El Madrid dimite
El conjunto blanco se aleja del segundo puesto tras empatar ante un Getafe que mereci¨® la victoria
Ni tiene f¨²tbol el Madrid ni tiene gol. Por no tener, ayer no tuvo ni a Ronaldo, el encargado habitual de resolver debates como el planteado en Getafe, donde su juego, y a ratos su actitud, fueron un lastre para el Madrid. Logr¨® empatar el conjunto blanco porque Baptista apareci¨® en el sitio justo y en el momento oportuno, y porque su portero se llama Casillas. Fue superior el Getafe en juego, en ocasiones y en ¨¢nimo. En todo. Una jugada aislada mediada la segunda parte permiti¨® a Baptista (el ¨²nico madridista que cre¨® peligro) plantarse ante Luis Garc¨ªa y marcar por bajo tras una dejada de Ra¨²l. No merec¨ªa ni mucho menos ese castigo el Getafe, que se vino arriba y se empe?¨® en empatar.
GETAFE 1 - REAL MADRID 1
Getafe: Luis Garc¨ªa; Contra, Tena, Pulido, Pern¨ªa; Diego Rivas, Vivar Dorado; Redondo (Alberto, m. 62), Riki, Gavil¨¢n; y G¨¹iza.
Real Madrid: Casillas; Salgado, Sergio Ramos, Mej¨ªa, Roberto Carlos; Pablo Garc¨ªa; Cicinho (Beckham, m. 64), Baptista, Zidane, Robinho (Diogo, m. 82); y Ra¨²l.
Goles: 0-1. M. 61. Robinho, desde la izquierda, manda el bal¨®n al borde del ¨¢rea grande, donde Ra¨²l toca para Baptista, que se queda solo y marca con la izquierda.
1-1. M. 84. Falta que saca Contra desde la zona derecha del ataque y Tena se adelanta a Zidane y Pablo Garc¨ªa para marcar de cabeza desde el borde del ¨¢rea peque?a.
?rbitro: Puentes Leira. Amonest¨® a Diego Rivas, Mej¨ªa, Sergio Ramos y Salgado.
Unos 15.000 espectadores en el Coliseum Alfonso P¨¦rez.
Tuvo casi siempre la pelota en su poder el Madrid, pero le sirvi¨® de bien poco. Rumiaba tanto las jugadas que cuando llegaba al ¨¢rea contraria se encontraba a un Getafe bien parapetado, presto al quite para abortar el en¨¦simo pase del conjunto blanco, m¨¢s pesadote que nunca. Nadie sorprend¨ªa, nadie encontraba a Ra¨²l, que malvivi¨® enjaulado entre los centrales rivales. El Madrid dorm¨ªa el partido, dorm¨ªa el bal¨®n, dorm¨ªa a la grada y a punto estuvo de dormir a Beckham, que descansaba all¨¢ en el banquillo. L¨®pez Caro opt¨® por prescindir del ingl¨¦s, escarmentado el t¨¦cnico, quiz¨¢, por esas molestias que acosan al ingl¨¦s y de las que no informa, seg¨²n el t¨¦cnico, en tiempo y forma.
Mientras el Madrid elaboraba el juego con una parsimonia desesperante, el Getafe iba a todo tren. En cuanto los de Schuster met¨ªan al partido una quinta velocidad, el Madrid cruj¨ªa. Vivi¨® Salgado un suplicio con Gavil¨¢n, que le encar¨® una y otra vez, sin que el lateral madridista encontrara auxilio en Cicinho, m¨¢s pendiente del ataque que de labores menos gratificantes. Por si no era suficiente, por ese flanco izquierdo del ataque se dejaba caer Riki para desesperaci¨®n de Salgado, que no daba abasto.
Y eso que el Madrid arranc¨® con buen gesto. Parec¨ªa que ser¨ªa una tarde de emociones cuando Baptista mand¨® aquel zapatazo al larguero. Por momentos fue un partido de ida y vuelta, con el bal¨®n rondando ambas porter¨ªas. Sac¨® Casillas dos manos divinas, la primera, para despejar el remate de cabeza de Riki, en una de esas jugadas que retratan al detalle la indolencia que a veces muestra la defensa del Madrid -y que a la postre le cost¨® el gol del empate-, y la segunda, para dejar sin premio un chutazo monumental de Pern¨ªa.
Cambi¨® el sistema t¨¢ctico L¨®pez Caro, que volvi¨® al dibujo con el que inici¨® su periplo madridista. Dej¨® un solo medio centro, Pablo Garc¨ªa, y delante de ¨¦l coloc¨® una l¨ªnea de cuatro, con Cicinho y Robinho en las bandas y Baptista y Zidane en la media punta. Delante se ubic¨® Ra¨²l, cuyo protagonismo fue m¨¢s nulo que nunca, que ya es decir. S¨®lo Baptista hizo da?o.
Apenas se sinti¨® inquieto el Getafe, que comenz¨® a llegar arriba con facilidad en cuanto el Madrid fren¨® su arre¨®n inicial, esto es, en cuanto comenz¨® a elaborar su juego, o como se llame lo que hace. El Madrid pose¨ªa la pelota, pero era un equipo cansino, sin rapidez, sin desmarques, sin ganas de sorprender. Le falt¨® punter¨ªa al Getafe, tarea en la que G¨¹iza se mostr¨® especialmente desafortunado. Y le sobr¨® Casillas.
Parec¨ªa que la falta de alegr¨ªa le pasar¨ªa factura al Madrid cuando lleg¨® el gol de Baptista. Robinho inici¨® la jugada, caracoleando por la izquierda. Vio a Ra¨²l moverse al borde del ¨¢rea y le mand¨® la pelota. Por all¨ª apareci¨® Baptista, que recibi¨® y marc¨® por bajo entre las protestas de los jugadores del Getafe, que alegaban que el brasile?o se hab¨ªa ayudado de la mano.
Reaccion¨® de inmediato el conjunto local, que se volc¨® en ataque. Vio c¨®mo Casillas le desbarataba sus ocasiones hasta que lleg¨® una falta que Contra puso en el ¨¢rea y remat¨® Tena de cabeza. Poco antes, L¨®pez Caro hab¨ªa sentado a Robinho y colocado en su lugar a Diogo, en lo que fue toda una declaraci¨®n de intenciones. El Madrid optaba por acorazarse, que bien estaba el triunfito m¨ªnimo para seguir en la lucha por el segundo puesto.
Pero el tanto de Tena hizo justicia. Los ¨²ltimos minutos permitieron a Baptista volver a asomarse al ¨¢rea rival, y enviar otro bal¨®n al palo. Con esa jugada finaliz¨® un choque que mostr¨® a un Getafe feliz, que apuesta por el f¨²itbol, y a un Madrid cuyo objetivo de alcanzar la segunda plaza se antoja menor para algunos de sus jugadores. Un Madrid que en Getafe volvi¨® a dimitir, ruinosos como est¨¢n su f¨²tbol y su ¨¢nimo.
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