El Bar?a tira de rutina
Larsson y Eto'o dan la victoria a los azulgrana ante una Real Sociedad que se tropez¨® con V¨ªctor Vald¨¦s
La rutina y la calidad no tienen por qu¨¦ ser enemigas. Ayer, el Bar?a tir¨® de ambas cosas y se llev¨® el partido de Anoeta de una manera m¨¢s f¨¢cil de la prevista, aunque con algunas consecuencias negativas: las lesiones de M¨¢rquez y Edmilson. La rutina le vali¨® para llevarse el partido a su terreno; la calidad, para hacer dos goles, aunque entre ambas cosas tambi¨¦n medi¨® el infortunio realista -no menos de cinco ocasiones claras- y el acierto de V¨ªctor Vald¨¦s. Todo jug¨® a favor del Bar?a, que supo manejar el bal¨®n y el reloj con menos lustre del que sol¨ªa, pero con id¨¦ntica ciencia.
Ser¨¢ el cansancio, la responsabilidad o un puntito de temor, pero el Bar?a ha perdido kilos y alegr¨ªa, asumiendo una tendencia a la rutina que le aleja del equipo impresionante de los ¨²ltimos meses. No es que se haya vuelto taca?o porque, con el grupo de futbolistas que alinea, eso resulta casi imposible, pero probablemente se ha vuelto precavido.
REAL SOCIEDAD 0 - BARCELONA 2
Real Sociedad: Alberto; L¨®pez Rekarte, Labaka, Viafra, Garrido; Stevanovic (?lvaro Novo, m. 77), Mikel Alonso, Garitano, Mark Gonz¨¢lez (Uranga, m. 67); Nihat y Skoubo (Xabi Prieto, m. 45).
Barcelona: V¨ªctor Vald¨¦s; Oleguer, Puyol, M¨¢rquez (Iniesta, m.15) , Gio van Bronckhorst; Deco (Sylvinho, m. 78), Edmilson, Van Bommel; Larsson (Giuly, m. 70), Eto'o y Ronaldinho.
Goles: 0-1. M.7. Ronaldinho profundiza al borde del ¨¢rea para Larsson, quien hace un buen desmarque, controla el bal¨®n y supera por bajo a Alberto. 0-2. M. 50. Jugada de Van Bommel, que remata cruzado al palo y Eto'o recoge el rechace.
?rbitro: Lizondo Cort¨¦s. Mostr¨® la tarjeta amarilla a Garrido, Puyol, Mikel Alonso y Edmilson.
Anoeta: 29.000 espectadores.
La Real, con paciencia y el punto de picante que le ponen dos futbolistas como Nihat y Mark Gonz¨¢lez, le hizo tres ocasiones, como quien lava, a base de pisar el acelerador. Dos las resolvi¨® Valdes, redimiendo su mala noche de Pamplona, y la otra la devolvi¨® el poste en una fant¨¢stica jugada del extremo chileno. Y todo eso ocurri¨® sin que la Real jugara a nada especial y se limitara a escarbar entre las l¨ªneas del Bar?a, tan rotas en las contras que m¨¢s que espacios hab¨ªa desiertos.
Todo hab¨ªa ocurrido, en la primera mitad, despu¨¦s de que Larsson, en el l¨ªmite del reglamento sobre el fuera de juego, rematara un centro de Ronaldinho. Fue la ¨²nica acci¨®n del delantero sueco y la ¨²nica vez que el brasile?o rompi¨® a sudar, ninguneado en la banda izquierda por un equipo empe?ado en vivir del rondo en la defensa y con la ¨²nica salida de Oleguer por la derecha, generalmente a ninguna parte.
No conviene en partidos como ¨¦stos tirar de estad¨ªsticas porque falsean la verdad: el Bar?a tuvo el bal¨®n un porcentaje abusivo, pero su defensa, en su campo, mayoritariamente, para acabar resolviendo con un zapatazo al fin del mundo. La Real lo tuvo poquito, demasiado poco, pero encontr¨® tres ocasiones en 45 minutos, en cuanto pis¨® el pedal del acelerador.
Rijkaard tuvo que corregir sobre la marcha. Primero, por la lesi¨®n de M¨¢rquez, que oblig¨® a retrasar a Edmilson y dar entrada a Iniesta. M¨¢s decisiva fue la determinaci¨®n de intercambiar las posiciones de Eto'o y Ronaldinho porque el brasile?o empez¨® a jugar al f¨²tbol, aunque fuera con cuentagotas, y cesaron los ca?onazos desde la defensa.
Lo malo para la Real fue que la rutina del Bar?a, sus interminables rondos y controles del bal¨®n, le fueron dejando sin ideas: por un lado, no sab¨ªa si salir a buscar al Bar?a o seguir esper¨¢ndole hasta que se rompiera. Y en tanto resolv¨ªa la inc¨®gnita se le fue la primera mitad en un clima de adormecimiento colectivo.
Tan dormido estaba el partido que Van Bommel, con su poderosa zancada, se plant¨® por sorpresa dos veces ante Alberto y la segunda acab¨® en el gol de Eto'o. El Bar?a ha perdido brillo, pero no capacidad de percusi¨®n: poquitas llegadas, pero m¨¢xima efectividad. Y, entonces s¨ª, cambi¨® el partido. La Real decidi¨® apostar por s¨ª misma, por el coraje y la verticalidad, amparada en la presencia de Xabi Prieto, un extremo cl¨¢sico, y la habitual movilidad de Nihat, pero, a cambio, el Bar?a ten¨ªa el espacio necesario para construir el f¨²tbol de contragolpe, el tiral¨ªneas que acostumbra.
Probablemente mucho tuvo que ver en ello la presencia de Van Bommel, el futbolista que el Bar?a necesitaba para compensar sus l¨ªneas, para darles profundidad sin perder seguridad. El holand¨¦s no es un futbolista que encandile, pero, sin merma de calidad, su trabajo resulta impagable. Sobre todo, si a su lado se encuentra un Deco desconocido, t¨¦cnicamente muy bajo y bastante desanimado todo el partido. Deco, en una mala tarde, fren¨® muchos de los contragolpes posibles de su equipo y propici¨® muchos otros de la Real, que segu¨ªa tropezando con Victor Vald¨¦s o con el juez auxiliar, que marc¨® al mil¨ªmetro los fueras de juego desesperando tanto al grader¨ªo como a los futbolistas.
Fue una reacci¨®n tard¨ªa la de la Real, que vivi¨® asustada y adormecida durante la mitad del partido y, cuando se busc¨® a s¨ª misma, el Bar?a, apelando exclusivamente a la calidad individual, ya le hab¨ªa sentenciado en el marcador.
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