Una piedra en el zapato
Ayer, nueve de abril, domingo, finaliz¨® su mandato como S¨ªndic de Greuges el profesor Bernardo del Rosal. Se han cumplido los cinco a?os reglamentarios desde su elecci¨®n y, aunque del Rosal hab¨ªa expresado su disposici¨®n a continuar en el puesto, el Partido Popular -fuerza mayoritaria en el Parlamento valenciano- no lo ha considerado oportuno. Es f¨¢cil entender la postura del PP cuando se examina la actuaci¨®n del S¨ªndic durante el periodo.
En contra de lo que pudo pensarse al principio de su mandato, no ha sido Bernardo del Rosal un S¨ªndic de Greuges c¨®modo para el poder. En su discurso de toma de posesi¨®n, del Rosal manifest¨® su deseo de que la Sindicatura fuera "un eficaz ¨®rgano de control de los derechos de los valencianos". En aquel momento, la frase pareci¨® una forma de cortes¨ªa protocolaria, a la que no cab¨ªa dar mayor importancia. Con el tiempo se ha visto, sin embargo, que constitu¨ªa un verdadero programa de actuaci¨®n. De ah¨ª que, al anunciarse ahora su marcha se hayan producido diversas manifestaciones de apoyo a su figura. No creo exagerar si digo que pocas veces el cese de un cargo p¨²blico ha sido tan deplorado por los valencianos. El hecho tiene su importancia, pues indica que los ciudadanos han reconocido su tarea, lo que no suele ser habitual en la gesti¨®n p¨²blica.
Durante los cinco a?os que ha permanecido en el puesto, Bernardo del Rosal no ha pronunciado m¨¢s discursos que los indispensables. No ha hecho ninguna clase de promesas p¨²blicas, ni ha alardeado del papel ni los logros de su oficina. No se ha comportado, en fin, como acostumbran a hacerlo la mayor¨ªa de los pol¨ªticos para llamar la atenci¨®n sobre sus m¨¦ritos. Se ha limitado -¨¦l y su equipo- a trabajar conforme a sus posibilidades y de acuerdo con sus convicciones. Es el resultado de ese trabajo lo que han valorado los ciudadanos.
Unos d¨ªas antes de producirse su cese, del Rosal entreg¨® a las Cortes la memoria de la Sindicatura correspondiente al a?o 2005. El documento ha tenido, por su importancia, un amplio eco en la prensa. Se trata de un informe concluyente sobre el estado actual de la Comunidad Valenciana, de modo que en sus p¨¢ginas puede encontrase una informaci¨®n aut¨¦ntica sobre los problemas de nuestro urbanismo, la educaci¨®n o la sanidad. Tiene el documento la indudable ventaja de que no ha sido redactado por expertos ni por pol¨ªticos, que podr¨ªan haber condicionado lo que en ¨¦l se dijera. Todo cuanto en ¨¦l aparece son las quejas que formularon los valencianos y las actuaciones que a partir de ellas sigui¨® el S¨ªndic de Greuges, junto con los resultados que obtuvo. Los datos desmienten de manera manifiesta el triunfalismo oficial sobre estos temas.
El desinter¨¦s de algunas consejer¨ªas y numerosos ayuntamientos en responder al S¨ªndic es, a mi juicio, la parte del informe que provoca una mayor preocupaci¨®n. En la conducta hay un evidente menosprecio de la instituci¨®n pero, sobre todo, del sistema democr¨¢tico. La democracia implica transparencia y obliga a rendir cuentas a sus actores, lo que no les gusta a nuestros consejeros ni a muchos de nuestros alcaldes. ?Es posible confiar en quien no tiene un comportamiento democr¨¢tico? Cada uno de nosotros debe responder a esa pregunta. No obstante, a la hora de hacerlo, convendr¨ªa recordar lo que ha se?alado el propio Bernardo del Rosal al respecto: algunos de los municipios que presentan mayores indicios de corrupci¨®n son los que mostraron un menor inter¨¦s por atender las peticiones del S¨ªndico.
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