V¨ªsperas cruciales en Israel
Corr¨ªa el a?o 1882 cuando, en Viena, un pu?ado de amigos, oriundos de Polonia, los Balcanes u otras zonas de la Europa oriental y capitaneados por el jovenc¨ªsimo Nathan Birnbaum (1864-1937), crearon una asociaci¨®n o fraternidad de estudiantes nacionalistas jud¨ªos y le pusieron por nombre Kadima, que en hebreo significaba "Adelante" y tambi¨¦n "al Este", en una el¨ªptica alusi¨®n a la Tierra Santa. Fue ese peque?o c¨ªrculo el que, a comienzos de la d¨¦cada siguiente -bastante antes de que entrara en escena Theodor Herzl-, puso en circulaci¨®n la palabra sionismo para designar el incipiente movimiento pol¨ªtico que iba a transformar la historia jud¨ªa contempor¨¢nea y a alterar en lo m¨¢s hondo la fisonom¨ªa de Oriente Pr¨®ximo.
Un siglo y cuarto m¨¢s tarde, existe la posibilidad de que otra organizaci¨®n de nombre Kadima a?ada a dicha historia un cap¨ªtulo importante y, tal vez, introduzca en Oriente Pr¨®ximo factores de estabilizaci¨®n. Se trata, en 2006, del nuevo partido centrista creado por Ariel Sharon el pasado noviembre con escindidos del Likud y n¨¢ufragos del laborismo; del partido que, hu¨¦rfano ahora de su controvertido y carism¨¢tico fundador, sigue concurriendo como favorito a las elecciones parlamentarias israel¨ªes del pr¨®ximo 28 de marzo, bajo el liderazgo vicario del ex alcalde de Jerusal¨¦n, Ehud Olmert.
Naturalmente, para que el segundo Kadima tenga tambi¨¦n un lugar en la historia del sionismo y de Israel es condici¨®n necesaria que cumpla los augurios demosc¨®picos y obtenga, de los 5 millones largos de electores a la 17? Kneset, un alto grado de apoyo. Ello no ser¨¢ f¨¢cil, como nunca lo es en aquel pa¨ªs: la concurrencia de 31 candidaturas, el escrutinio por circunscripci¨®n nacional ¨²nica y la exigencia de s¨®lo el 2% de los votos para entrar en el reparto de esca?os garantizan un Parlamento fragmentado, con una decena o m¨¢s de partidos presentes. La intenci¨®n de voto a Kadima, que ven¨ªa inflexionando a la baja desde las elevadas expectativas iniciales, parece haber revertido la tendencia tras la demostraci¨®n de fuerza de Jeric¨®, y un eventual fallecimiento de Sharon antes del d¨ªa 28 tendr¨ªa a¨²n mayor impacto. En cualquier caso, y siendo hoy de 38 a 43 la horquilla de diputados que las encuestas atribuyen a Kadima, resulta tambi¨¦n fundamental la batalla por el segundo puesto entre el Likud outrancier de Benjam¨ªn Netanyahu y el laborismo renovado de Amir Peretz. La ca¨ªda de cualquiera de ellos muy por debajo de los 20 esca?os conllevar¨ªa sin duda una crisis de liderazgo, y bastantes israel¨ªes suspiran por que, de ser el Likud el perdedor en tal pugna, ello supusiera la retirada definitiva del detestado Bibi.
Lo ¨²nico seguro es que estamos ante la carrera electoral m¨¢s abierta y novedosa en la historia de Israel, y no s¨®lo por la excepcionalidad del fen¨®meno Kadima (un partido reci¨¦n creado que ya ostenta el Gobierno, aunque sea en funciones), sino tambi¨¦n por la inusual ausencia de generales entre los cabezas de lista, o por el eclipse de tantos protagonistas de las ¨²ltimas d¨¦cadas (el propio Sharon, Sim¨®n Peres, Tommy Lapid, David Levy, etc¨¦tera). La extrema volatilidad de las intenciones de voto en aquel pa¨ªs, el efecto sobre ellas de cualquier estallido de violencia, hacen muy arriesgado el pron¨®stico. Con todo, parece plausible que despu¨¦s del 28 de marzo se constituya una mayor¨ªa de Gobierno complicada -de otro modo, no ser¨ªa Israel- pero suficiente alrededor de Kadima, sumando al Partido Laborista, a los ortodoxos sefard¨ªes de Shas, tal vez a los laicistas de Shinui.
?Ser¨ªa esta hipot¨¦tica mayor¨ªa una coalici¨®n por la paz? Desde luego, no ser¨ªa un Gobierno "pacifista" seg¨²n lo conciben muchos intelectuales biempensantes desde el confort de sus despachos universitarios, aqu¨ª en Europa. Para la gran mayor¨ªa de los israel¨ªes, el pacifismo es de momento un lujo prohibitivo y suicida, m¨¢s a¨²n cuando Ham¨¢s toma el poder en la Autoridad Nacional Palestina y el presidente Ahmadineyad lanza sus soflamas neogenocidas desde Teher¨¢n. No, lo mejor que puede ocurrir en Jerusal¨¦n tras los comicios es que haya un Gobierno dispuesto a reanudar, con legitimidad revalidada, la marcha abierta por Sharon el pasado verano en la franja de Gaza: retiradas unilaterales en Cisjordania, evacuaci¨®n gradual de colonias y asentamientos, renuncia definitiva y por la v¨ªa de los hechos al ensue?o del Gran Israel b¨ªblico.
Se objetar¨¢ que, en esta materia, los mensajes del primer ministro-candidato Ehud Olmert son ambiguos y contradictorios. As¨ª es, y no podr¨ªa ser de otro modo. L¨ªder de emergencia desprovisto del pedigree guerrero de Sharon, atacado desde ese flanco por sus antiguos correligionarios del Likud y por los ultras de Avigdor Liberman, Olmert no puede permitirse mostrar flaquezas en el terreno de la seguridad; por tanto, manda arrasar la c¨¢rcel de Jeric¨®, promete conservar el control del valle del Jord¨¢n, concluir el muro, erigirlo quiz¨¢ en frontera definitiva... Al mismo tiempo, sabedor del hartazgo de tantos israel¨ªes ante el drenaje presupuestario a favor de los colonos, el cabeza de lista de Kadima anuncia el fin de las inversiones p¨²blicas al otro lado de la l¨ªnea verde, sin precisar si se refiere a las fronteras de 1967, al muro o a un nuevo trazado a¨²n por definir, y que quisiera tener concluido antes de 2010.
Se objetar¨¢ tambi¨¦n que una pol¨ªtica de nuevas desconexiones unilaterales no equivale a un proceso de paz, y ello es absolutamente cierto.
Ahora bien, mientras Ham¨¢s decide qu¨¦ quiere ser de mayor, mientras la Uni¨®n Europea resuelve qu¨¦ quiere hacer con Ham¨¢s, mientras el presidente laico y la mayor¨ªa parlamentaria islamista en la Autoridad Nacional Palestina comprueban si su cohabitaci¨®n es o no posible, mientras Ham¨¢s y Al Fatah discuten de una eventual coalici¨®n, mientras el campo palestino aclara si considera los acuerdos de Oslo y la Hoja de Ruta vigentes o caducos, ?qu¨¦ otra cosa puede hacer Israel, m¨¢s que tomar medidas unilaterales? Unilaterales, no irreversibles. El inmovilismo s¨®lo favorece a los extremistas. En cuanto a esos agoreros seg¨²n los cuales la victoria de Kadima ser¨ªa catastr¨®fica o est¨¦ril, me remito a lo que grita Netanyahu en cada mitin ("Kadima abandonar¨¢ el 95% de Cisjordania") y a lo que declaraba el otro d¨ªa el presidente palestino, Mahmud Abbas, al Corriere della Sera: "Espero que gane Ehud Olmert. Lo conozco bien. Creo que con ¨¦l se puede trabajar perfectamente".
Joan B. Culla es historiador, autor del libro La tierra m¨¢s disputada.
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