El matasellos
Apenas cuatro semanas despu¨¦s de la entrada en vigor del "alto el fuego permanente" de ETA, el cort¨ªsimo trecho recorrido en la sinuosa ruta hacia la pacificaci¨®n permite analizar ya ciertas actitudes e identificar determinados escollos, no por previsibles menos peligrosos. As¨ª, y pese a las apariencias iniciales, hoy resulta evidente que el Partido Popular no quiere creer en el "mal llamado proceso de paz" -expresi¨®n usada por ?ngel Acebes el pasado lunes- y, por tanto, que pondr¨¢ en juego todas las bater¨ªas institucionales y medi¨¢ticas de que dispone para deslegitimarlo, erosionarlo u obstaculizarlo: ataques contra el fiscal general del Estado por su supuesta indulgencia con los terroristas, descalificaciones preventivas hacia la gesti¨®n de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba en Interior, denuncia quisquillosa de cualquier gesto o palabra conciliadora de los socialistas en direcci¨®n al mundo abertzale, explotaci¨®n a fondo de la disidencia social-espa?olista de las Rosa D¨ªez, Gotzone Mora y compa?¨ªa, etc¨¦tera. Consciente de que el ¨¦xito -siquiera preliminar- de Rodr¨ªguez Zapatero en la liquidaci¨®n de la violencia etarra catapultar¨ªa a ¨¦ste hacia la mayor¨ªa absoluta -y empujar¨ªa a Rajoy a la jubilaci¨®n-, el PP no piensa darle al presidente del Gobierno facilidad alguna, y seguir¨¢ exigiendo de ETA esa rendici¨®n incondicional y humillante que ni siquiera el implacable Aznar pudo conseguir.
Pero, en su estrategia perturbadora de las expectativas de paz, el Partido Popular no est¨¢ solo. Dejando de lado su probado influjo entre la alta judicatura, y adem¨¢s de la beligerancia antivasquista de los medios y los comunicadores que le son afines (esos que han convertido a Ibarretxe en un trasunto de Sat¨¢n...), el PP cuenta con un aliado muy valioso de cara a la opini¨®n p¨²blica: las fundaciones y entidades vascas que, surgidas tiempo atr¨¢s de un noble impulso ¨¦tico, del rechazo moral ante el terror y sus consecuencias (ante el asesinato de Miguel ?ngel Blanco, por ejemplo), han derivado en grupos de presi¨®n ideol¨®gicos, en plataformas seudopartidistas sin filtro electoral que mida su representatividad, en depositarias exclusivas y autonombradas del sufrimiento de las v¨ªctimas.
Una de tales plataformas, ?Basta Ya!, celebr¨® en San Sebasti¨¢n hace dos semanas un mitin -un "acto pol¨ªtico", seg¨²n la p¨²dica descripci¨®n de este diario- en el curso del cual se hicieron patentes dos de los rasgos m¨¢s acusados de todos estos movimientos; por un lado, la tendencia a suplantar o dar ¨®rdenes a las fuerzas democr¨¢ticas: ?Basta Ya! exige -no pide, exige- de ¨¦stas que no deroguen la Ley de Partidos, que no prescindan del Pacto Antiterrorista, que no concurran a una mesa de di¨¢logo como la que proyecta el lehendakari...; por otra parte, la actitud excluyente y descalificadora contra quien no piensa como ellos: en ese mitin, Fernando Savater afirm¨® que la Ley de Partidos s¨®lo desagrada a aquellos contra quienes est¨¢ pensada, "a los que tienen un pie en el Parlamento y otro pie en la calle, con la capucha puesta". ?Sabe el ilustre fil¨®sofo que, en Catalu?a sin ir m¨¢s lejos, esa ley concita el rechazo transversal de muchos miles de ciudadanos de casi todas las tendencias pol¨ªticas, gentes pac¨ªficas que no nos hemos puesto jam¨¢s capucha alguna, ni siquiera para ir en procesi¨®n?
M¨¢s activo y m¨¢s beligerante contra las expectativas de paz se ha mostrado a¨²n el Foro de Ermua. De hecho, este grupo ni siquiera aguard¨® al anuncio del alto el fuego etarra para lanzar contra los socialistas vascos y navarros imputaciones o sospechas de traici¨®n: "El PSOE apoya una vez m¨¢s a Batasuna-ETA y avala con 100.000 euros la libertad condicional del dirigente abertzale D¨ªez Usabiaga", rezaba una nota oficial del Foro hecha p¨²blica el pasado 21 de marzo, la v¨ªspera del comunicado de ETA. La nota del d¨ªa siguiente era igual de categ¨®rica: "El 'alto el fuego permanente' de ETA es un nuevo enga?o. S¨®lo cabe que ETA anuncie su disoluci¨®n y los terroristas se entreguen a la justicia". Desde entonces, las palabras y las actuaciones del Foro de Ermua dibujan una l¨ªnea claramente obstruccionista o entorpecedora de un posible proceso de di¨¢logo. Las palabras han sido para rechazar cualquier tipo de concesi¨®n o de negociaci¨®n, para denunciar las "actitudes permisivas o claudicantes" del Gobierno y del PSOE, para presumir que ¨¦stos ceder¨¢n ante ETA... En cuanto a los hechos, el Foro ha pulsado ya diversos resortes: desde activar unas Comisiones de la Di¨¢spora Democr¨¢tica Vasca que reclaman el derecho al voto en Euskadi para "centenares de miles" (sic) de vascos presuntamente exiliados, hasta presentar una denuncia ante la Audiencia Nacional tratando de impedir la reuni¨®n de anteayer entre el lehendakari Ibarretxe y Arnaldo Otegui.
En este contexto, tanto el Partido Popular como su poderoso cintur¨®n de hierro de medios de comunicaci¨®n y plataformas c¨ªvicas espa?olistas acogieron con indisimulable satisfacci¨®n, en plena Semana Santa, la confusa noticia de esas cartas (?seis?, ?tres?, ?una?) fechadas no se sab¨ªa muy bien cu¨¢ndo y recibidas por empresarios navarros pidi¨¦ndoles (?o exigi¨¦ndoles?, ?o invit¨¢ndoles a hacer?) un donativo econ¨®mico a la causa etarra. ?He aqu¨ª la prueba de la tregua-trampa!, clamaron todos a una los adversarios del neonato proceso de paz.
La polic¨ªa y el CNI han hecho su trabajo, y por fortuna el Gobierno no se ha dejado impresionar por ese ruido interesado. En la historia contempor¨¢nea de Europa hubo pa¨ªses que fueron a la guerra por un telegrama (la dep¨ºche d'Ems, desencadenante de la guerra franco-prusiana) y otros que lo hicieron por "un pedazo de papel" (el Reino Unido en 1914, al decir de Berl¨ªn). Pero no se sabe de ninguno que desaprovechase una oportunidad de paz a causa de la fecha de un matasellos.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.