Lo que falla en el mundo isl¨¢mico
?Se puede reformar el islam a trav¨¦s de su propio texto sagrado, el Cor¨¢n?, ?o la ¨²nica forma de hacer avanzar las sociedades isl¨¢micas es establecer otro equilibrio entre religi¨®n y raz¨®n, y rechazar la religi¨®n como medida de la moral? Ayaan Hirsi Ali es una decidida partidaria de la segunda opci¨®n y una gran cr¨ªtica de los relativismos culturales que tanto proliferan en Occidente y que, a su juicio, encierran a los seguidores del islam en su atraso. "Eso es racismo en su acepci¨®n m¨¢s pura", escribe.
Ayaan Hirsi se ha hecho famosa porque, como ella misma dice, es una mujer negra que critica el islam. Para la gran mayor¨ªa de los seguidores del islam es simplemente una blasfema que se declara atea. Pero no son s¨®lo ellos quienes la rechazan. Muchos acad¨¦micos occidentales tampoco le prestan mayor cr¨¦dito. A lo sumo, reconocen que es una mujer valiente, pero, a continuaci¨®n, a?aden: es demasiado radical, al rechazar el camino de una interpretaci¨®n m¨¢s amable del Cor¨¢n no ayuda a hacer avanzar la condici¨®n de las mujeres. En definitiva, est¨¢ demasiado influida por su propia experiencia personal, una joven somal¨ª, con estricta educaci¨®n isl¨¢mica, que sufri¨® la ablaci¨®n y que estuvo a punto de ser casada con un primo al que no conoc¨ªa.
YO ACUSO
Ayaan Hirsi Ali
Traducci¨®n de Natalia
Fern¨¢ndez D¨ªaz
Galaxia Gutenberg/
C¨ªrculo de Lectores. Madrid, 2006
196 p¨¢ginas. 15,50 euros
Cualquiera que lea este libro comprender¨¢ enseguida que se trata de descalificaciones vergonzosas, probablemente de quienes en el fondo creen que por ser una mujer musulmana no tiene capacidad para discutir de temas tan profundos, dignos de sabios isl¨¢micos y de intelectuales, ¨¦stos s¨ª hombres y mujeres, occidentales. Resulta que Ayaan Hirsi Ali es una mujer inteligente, culta y educada, licenciada en Ciencias Pol¨ªticas por la Universidad de Leiden y perfectamente capaz de debatir sobre lo que habla: el islam.
Hirsi Ali est¨¢ harta, con toda ra
z¨®n, de occidentales empe?ados en fomentar y en financiar la educaci¨®n religiosa de los inmigrantes musulmanes y de sus hijos. Quiere que Occidente ayude a quienes preconizan que el islam necesita de una Ilustraci¨®n, capaz de dejar las creencias religiosas en el ¨¢mbito privado, a quienes luchan por la reforma de esas sociedades. "Mi cr¨ªtica a la fe y la cultura isl¨¢mica se percibe como dura, ofensiva e hiriente, pero la posici¨®n de los relativistas culturales es, de hecho, m¨¢s dura, m¨¢s ofensiva y m¨¢s hiriente. Se sienten superiores y en un proceso de di¨¢logo tratan a los musulmanes no como sus iguales, sino como 'el otro' que debe ser respetado. Y nos abandonan a nuestra suerte a los musulmanes que hemos atendido la llamada de nuestro esp¨ªritu c¨ªvico".
A Ayaan Hirsi le subleva que se aliente el atraso de los musulmanes como una cuesti¨®n de derechos. Para ella, la experiencia de la propia identidad y el reconocimiento del pluralismo s¨®lo son posibles cuando los derechos del individuo est¨¢n garantizados. Y eso no sucede en la inmensa mayor¨ªa de las sociedades isl¨¢micas. ?Por qu¨¦? "Porque estamos saturados de fe y de superstici¨®n". Hirsi, que consigui¨® asilo en Holanda y que trabaj¨® durante a?os con inmigrantes, asegura que los miles de musulmanes que llegan a Europa tienen problemas para adaptar su mentalidad a la vida occidental, pero que una cosa es entender esa dificultad y otra estimularles a seguir con sus valores y tradiciones. "Hay que ofrecer a los musulmanes aquello que en su propia cultura les falta: dignidad como personas".
Ayaan Hirsi cree que el islam actual no es compatible con las exigencias del Estado de derecho occidental, porque es una religi¨®n, y una cultura, basada en el sometimiento a la voluntad de Dios, que fomenta el fatalismo y la pasividad. "Bush y Blair deber¨ªan evitar declaraciones como que el islam est¨¢ secuestrado por una minor¨ªa terrorista. El islam est¨¢ secuestrado por s¨ª mismo. Ser¨ªa m¨¢s ¨²til que mostraran lo que ocurre en Arabia Saud¨ª". Para la escritora somal¨ª la obligaci¨®n de Occidente es dar un entorno seguro a los voltaires del islam, no aceptar unas ense?anzas que son incompatibles con la defensa de la libertad, como son la cultura de la verg¨¹enza o la obediencia jer¨¢rquica. Hay que admitir la interacci¨®n entre el retraso socioecon¨®mico y los factores culturales, o el islam no podr¨¢ avanzar. Y eso es precisamente lo que falla en el mundo musulm¨¢n, bajo la mirada complaciente y racista de Occidente.
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