Se busca un nuevo Darwin
La ¨¦lite de la biolog¨ªa del desarrollo cree necesario ampliar la teor¨ªa de la evoluci¨®n
?Necesita el darwinismo una revisi¨®n? Eric Davidson, profesor de Biolog¨ªa Celular del Instituto Tecnol¨®gico de California (Caltech, en Pasadena), responde a EL PA?S en un correo electr¨®nico: "Cualquier teor¨ªa evolutiva relacionada con el cambio del dise?o corporal que no se base en el cambio de los mecanismos gen¨¦ticos del desarrollo, que son los que construyen ese dise?o corporal, necesita una revisi¨®n a fondo, desde luego".
Uno de los pioneros de la gen¨¦tica del desarrollo -esa l¨®gica del dise?o corporal a la que se refiere Davidson- es Antonio Garc¨ªa-Bellido, del Centro de Biolog¨ªa Molecular Severo Ochoa (CBM), en Madrid. "El gran descubrimiento de la biolog¨ªa contempor¨¢nea", afirma Garc¨ªa-Bellido, "es que la evoluci¨®n es extraordinariamente conservadora. La espectacular variedad de formas vivas que vemos por todas partes se ha generado con los mismos m¨®dulos, o subsistemas gen¨¦ticos, que organizan el desarrollo de todos los animales. La evoluci¨®n no genera novedades mediante la acumulaci¨®n lenta y gradual de peque?as variaciones adaptativas, como postula el darwinismo, sino probando nuevas combinaciones de esos m¨®dulos gen¨¦ticos universales".
Cada m¨®dulo es una jerarqu¨ªa: el gen Eyeless regula a varios genes oficiales que regulan a varios genes suboficiales, y as¨ª hasta que los soldados fabrican un ojo. El gen Eyeless existe en las moscas y en las personas, y sus mutaciones hacen que las moscas nazcan ciegas y que los humanos padezcan malformaciones cong¨¦nitas en los ojos. El gen humano, de hecho, puede curar a una mosca ciega. El resto del m¨®dulo -los genes oficiales y suboficiales- tambi¨¦n son los mismos en las moscas y las personas.
Davidson y el paleont¨®logo Doug Erwin, conservador del Museo Nacional de Historia Natural, en Washington, han publicado en la revista Science (10 de febrero) una hip¨®tesis sobre la evoluci¨®n de los animales que entra en flagrante contradicci¨®n con la ortodoxia darwinista que se ense?a en las universidades, se divulga en los best sellers cient¨ªficos -desde El gen ego¨ªsta, de Richard Dawkins, hasta La peligrosa idea de Darwin, de Daniel Dennet- y, por tanto, se acepta como una verdad revelada por los intelectuales y cient¨ªficos de otras ¨¢reas, como Steven Pinker y los dem¨¢s psic¨®logos y fil¨®sofos que intentan aplicar la teor¨ªa evolutiva al dificultoso prop¨®sito de comprender la mente humana.
Puesto que los m¨®dulos gen¨¦ticos del dise?o animal son jerarqu¨ªas, razonan Davidson y Erwin, los cambios en los genes soldados s¨®lo "afectan a las propiedades terminales del dise?o corporal, tal y como ocurre en la generaci¨®n de nuevas especies". Pero si el que sufre un cambio es un gen con galones, el resultado no es una de esas minucias imperceptibles de las que se nutre el darwinismo, sino la modificaci¨®n de "aspectos esenciales de la morfolog¨ªa del dise?o corporal".
"En los ¨²ltimos cinco a?os", comenta Erwin, "varios libros y art¨ªculos cient¨ªficos han sugerido la necesidad de cambiar o expandir la teor¨ªa evolutiva tradicional. Algunos se basan en los descubrimientos de la biolog¨ªa del desarrollo comparada". "Nuestro argumento no es antidarwiniano", explica Davidson. "Simplemente subraya que los mecanismos darwinianos del cambio s¨®lo son relevantes en los niveles filogen¨¦ticos m¨¢s bajos". Es decir, que Darwin servir¨ªa para explicar la aparici¨®n de una especie como el Homo sapiens, pero no de una gran clase como los mam¨ªferos, ni mucho menos de un subphylum como los vertebrados. No hablemos ya del origen de los animales o de las c¨¦lulas que los componen.
"Para los niveles superiores", prosigue Davidson, "donde los cambios afectan a la morfolog¨ªa de manera m¨¢s dr¨¢stica, se precisa un tipo cualitativamente distinto de cambio en los circuitos gen¨¦ticos que regulan el desarrollo animal. ?sta es la raz¨®n por la que el darwinismo no ha logrado aportar ning¨²n mecanismo que explique c¨®mo han ocurrido los principales cambios evolutivos".
El genetista de la Universidad de Cambridge Alfonso Mart¨ªnez Arias reuni¨® la semana pasada en Barcelona, gracias al programa cient¨ªfico de la obra social de La Caixa, a tres pioneros de la revoluci¨®n de la biolog¨ªa del desarrollo: Garc¨ªa-Bellido, Peter Lawrence (del Laboratorio de Biolog¨ªa Molecular del MRC, en Cambridge) y Lewis Wolpert (del University College de Londres). Los tres est¨¢n convencidos de que la biolog¨ªa del desarrollo es la clave para entender la evoluci¨®n. La s¨ªntesis de los dos campos se llama evo-devo (por el t¨¦rmino ingl¨¦s development, desarrollo).
El problema estrella de la evo-devo es la llamada explosi¨®n c¨¢mbrica, o aparici¨®n s¨²bita (en la acepci¨®n geol¨®gica de este adjetivo, que lo mismo puede significar mil a?os que 10 millones) de todos los grandes planes de dise?o animal existentes: artr¨®podos (como los insectos y las gambas), moluscos (como los pulpos y los mejillones), cordados (como el lector), y todos los dem¨¢s.
"La explosi¨®n c¨¢mbrica fue radical", dice Garc¨ªa-Bellido, "con una espectacular radiaci¨®n de formas". "Los cambios morfol¨®gicos pueden ser (geol¨®gicamente) muy r¨¢pidos. Debe de haber algo en el genoma que confiere plasticidad evolutiva", a?ade Lawrence. Garc¨ªa-Bellido concluye: "En cuanto entendamos c¨®mo se genera la variaci¨®n, entenderemos la evoluci¨®n".
?Ten¨ªa raz¨®n Gould?
El popular evolucionista Stephen Jay Gould, muerto en 2002, se atrevi¨® a publicar en 1980 un art¨ªculo t¨¦cnico titulado: ?Est¨¢ emergiendo una nueva teor¨ªa general de la evoluci¨®n? Gould apuntaba all¨ª que la clave de la evoluci¨®n ten¨ªa m¨¢s que ver con los motores internos del cambio, con las tendencias o inestabilidades intr¨ªnsecas del plan de dise?o corporal, que con los meticulosos y superficiales oficios de la selecci¨®n natural darwiniana. La ortodoxia darwinista lo consider¨® una herej¨ªa. Richard Dawkins dictamin¨®: "Lo que debe decirse, alto y claro, es la verdad: que la teor¨ªa de Gould reposa firmemente en el darwinismo. Siempre lo hizo".
?Ten¨ªa raz¨®n Gould, despu¨¦s de todo? "Steve Gould no trat¨® ning¨²n mecanismo real", responde Eric Davidson. "Sus impresiones fenomenol¨®gicas no han influido en la generaci¨®n de nuestras ideas".
Doug Erwin a?ade: "Los datos no implican necesariamente que el origen de los grandes grupos de dise?o animal fuera brusco o saltacional, pero mi sospecha es que, en efecto, fue un proceso r¨¢pido. Entre nuestras ideas y las de Gould no hay una conexi¨®n directa, aunque s¨ª una conexi¨®n conceptual parcial".
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