Racismo y dopaje

Las medidas contra el dopaje y contra el racismo, abordadas ayer por el Consejo de Ministros, acometen los problemas crecientes que amenazan la buena salud del deporte, tanto en su aspecto social como en el competitivo. Convertido en un fen¨®meno de masas de nuestro tiempo, el deporte act¨²a como met¨¢fora de una sociedad cada vez m¨¢s entregada al ¨¦xito inmediato y al desafecto por los valores ¨¦ticos. En estos dos temibles ¨¢mbitos se han establecido el dopaje y todas las conductas antisociales que derivan en la violencia, el racismo y la xenofobia.

La tolerancia con esta degradaci¨®n no s¨®lo afecta a la credibilidad del deporte, sino tambi¨¦n a las reglas de convivencia y a los valores esenciales de un Estado de Derecho. Los brotes racistas en los estadios espa?oles se han hecho demasiado frecuentes como para desatender el problema y sus consecuencias. No es un borr¨®n exclusivamente espa?ol, como ha demostrado la FIFA con el endurecimiento de las sanciones a quienes cometan actos racistas, pero conviene atajar cuanto antes la propagaci¨®n de un virus en un pa¨ªs que ha mudado su piel social. Espa?a se ha transformado en muchos aspectos. Tambi¨¦n en su nueva condici¨®n de pa¨ªs de inmigraci¨®n.

La vocaci¨®n integradora del deporte puede consolidar v¨ªas de acercamiento en una ¨¦poca de conflictos y sectarismos. Comienzan a proliferar, especialmente en las categor¨ªas juveniles, los deportistas espa?oles originarios de otros pa¨ªses. Su n¨²mero crecer¨¢ en los pr¨®ximos a?os. No son pocos los expertos que consideran esta circunstancia como un factor indispensable para el crecimiento del deporte en Espa?a, donde la cultura de la comodidad se ha instalado en la cada vez m¨¢s amplia clase media. No son tolerables en este nuevo marco social las conductas repudiables que se han producido en los ¨²ltimos meses. Los estadios espa?oles no pueden convertirse en un foco de indeseables. Hay que atacar el problema con una nueva bater¨ªa de normas sancionadoras, como las propuestas en el anteproyecto de ley, pero tambi¨¦n con medidas que alimenten en la sociedad el necesario sentimiento de civismo y solidaridad.

El proyecto de ley antidopaje -con disposiciones que incluyen el castigo penal para quienes suministren o administren sustancias prohibidas- es otro reflejo de ciertas perversiones que alcanzan por igual al deporte y a la sociedad. No vale todo para triunfar. No sirve si se pisotean los derechos de los dem¨¢s, si la trampa prevalece sobre la equidad, si se permite que la ilegalidad no encuentre sanci¨®n. A eso est¨¢ destinada la nueva ley, a atacar una plaga que demasiadas veces encuentra una comprensi¨®n injustificada. Porque nada hay menos justificable que la vulneraci¨®n de los principios ¨¦ticos para conquistar el ¨¦xito.