Atasco de investigadores
Los contratados del Ram¨®n y Cajal protestan por su "inestabilidad"
Hoy, como todos los mi¨¦rcoles desde el pasado 1 de febrero, se manifiestan en la escalinata de la sede central del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), en Madrid, una cincuentena de investigadores con una pancarta: "Estabilizaci¨®n". Son contratados en la primera convocatoria del programa Ram¨®n y Cajal, puesto en marcha en 2001 para, como "fin ¨²ltimo" -seg¨²n se indicaba en el BOE-, "crear las condiciones para la integraci¨®n
[de investigadores con el grado de doctor] en el sistema espa?ol de ciencia y tecnolog¨ªa". Los manifestantes del CSIC aseguran que tal fin no se ha logrado y se sienten defraudados. Cuando este a?o acaben sus contratos ir¨¢n al paro. ?Se perder¨¢n as¨ª sus proyectos de investigaci¨®n (y el dinero p¨²blico invertido en ellos)?
En Espa?a hay 4,5 investigadores por mil habitantes frente a 5,8 de media europea
Uno de los fines del programa era paliar la 'fuga de cerebros' a centros en el extranjero
El Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia, que dirige Mar¨ªa Jes¨²s San Segundo, y el propio CSIC, que preside Carlos Mart¨ªnez, afirman que hay v¨ªas para estabilizar a estos investigadores. Pero estos cajales son la punta del iceberg, les seguir¨¢n las hornadas siguientes, y muchos vaticinan un atasco de investigadores en el sistema p¨²blico de I+D. "Si a todos los cajales se les tratara como en realidad merecen, dada su calidad, no habr¨ªa sitio f¨ªsico en el CSIC", afirma un coordinador de ¨¢rea de este organismo.
El programa, formalmente, ofrec¨ªa contratos de cinco a?os y nada m¨¢s. Pero su esp¨ªritu era ofrecer puestos estables una vez superadas varias evaluaciones, a la manera de la carrera cient¨ªfica estadounidense tenure track. Tambi¨¦n se pretend¨ªa que los contratados pudieran iniciar sus propias l¨ªneas de trabajo y tener un grupo de investigaci¨®n, al contrario que la tradicional figura del investigador posdoctoral, que se integra en un grupo ya existente.
Muchos investigadores ya establecidos en centros en el extranjero han aprovechado estas convocatorias para volver a Espa?a -con lo que se lograba otro de los fines del programa, paliar la fuga de cerebros-. Los primeros a?os, en que la bolsa de investigadores en el extranjero era mayor, fueron los de m¨¢s competencia y los que presumiblemente abrieron un hueco en el sistema a los investigadores de m¨¢ximo nivel.
Pero el balance de estos ¨²ltimos cinco a?os es muy dispar. Hasta ahora han accedido al programa unos 2.500 investigadores y sus experiencias seg¨²n hayan entrado en un centro de investigaci¨®n u otro, en una Universidad o en un hospital, son muy variadas. Muchos se han quejado de falta de espacio de laboratorio o de ser tratados como becarios de lujo. Cecilio Gim¨¦nez, director del Centro de Biolog¨ªa Molecular del CSIC, admite que "no es lo mismo para un Cajal llegar a un centro grande, como el nuestro, que a uno m¨¢s reducido. Aqu¨ª es mucho m¨¢s dif¨ªcil competir por recursos, as¨ª que la mayor¨ªa est¨¢n integrados en otros grupos, casi como posdoctorales. Ninguno es jefe de l¨ªnea. Y no es por que no valgan. Estas personas podr¨ªan perfectamente tener su grupo".
Adem¨¢s, en el CSIC, hay otro problema. El programa Cajal prev¨¦ la co-financiaci¨®n de los contratos entre el ministerio y los organismos. El CSIC, a su vez, ha optado por repartir su parte entre los presupuestos del organismo en general y los de los centros de destino de los cajales. Y para contratar un cajal debe de haber un investigador del CSIC que le avale, el cual se compromete a pagar del dinero de sus propios proyectos de investigaci¨®n la parte de sueldo de su cajal. Los cajales siguen de esta manera vinculados a otro investigador. Incluso, en algunos casos en que los cajales consiguieron proyectos de investigaci¨®n se les empez¨® a detraer de sus propios proyectos parte de su sueldo. El CSIC afirma que se debi¨® a un error ya resuelto.
Pero el principal escollo del programa Cajal est¨¢ siendo la estabilizaci¨®n. Los investigadores se han encontrado con que los declarados visos de estabilidad de sus contratos una vez superadas las evaluaciones no han existido. Las v¨ªas de incorporaci¨®n estable al sistema espa?ol de ciencia han seguido siendo las mismas que antes del programa, tanto en las universidades como en el CSIC. Los cajales han podido competir por plazas estables a medida que sal¨ªan, pero no ha habido plazas para todos.
?O s¨ª las ha habido y los cajales, simplemente, no han sido lo bastante buenos para ganarlas? Aqu¨ª las respuestas var¨ªan. Los cajales se quejan de que esas plazas en muchos casos ten¨ªan perfiles muy espec¨ªficos y no se ajustaban al ¨¢rea de trabajo de muchos de ellos. En su respuesta a esta cuesti¨®n, el CSIC se?ala que las plazas convocadas de 2002 a 2005 cubr¨ªan "los perfiles cient¨ªficos de todos los cajales".
Si los cajales del CSIC -219 en 2001- no logran plaza all¨ª pueden competir por otras en otros organismos y hay un programa espec¨ªfico del ministerio, el I3, para estimular que sean contratados en las universidades. S¨ª, pero, como dice Jes¨²s Ricote, cajal en el Instituto de Ciencias de Materiales (CSIC) "Dejar mi trabajo 15 a?os y tener que empezar de cero otra vez ahora" no se parece mucho a que un contrato se vuelva estable una vez superadas las evaluaciones. Muchos de los cajales tienen m¨¢s de 40 a?os.
La cuesti¨®n se puede contemplar en un contexto m¨¢s amplio. Tras la primera hornada de cajales vienen los dem¨¢s. ?Tiene el sistema p¨²blico capacidad para asumir en condiciones a muchos investigadores nuevos? En el caso del CSIC, muchos responden que no, a menos que se dote de bastantes m¨¢s recursos. Este problema ha jugado ya en contra de los cajales actuales, dado que su situaci¨®n no ¨®ptima -el hecho de que no tengan un grupo propio- puede haber contribuido a que su curr¨ªculo pierda lustre y por tanto competitividad.
En Espa?a el parque de cient¨ªficos sigue siendo escaso: 4,5 investigadores por mil habitantes frente a 5,8 de media europea. Y el sector privado espa?ol contin¨²a siendo una v¨ªa cerrada: las empresas apenas contratan investigadores.
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