La "ropa"
En mi casa, cuando yo era peque?o, los domingos se com¨ªa "ropa". Llam¨¢bamos as¨ª a un animal que se alimentaba de la indumentaria de la gente. Si desaparec¨ªa una prenda, era porque una "ropa" se hab¨ªa colado en el dormitorio. Como se trataba de un animal muy astuto, no hab¨ªa manera de cazarlo. De hecho, la "ropa" que com¨ªamos nosotros ven¨ªa del mercado, donde mi madre la compraba a un precio, dec¨ªa ella, "colosal". A m¨ª me gustaba imaginar que las "ropas" se nutr¨ªan, sobre todo, de las prendas interiores de las mujeres. Con frecuencia, hac¨ªa incursiones clandestinas en los cajones de mis hermanas y hund¨ªa mis aterrorizadas manos en su lencer¨ªa de espuma, cuyo ¨²nico defecto era el de no ser comestible. Por fortuna, la "ropa" convert¨ªa aquellos tejidos deliciosos en carne como el cordero transformaba la hierba en chuletas.
Pasado el tiempo, empez¨® a darme asco comer "ropa". A veces, se me quedaba una hebra de carne del animal entre los dientes y ten¨ªa la sensaci¨®n de que era un trozo del calzoncillo de mi padre, o un nervio de la bragueta de mi hermano. Me di cuenta, adem¨¢s, de que el d¨ªa que com¨ªamos "ropa" se esfumaba "casualmente" un conejo de los que cri¨¢bamos en el patio. Yo quer¨ªa mucho a estos animales, a los que cuidaba y pon¨ªa nombre. Quiz¨¢ por eso no me atrev¨ªa a preguntar qu¨¦ era de ellos cuando desaparec¨ªan. En cualquier caso, una vez que se hizo patente esta correspondencia entre el men¨² de los domingos y la desaparici¨®n de los conejos, vomitaba la comida a espaldas de mi madre, que no me lo habr¨ªa permitido. Los tiempos eran dif¨ªciles y la "ropa", muy, muy cara.
Un d¨ªa, de madrugada, me despert¨® mi hermano para despedirse, pues se iba al servicio militar. Ese d¨ªa comimos "ropa", pero no desapareci¨® ning¨²n conejo, por lo que deduje que nos hab¨ªamos comido a Jacinto, al que me result¨® imposible vomitar. Para mayor confusi¨®n, no volvi¨® de la mili, donde muri¨® manipulando una granada. Aunque de mayor comprend¨ª que mi madre se hab¨ªa inventado la existencia de la "ropa" para que yo no sufriera por la desaparici¨®n de los conejos, siempre sent¨ª que en alg¨²n plano de la realidad nos comimos, verdaderamente, a mi hermano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.