Viaje arqueol¨®gico
Hay d¨ªas que mejor dedicarse a la tele de antes. Ahora que el cine, con el truco digital, ha de proponer exageradas piruetas visuales para conseguir un poco de maravilla, regresar a series a?ejas no s¨®lo es un viaje sentimental para los de cierta edad sino que, tambi¨¦n, permite disfrutar de la inocencia ic¨®nica. El jueves, en el canal juvenil de TV-3 emit¨ªan Thunderbirds, una serie futurista brit¨¢nica de los sesenta. Son marionetas movidas por hilos, a veces, claramente visibles. En este cap¨ªtulo, unos pasajeros estrenaban un avi¨®n supers¨®nico, a seis veces la velocidad del sonido. Pero el verdadero viaje en el tiempo era la escena en la que la azafata da los consejos habituales y.... deja fumar al pasaje.
En Digital + se puede repescar la serie que hizo Hitchcock para la televisi¨®n. En un cap¨ªtulo se contaba una terrible invasi¨®n mort¨ªfera de seres de otra galaxia. No era precisamente el mejor Hitchcock ni el argumento resultaba in¨¦dito, pero en la despedida final hab¨ªa una malicia impagable del maestro. Encerrado tras las rejas por los invasores, comentaba que hab¨ªa otro instrumento para convertir a los humanos en "cebollines". La tele.
En Cuatro, algunas ma?anas reponen V. De nuevo la Tierra est¨¢ amenazada por colonizadores de otra galaxia y la resistencia se organiza. Sus pistolas de l¨¢ser son encantadoramente rudimentarias y menos letales que unos polvos rojos. Un espacio juvenil de Cuatro, que ya pas¨® por alguna auton¨®mica, es el Mundo de Beckman. Divulga ciencia y t¨¦cnica. Espl¨¦ndido en sus tretas did¨¢cticas. Y en el ep¨ªlogo, dos sarc¨¢sticos ping¨¹inos.
De regreso a nuestros d¨ªas, en Eurosport, canal que da desde f¨²tbol a billar y, con una misteriosa frecuencia, curling, top¨¦ con que retransmit¨ªa un campeonato... de p¨®quer. Ser¨ªa muy largo discutir el m¨¦rito deportivo de una timba. Lo m¨¢s rese?able: mientras los jugadores pon¨ªan cara de lo que hay que poner en este caso, unas microc¨¢maras mostraban las cartas que estaban en sus manos. Hasta ah¨ª lleg¨® la falacia de la tele sin secretos.
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