'Nintendogs', el gran ¨¦xito de la consola DS
?Qui¨¦n no quiere tener un cachorro de perro, mimoso y juguet¨®n, que obedece nuestras ¨®rdenes habladas y al que no hay que recoger sus calientes regalitos con una bolsa de pl¨¢stico? A los Nintendogs, los cachorros virtuales que habitan en la consola port¨¢til Nintendo DS, les han salido cinco millones de propietarios desde que se lanzaron en mayo.
Parec¨ªa que tras la llegada en 1996 de los tamagochi, esas peque?as mascotas cibern¨¦ticas que necesitan amor para sobrevivir y crecer, ya estaba todo inventado. Sin embargo, Nintendo se sac¨® el a?o pasado los Nintendogs de su chistera electr¨®nica y fascin¨® a todo el mundo.
Pero la clave del ¨¦xito hay que buscarla en la combinaci¨®n de la facilidad de uso de Nintendo DS, que permite controlar todo el juego mediante un l¨¢piz en su pantalla t¨¢ctil y que posee un micr¨®fono de serie, con las posibilidades propias de Nintendogs.
Todo empieza con la elecci¨®n de la raza del perrito que se desea. No se lo pierdan, existen dos versiones del t¨ªtulo, con un pu?ado de razas distintas cada una, as¨ª que quien los quiera todos, debe rascarse dos veces el bolsillo.
Con el bicho en casa empieza una doble tarea, la necesaria de alimentaci¨®n y limpieza, y la de adiestramiento. Al pulsar con el l¨¢piz en el centro de la pantalla se emite un silbido y el chucho, que hasta ahora estaba en la pantalla superior, se acerca caminando y aparece en la pantalla t¨¢ctil. Frot¨¢ndole en la cabeza ¨¦ste reacciona a los arrumacos. Si se le toca la pata, ¨¦ste la levanta y aparece una bombilla en pantalla, que indica que est¨¢ dispuesto a aprender un truco. En ese momento hay que decir por el micro la palabra que deber¨¢ activar la gracia, por ejemplo 'patita'. Hecho esto tres veces, el animalito se lo aprende y bastar¨¢ dar la orden por voz para que levante la pata.
Las opciones son enormes, desde llevarlo a pasear por el barrio, ense?arle a coger un disco volador que se lanza con el l¨¢piz, frotarlo con un cepillo de p¨²as de acero, comprarle su comida favorita y un largo etc¨¦tera.
Con el tiempo se gana dinero en los concursos de adiestramiento, lo que permite adquirir m¨¢s cachorros. El abanico se abre con el modo Guau, que activa la conexi¨®n inal¨¢mbrica de la consola y permite que dos propietarios de Nintendogs intercambien objetos y presenten a sus perritos para que, en el futuro, puedan tener descendencia. Sencillamente genial.
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