Internada por amor
Las hermanas de la anor¨¦xica ingresada por orden judicial relatan el deterioro f¨ªsico y mental que ha vivido la enferma
Hace poco menos de un a?o, R. pesaba 34 kilos. Y eso que med¨ªa 1,70. Fue entonces cuando sus hermanas comprendieron que hab¨ªa tocado fondo, que no estaba dispuesta a curarse de la anorexia que sufr¨ªa y que la ¨²nica salida que les quedaba era iniciar un proceso judicial para internarla. Cost¨®, pero los jueces les dieron la raz¨®n. Al segundo intento y tras varios meses de espera. Desde hace nueve d¨ªas, R., de 19 a?os, est¨¢ ingresada en la unidad de trastornos alimentarios del hospital Can Ruti, en Badalona. Entr¨® con 43 kilos y ya pesa 48. Las hermanas se sienten ahora aliviadas y explican que lo hicieron por amor, pero siguen sin saber qu¨¦ contestar cuando se les pregunta c¨®mo y por qu¨¦ R. ha llegado a esa situaci¨®n.
"Las personas necesitamos buscar siempre a un culpable. En este caso, podr¨ªa decirse que es la sociedad, el mensaje continuo de las dietas, la necesidad de tener un buen f¨ªsico si buscas trabajo. Lo ves cada d¨ªa en la tele, pero nunca piensas que te pasar¨¢ a ti", reflexiona Mar¨ªa del Valle, la hermana mayor, que fue la que reclam¨® el internamiento a los jueces. "Por culpa de la familia no ha sido, pero tampoco s¨¦ explicar qu¨¦ ha pasado", explica ?ngeles, otra de las hermanas.
R. es la menor de cinco hermanos, cuatro mujeres y un hombre, hijos de inmigrantes sevillanos llegados a la localidad barcelonesa de Santa Coloma de Gramenet a mediados de los sesenta. Gente humilde, como decenas de miles de familias de la ¨¦poca que arraigaron en Catalu?a.
La m¨¢s guapa
Las dos hermanas admiten sin reparos que la m¨¢s guapa de todas ellas es R., y una mirada al ¨¢lbum de fotos familiar lo corrobora. "Siempre fue una ni?a llenita, que no gorda, pero la verdad es que siempre dec¨ªa que quer¨ªa estar delgada como mis hijas", explica Mar¨ªa del Valle, que es madre de cuatro hijos. Una de ellas, de la edad de R.
"No le dimos importancia a todo lo que dec¨ªa hasta hace tres a?os, cuando R. empez¨® a adelgazar de una manera brutal. Y, lo que es peor, le cambi¨® el car¨¢cter", prosigue. Con la p¨¦rdida de peso, R. perdi¨® tambi¨¦n el sentido de la responsabilidad que hab¨ªa tenido. No quiso estudiar, pero encontr¨® trabajo en un taller de confecci¨®n, era cumplidora y ahorraba parte de su sueldo.
Pero la anorexia la transform¨® por completo. "Se compraba unos pantalones de una talla menos y le preguntamos que por qu¨¦ hac¨ªa eso. Ella nos dec¨ªa que en una semana se adelgazar¨ªa y que los pantalones le entrar¨ªan. Y as¨ª era", prosigue la hermana mayor.
Adem¨¢s de la m¨¢s guapa, R. era tambi¨¦n "la ni?a mimada de mi madre". Hasta que dej¨® de serlo, despu¨¦s de que la mujer sufriera en sus propias carnes los efectos de la enfermedad ps¨ªquica que es la anorexia. La convivencia de la madre con la hija deriv¨® en un "infierno insoportable". La mujer se plant¨® y se fue de casa. "Bueno, la echaron", dice la hija mayor, al tiempo que recuerda que, a la hora de la comida, la chica encerraba a la mujer en la habitaci¨®n para que no pudiera controlar lo que inger¨ªa". Con todo, eso no fue lo peor si se recuerdan los intentos de suicidio que protagoniz¨® R.
Cuando ve¨ªa un cristal dec¨ªa que pensaba en hacerse da?o. Algunas de las puertas y ventanas de la vivienda que ocupaba est¨¢n todav¨ªa sin cristales a consecuencia de los intentos frustrados de R. de acabar con su vida. En uno de ellos ingres¨® en la unidad de psiquiatr¨ªa del Hospital de Sant Pau de Barcelona. All¨ª se le diagnostic¨® "un cuadro de restricci¨®n alimenticia y posterior aparici¨®n de sobreingestas sin control, con episodios de v¨®mitos incontrolables, mareos y realizaci¨®n de gestos autol¨ªticos". Semanas despu¨¦s, la chica protagoniz¨® otro de esos episodios y fue tratada de urgencias en el hospital de Bellvitge. Los m¨¦dicos que la atendieron recomendaron que se agilizara el internamiento forzoso.
Eso es lo que hizo la familia, pero el Juzgado de Primera Instancia n¨²mero 2 de Badalona consider¨® en el mes de abril del a?o pasado que no corr¨ªa peligro ni la vida de la chica ni la de los que la rodeaban. La juez adopt¨® esa decisi¨®n a partir del informe del forense judicial, que desaconsejaba el ingreso. La fiscal¨ªa tampoco lo solicit¨®.
Y as¨ª fueron pasando los meses, en medio de discusiones continuas entre R. y sus hermanas, que para entonces ya hab¨ªan decidido hacerse cargo de ella por turnos, pues la chica romp¨ªa con todos los novios que iba teniendo. El pasado 14 de marzo, la Secci¨®n 18 de la Audiencia de Barcelona acord¨® el ingreso forzoso a la vista del ¨²ltimo reconocimiento m¨¦dico, en el que se advert¨ªa de nuevo del riesgo de suicidio y de la situaci¨®n de anosognosia (incapacidad para reconocer una enfermedad).
A las 24 horas de conocerse la sentencia, el juzgado de Badalona que antes hab¨ªa denegado el ingreso ejecut¨® el internamiento acordado por la Audiencia. "Una medida adoptada en el inter¨¦s y beneficio de R., que si bien puede ahora no comprender, tras el necesario tratamiento y rehabilitaci¨®n, en su mejora, podr¨¢ entender y apreciar y valorar la correcta lucha de su familia para su curaci¨®n y su bienestar", dec¨ªa el magistrado Enric Alavedra.
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