Rejas y sillas de enea
La brillante y comprometida propuesta de Ram¨®n Oller sobre las mujeres lorquianas es lo mejor que hemos visto hasta ahora en esta edici¨®n no demasiado entusiasmada del festival madrile?o. De La casa de Bernarda Alba hay versiones sublimes y s¨®lo cito dos: la de Mats Ek para el Cullberg y la de Iv¨¢n Tenorio para el Ballet de Cuba (inolvidable Luc Bouy en su Bernarda, como lo fue la cubana Josefina M¨¦ndez). Oller no se ci?e a este personaje y su entorno sino que va m¨¢s lejos, y sus mujeres de negro resultan un compendio que abarca de manera indirecta pero sensible y palpable desde Do?a Rosita la soltera a Bodas de sangre.
En un potente escenario de rejas, muros encalados y sillas de enea, tal como acota el propio Federico en los proleg¨®menos de la obra, una docena de bailarines tejen una atm¨®sfera profunda en lo lorquiano que al mismo tiempo remite a la herencia est¨¦tica que nos han dejado Gades, Narros y Nieva: buenos precedentes que foguean el esfuerzo de Oller y las aristas de su estilo donde hay una din¨¢mica actoral y bailada intensa, a veces trepidante y siempre pendiente de lo coral.
Compa?¨ªa Metros
Bendita. Coreograf¨ªa: Ram¨®n Oller. M¨²sica: Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez; banda sonora: Jos¨¦ Antonio Guti¨¦rrez. Escenograf¨ªa: Joan Jorba. Vestuario: Kathy Brunner. Iluminaci¨®n: Erik Berglund. Centro Cultural de la Villa de Madrid, 20 de abril.
Hay actuaciones muy experimentadas y el nivel de baile es de alta calidad con hallazgos como el actor Jofre Caraben en el papel de la criada o el de Sandrine Rouet en el de Adela, que se adentran en las zonas oscuras del drama transmitiendo una tensi¨®n que nunca llega al exceso.
Hay una ¨²ltima escena que recurre a esa coralidad concertante con tres o m¨¢s acciones en paralelo que desembocan en el tr¨¢gico d¨²o de Adela y Pepe el romano, inici¨¢ndose una zona espl¨¦ndida del montaje que luego desemboca en un bloque procesional de lamento que lleva a un s¨ªmbolo tan inesperado como elocuente: la parrilla de San Lorenzo. Hay tambi¨¦n esas puertas que se cierran tan lorquianas y que vienen heredadas de la tragedia cl¨¢sica griega que tan magn¨ªficamente el poeta conoc¨ªa.
Ram¨®n Oller est¨¢ en una espl¨¦ndida madurez capaz de informarnos a trav¨¦s de su trabajo creador de la conciencia de su estilo personal y de su capacidad para generar materiales de baile que comprometen al bailar¨ªn hasta el virtuosismo y la extenuaci¨®n, lo que le sit¨²a probablemente en un lugar no s¨®lo destacado sino indiscutible dentro del panorama de la danza contempor¨¢nea espa?ola; en lo que no es exagerado calificarle como un superviviente de ¨¦xito.
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