender los excedentes de cosechas anteriores y subir el precio". Los datos, sin embargo, revelan que la producci¨®n se dispar¨® tras la toma de Kabul por la alianza muyahid¨ªn (1992) y tras la ca¨ªda talib¨¢n.
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