El largo y tenso camino hacia la paz en Irlanda del Norte
El IRA ha tardado casi ochos a?os en renunciar a la lucha armada y destruir todos sus arsenales
Pese a las diferencias del origen y contexto de ambos conflictos, el camino hacia la paz en Irlanda del Norte puede convertirse en una referencia para el Pa¨ªs Vasco. El proceso irland¨¦s -que desemboc¨® en los acuerdos del Viernes Santo de 1998 y que llev¨® al Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s (IRA) a declarar su renuncia a la lucha armada en julio del a?o pasado y a la destrucci¨®n completa de sus arsenales en septiembre de ese mismo a?o- ha estado lleno de sobresaltos. El desarme del IRA se ha convertido en el asunto m¨¢s espinoso, mientras que la excarcelaci¨®n de los presos ha sido casi autom¨¢tica tras la firma de los acuerdos de Viernes Santo.
M¨¢s all¨¢ de las mediaciones en la penumbra, el proceso de paz arranc¨® simb¨®licamente con la llamada Declaraci¨®n de Downing Street, firmada por los Gobiernos de Londres y Dubl¨ªn el 15 de diciembre de 1993. Esa declaraci¨®n dio un giro de 180 grados a las posiciones de ambos pa¨ªses frente al conflicto norirland¨¦s: Dubl¨ªn se compromet¨ªa a cambiar su Constituci¨®n para excluir de ella el objetivo de anexionar los nueve condados del Ulster que forman Irlanda del Norte y son parte del Reino Unido; y Londres aceptaba que "corresponde s¨®lo a la gente de Irlanda, por acuerdo de las dos partes respectivas, ejercer el derecho a la autodeterminaci¨®n basado en el consentimiento, dado de manera libre y circunstancial, Norte y Sur, para llegar a una Irlanda unida si ese es su deseo". El Sinn Fein, brazo pol¨ªtico republicano, pod¨ªa sumarse a las conversaciones sobre Irlanda del Norte si el IRA renunciaba a la violencia. La banda terrorista declarar¨ªa el alto el fuego el 31 de agosto de 1994.
Los presos que aceptaron el proceso de paz acabaron saliendo de la c¨¢rcel
El IRA rompi¨® el alto el fuego en 1996, en un atentado que mat¨® a dos personas
La autonom¨ªa se ha suspendido cuatro veces desde que se eligi¨® la primera Asamblea
A partir de entonces se abri¨® un periodo de tensiones como consecuencia de la cuesti¨®n del desarme. El IRA no aceptaba que el desarme fuera una condici¨®n previa a la negociaci¨®n, como exig¨ªan los unionistas y el Gobierno brit¨¢nico del primer ministro John Major. La entrega previa de armas "no es una condici¨®n sensata", manifest¨® el entonces primer ministro de Irlanda, Albert Reynolds. "Tiene que haber un progreso significativo en la cuesti¨®n de las armas", respondi¨® Major.
El IRA rompi¨® el alto el fuego el 9 de febrero de 1996 con el espectacular atentado de Canary Wharf, que mat¨® a dos personas e hiri¨® a otras 100. El Gobierno de Major acab¨® decant¨¢ndose por el pragmatismo y acept¨® que el Sinn Fein pudiera participar en las conversaciones si cumpl¨ªa las condiciones propuestas por el mediador de Estados Unidos, George Mitchell: el desarme no ten¨ªa que ser condici¨®n previa pero se ten¨ªa que llevar a cabo de forma completa, mutua (todos los grupos paramilitares, tanto republicanos como lealistas) y verificable por una comisi¨®n internacional independiente.
El IRA restableci¨® el alto el fuego en julio de 1997, ya con los laboristas de Tony Blair en Downing Street, pero se lleg¨® a las conversaciones de la Semana Santa de 1998 sin que hubiera destruido ni una sola bala. Pese a ello, se cerraron los hist¨®ricos acuerdos de paz.
En el plano pol¨ªtico, los acuerdos establecieron la creaci¨®n de un Gobierno aut¨®nomo y una Asamblea Parlamentaria, con un ejecutivo formado de forma paritaria entre cat¨®licos y republicanos en el que el partido m¨¢s votado obten¨ªa la presidencia (ministro principal) y el m¨¢s votado de la otra comunidad la vicepresidencia. El reparto de carteras se har¨ªa de forma matem¨¢tica, aplicando la ley D'Hont a los votos obtenidos en las elecciones y asegurando as¨ª un ejecutivo en el que estuvieran los grandes partidos de ambas comunidades.
El acuerdo fijaba tambi¨¦n los mecanismos de una mayor relaci¨®n entre Irlanda del Norte y la Rep¨²blica de Irlanda, y tambi¨¦n entre la isla de Irlanda y Gran Breta?a.
En paralelo, se fijaron las condiciones de la salida a la calle de los presos de las bandas paramilitares. El acuerdo se fij¨® un horizonte de dos a?os para la liberaci¨®n, a la que se pudieron acoger s¨®lo los presos de las bandas armadas que aceptaron el proceso de paz y renunciaron a la violencia, y cuya excarcelaci¨®n no constitu¨ªa un peligro p¨²blico. Todos los presos que aceptaron el abandono de las armas acabaron saliendo y dos a?os despu¨¦s s¨®lo quedaban en prisi¨®n una quincena de militantes lealistas pro brit¨¢nicos opuestos al proceso de paz. M¨¢s de 500 presos se beneficiaron de la reducci¨®n de sus condenas, aunque siempre con la amenaza de volver a prisi¨®n si tomaban de nuevo las armas.
La cuesti¨®n del desarme, sin embargo, sigui¨® sin resolverse y acabar¨ªa envenenando las relaciones entre ambas comunidades y paralizando las instituciones auton¨®micas. Los republicanos jugaron pol¨ªticamente con esa baza para debilitar al unionismo moderado y presionar al Gobierno brit¨¢nico. Su primer acto de decomiso de armas no lleg¨® hasta el 22 de octubre de 2001, meses despu¨¦s de que expirara el plazo de dos a?os marcado para completar el proceso. Los retrasos en el desarme, el mantenimiento de la violencia de baja intensidad y las actividades de inteligencia del IRA han mantenido en jaque permanente el proceso de paz, aunque el retorno a las armas nunca ha sido una hip¨®tesis plausible.
La autonom¨ªa se ha suspendido hasta cuatro veces desde que se eligi¨® la primera Asamblea de Stormont, el parlamento aut¨®nomo, y de hecho sigue suspendida desde el 14 de octubre de 2002. Algunos analistas culpan de esa par¨¢lisis precisamente a la r¨¢pida liberaci¨®n de los presos y al hecho de que el desarme no fuera una condici¨®n previa. A su juicio, eso ha permitido al IRA centrarse en sus actividades mafiosas, como el contrabando de gasolina y cigarrillos, las drogas, el control de los barrios.
Otros creen que los Acuerdos de Paz nunca se hubieran firmado sin un compromiso para que salieran a la calle los presos que se acogieron a ¨¦l, y sostienen que Gerry Adams, l¨ªder del Sinn Fein, necesitaba tiempo para que la renuncia del IRA a las armas fuera real y no una mera declaraci¨®n voluntarista que habr¨ªa acabado por provocar una escisi¨®n de la banda terrorista y prolongado el problema. A fin de cuentas, el desarme es una cuesti¨®n m¨¢s simb¨®lica que real, porque la banda bien puede haber guardado parte de los arsenales o comprar armas nuevas.
Para los m¨¢s pragm¨¢ticos, lo importante es el gesto pol¨ªtico de que haya renunciado a la lucha armada, como hizo en julio del a?o pasado, aunque hayan tardado siete a?os desde la firma de los Acuerdos de Viernes Santo, y que formalmente sus arsenales se consideran ya puestos fuera de uso. Todo eso ha tardado en hacerse, pero esa renuncia ha sido aceptada por el conjunto del IRA y las posibilidades de que surja una escisi¨®n importante son m¨ªnimas.
En estos momentos, las instituciones auton¨®micas llevan casi cuatro a?os suspendidas y el sectarismo no s¨®lo no se ha reducido, sino que parece ir en aumento y los partidos m¨¢s radicales se han hecho con el liderato de cada una de las facciones: el Partido Democr¨¢tico del Ulster (DUP) del reverendo Ian Paisley entre los protestantes y los republicanos del Sinn Fein entre los cat¨®licos. Precisamente eso es lo que m¨¢s dificulta el restablecimiento de la autonom¨ªa, porque DUP y Sinn Fein est¨¢n condenados a entenderse.
El en¨¦simo ministro brit¨¢nico para Irlanda del Norte, Peter Hain, ha convocado ya negociaciones entre los partidos para desbloquear la situaci¨®n. Pero hace falta tiempo a¨²n para certificar que la declaraci¨®n del IRA renunciando a la violencia, en julio pasado, significa el fin de todo tipo de violencia relacionada con los republicamos, incluida la violencia mafiosa o de baja intensidad. Si pasado un tiempo prudencial no hubiera acuerdo, podr¨ªa haber nuevas elecciones para dar una opci¨®n de victoria a las formaciones moderadas.
Pero quedan otros asuntos importantes a¨²n pendientes desde los acuerdos de Viernes Santo. El Sinn Fein sigue sin aceptar como propio al cuerpo de polic¨ªa de Irlanda del Norte, un elemento considerado esencial porque no puede seguir d¨¢ndose la paradoja de que un partido forme parte del Gobierno pero no reconozca a la polic¨ªa.
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