P¨¢jaros
Hace unos a?os viv¨ª en un pueblo de Louisiana, junto a un lago lleno de pel¨ªcanos donde Julia Roberts rod¨® una pel¨ªcula con Denzel Washington. Cerca hab¨ªa una refiner¨ªa de petr¨®leo y una empresa de productos qu¨ªmicos. Pese a todo era un lugar hermoso aunque de una belleza perturbadora. Pertenec¨ªa a esa parte de la Am¨¦rica profunda donde aparentemente nunca pasa nada. Sin embargo cada cierto tiempo aparec¨ªa alg¨²n cient¨ªfico muerto junto a una probeta o ahogado en la pila de un laboratorio. Eran los tiempos del ¨¢ntrax y de la mano negra, cuando para abrir el correo ten¨ªamos que ponernos guantes de l¨¢tex. Aquellas noticias sobre suicidios, a pesar de ser muy breves, me dejaban estremecida, pero mis amigos dec¨ªan que eso me pasaba porque ten¨ªa un alma novelera, como John Le Carr¨¦ que escribi¨® El jardinero fiel.
Cuando contemplaba la puesta de sol en el lago, sobre la refiner¨ªa, me parec¨ªa estar ante un paisaje vigilado. Por eso me largu¨¦ de all¨ª en cuanto pude con el alma a cuestas y la maleta llena de recortes de peri¨®dico. En mi equipaje hab¨ªa tambi¨¦n informes de bot¨¢nica como el del an¨ªs estrellado, que es un ¨¢rbol que mide casi cinco metros y da unas flores suntuosas como las magnolias. Con ¨¦l se fabrica el Tamiflu, el primer medicamento preventivo contra el virus de la gripe aviar.
Hace nueve a?os cuando empez¨® esta epidemia en Vietnam, los p¨¢jaros ca¨ªan muertos de los ¨¢rboles, pero nadie se preocup¨® del asunto hasta que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud alert¨® sobre el H5N1, la cepa m¨¢s mortal del virus.
Entonces los laboratorios Roche compraron la patente del antiviral a una empresa norteamericana llamada Glead Sciences Inc, cuyo presidente y principal accionista result¨® ser el actual Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Hay gente que tiene un olfato especial para detectar al instante d¨®nde est¨¢ el negocio. Se muere un pato en Indonesia y ellos se lanzan a comprar el 90% del an¨ªs estrellado de todo el mundo. Aparece un cisne ahogado en el Danubio y las dos empresas se apresuran a firmar un acuerdo para la explotaci¨®n y el reparto de los beneficios.
A estas alturas nadie duda que la gripe aviar m¨¢s que una enfermedad es una met¨¢fora del mundo, como demuestra el hecho de que todos los gobiernos se hayan precipitado a adquirir cantidades industriales de Tamiflu pese a que la comunidad cient¨ªfica ha advertido que ese f¨¢rmaco no sirve ni siquiera para curar una gripe com¨²n.
Estos d¨ªas est¨¢n llegando las primeras bandadas de golondrinas y frente a esta realidad de los laboratorios, codificada en d¨®lares, la ¨²nica respuesta que una puede dar consiste en asomarse a la ventana para contemplar la primera danza que estas aves ejecutan bajo el cielo nublado. "Una golondrina no hace verano", dijo el poeta Anacreonte, pero sirve para expresar nuestra rebeld¨ªa.
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