Un f¨¦rreo cerco policial y la lluvia diluyen la concentraci¨®n
El fuerte despliegue policial, con m¨¢s de 350 agentes repartidos por los puntos de las convocatorias para el macrobotell¨®n, frenaron la actividad juvenil en el centro de la capital. Los chavales se quedaron sorprendidos al ver que las plazas estaban acordonadas y que eran cacheados y se les registraban las mochilas cuando quer¨ªan entrar en la zona.
La convocatoria de Madrid hab¨ªa previsto la celebraci¨®n del macrobotell¨®n en la c¨¦ntrica plaza del Dos de Mayo y en el Faro de Moncloa. Sin embargo, la Polic¨ªa Municipal tambi¨¦n cerr¨® con cintas las plazas del centro de la capital para evitar el consumo de alcohol en la v¨ªa p¨²blica. Un grupo de 12 motoristas uniformados recorr¨ªan permanentemente la zona en previsi¨®n de cualquier altercado. "Esto es incre¨ªble. No nos dejan divertirnos. Es una verg¨¹enza. Nos hemos precipitado", se?alaba Rub¨¦n, un chaval de 17 a?os que hab¨ªa acudido con sus amigos al Dos de Mayo.
"No s¨¦ qu¨¦ hace toda la polic¨ªa aqu¨ª, hay cosas m¨¢s graves"
El despliegue tambi¨¦n estaba formado por antidisturbios del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa que permanec¨ªan desplegados en las principales v¨ªas de la ciudad en previsi¨®n de actuar si se produc¨ªan altercados.
Los mandos de la Polic¨ªa Municipal estuvieron pendientes de cualquier movimiento de los chavales, e incluso montaron guardia en lugares alejados del centro de la capital, como el parque Juan Carlos I, cerca del aeropuerto de Barajas. A todo esto se uni¨® la lluvia intermitente que cay¨® durante toda la tarde en Madrid, lo que hac¨ªa desapacible e inc¨®modo permanecer en la v¨ªa p¨²blica.
En el intercambiador de Moncloa hab¨ªa agentes en la entrada del metro e incluso vigilando las escaleras mec¨¢nicas, por las que los j¨®venes sub¨ªan a su cita del macrobotell¨®n nacional. A las 21.30 la zona del faro estaba acordonada y se imped¨ªa el paso. La consigna era clara: el botell¨®n no se iba a celebrar. Decenas de j¨®venes buscaban espacios en el parque del Oeste en los que poder hacerlo. Imposible. Agentes en moto vigilaban la zona, y registraban las bolsas y mochilas de los chavales para comprobar si llevaban alcohol. Los botelloneros estaban indignados: "No s¨¦ qu¨¦ hace toda la polic¨ªa de Madrid aqu¨ª, registrando a la gente. Me parece una sobrada. Hay cosas m¨¢s graves que hacer botell¨®n", dec¨ªa Elena, de 18 a?os. Hab¨ªa acudido con varios amigos desde Majadahonda, para reivindicar su derecho a tomar unas copas en un parque con unos compa?eros.
Javi, de 20 a?os, estaba con cuatro compa?eros de clase. Hab¨ªan visto la convocatoria en los peri¨®dicos y en la tele e iban "a ver qu¨¦ pasaba". Todos explicaban que les gustaba el botell¨®n porque as¨ª conocen gente, es barato y no hay tanto ruido como en los bares y discotecas. Ante la imposibilidad de acudir al parque la gente se congreg¨® en los aleda?os del intercambiador. Un grupo de unos 10 j¨®venes sac¨® una pancarta en la que se pod¨ªa leer: "Gallard¨®n, menos parqu¨ªmetros y m¨¢s botell¨®n".
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