Villepin amaga con dimitir tras la renegociaci¨®n del contrato juvenil
Los sindicatos dan dos semanas de plazo al Gobierno franc¨¦s para que retire la pol¨¦mica ley
Los sindicatos y organizaciones estudiantiles dieron ayer un ultim¨¢tum al Gobierno de Dominique de Villepin para que abrogue antes del pr¨®ximo d¨ªa 17 el pol¨¦mico contrato de primer empleo (CPE), que precariza el trabajo de los j¨®venes. Por su parte, el primer ministro amag¨® con dimitir. "Naturalmente, asumir¨¦ las conclusiones que se deriven de la negociaci¨®n", dijo en la Asamblea Nacional, poco despu¨¦s de la primera reuni¨®n del grupo parlamentario de su partido, la Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP), con los representantes de los sindicatos y los estudiantes.
"Nuestro objetivo no es negociar cambios, sino obtener la abrogaci¨®n del CPE", dijo un portavoz de los representantes de los ocho sindicatos y las cuatro organizaciones estudiantiles que forman el frente anti-CPE, todav¨ªa bajo la euforia del ¨¦xito de la jornada de protesta del martes.
Los delegados del frente se reunieron ayer en el Senado con cuatro parlamentarios de UMP, el ministro para la Cohesi¨®n Social, Jean-Louis Borloo, y el de Empleo, G¨¦rard Larcher. Exigieron, de nuevo, la retirada pura y simple del CPE, un contrato para menores de 26 a?os que permite el despido sin justificar durante los primeros 24 meses y que forma parte de la Ley para la Igualdad de Oportunidades, promulgada el pasado domingo por el presidente, Jacques Chirac, con la bendici¨®n del Consejo Constitucional.
Es el propio Chirac ha pedido por un lado al Gobierno que haga todo lo posible para que no se aplique y por otro ha reclamado a los legisladores que la revisen. El objetivo de los cambios ser¨ªa reducir el periodo de prueba a 12 meses y establecer la necesidad de justificar el despido. Con esta sorprendente pirueta, el presidente de la Rep¨²blica cre¨ªa poder controlar la crisis. Al promulgar la ley evitaba devolverla al Parlamento y as¨ª no desautorizaba del todo a su primer ministro. Chirac ced¨ªa, en parte, a la presi¨®n de la calle, y al mismo tiempo le daba la direcci¨®n de las operaciones al jefe del partido gubernamental Nicolas Sarkozy, que r¨¢pidamente asum¨ªa la redacci¨®n del nuevo texto anunciando que todo era revisable.
El equipo negociador del Gobierno, en el que hay parlamentarios sarkozistas y ministros villepinistas, inici¨® ayer su ronda de reuniones con cada uno de los sindicatos, organizaciones estudiantiles y patronal, por separado. El primero fue el secretario general de la Confederaci¨®n Francesa Democr¨¢tica del Trabajo (CFDT), Fran?ois Ch¨¦rque, el m¨¢s reformista, quien al salir se?al¨® que sus interlocutores se limitaron a "escuchar" y que s¨®lo se pronunciar¨¢n "tras haber recibido a todo el mundo". Entre hoy y ma?ana la ronda debe haber terminado. El frente anti-CPE ha anunciado que el lunes fijar¨¢ de nuevo su postura.
El primer secretario del Partido Socialista (PS), Fran?ois Hollande, se mostraba optimista y consideraba "posible" poner fin a este conflicto, que dura ya m¨¢s de dos meses, "con el voto de una proposici¨®n de ley antes del 17 de abril".
El propio Hollande pidi¨® en la Asamblea Nacional a Villepin que retire el CPE. "Dejemos que el di¨¢logo se realice sin prejuicios", le respondi¨® el primer ministro, "deseo que de ello salga una mejor comprensi¨®n para los unos y para los otros". Y fue entonces cuando a?adi¨®: "En tanto que jefe del Gobierno, sacar¨¦ naturalmente todas las conclusiones necesarias a lo largo de los ¨²ltimos d¨ªas. El Gobierno es el servicio del inter¨¦s general y es por eso que yo asumir¨¦ el compromiso, no dejando que sea ninguna otra persona la que saque las conclusiones que se imponen. Lo har¨¦ yo porque no tengo ning¨²n otro objetivo, ninguna otra preocupaci¨®n que la de servir al inter¨¦s nacional".
El eco de sus palabras tard¨® poco en saltar a todos los medios de comunicaci¨®n. Un par de horas m¨¢s tarde fuentes oficiosas del Hotel de Matignon, residencia del primer ministro, aseguraban sin demasiada convicci¨®n que Villepin no hab¨ªa amenazado con dimitir, sino que se refer¨ªa a la labor del Gobierno y al encargo del presidente Chirac de revisar el CPE. La piedra, sin embargo, ya hab¨ªa sido lanzada. Estrat¨¦gicamente, parece claro que la mejor opci¨®n de Villepin es dimitir, abandonar el barco y revalorizarse ante su electorado con el argumento de que le forzaron a ceder ante la presi¨®n de la calle antes de poder sacar adelante su reforma.
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