Los conflictos de la sanidad p¨²blica
El reciente conflicto en la sanidad catalana es, ante todo, el evidente paradigma de una confusi¨®n que estaba cantada. Pero, realmente, poco hay de nuevo bajo el sol si no fuera porque en esta ocasi¨®n el enfrentamiento entre las categor¨ªas profesionales est¨¢ al rojo vivo. Por una parte, el personal m¨¦dico. Por otra, el resto de los asalariados; pero aqu¨ª, en ese resto, tambi¨¦n se cuecen sus propias habas: por ejemplo, la organizaci¨®n federativa de Comisiones Obreras impugna ante los tribunales el acuerdo al que en su d¨ªa llegaron la direcci¨®n del hospital de Sant Pau y la Asociaci¨®n Profesional de Enfermer¨ªa. En otras palabras: casi todos contra casi todos en una lucha hobbesiana cuya soluci¨®n se intuye bastante complicada; lo es porque los conflictos est¨¢n separados entre s¨ª, y todos ellos parecen estar al margen de la problem¨¢tica general de la sanidad p¨²blica. En resumidas cuentas, se trata de un cuadro que no est¨¢ gestionado adecuadamente por la consejera Marina Geli. Lo peor, de todas formas, es que para hoy y ma?ana el colectivo m¨¦dico anuncia huelgas. La novedad, en todo caso, es que los sindicatos confederales han desconvocado las acciones para estos mismos d¨ªas despu¨¦s de negociar con sensatez y conseguir que la soluci¨®n global se d¨¦ en el marco de la unidad contractual de todas las categor¨ªas, incluidos los m¨¦dicos. Esto es positivo y un primer elemento de aclaraci¨®n.
El gran disparate de toda esta historia radica en que el colectivo m¨¦dico aspira, en el fondo, a tener un convenio colectivo propio. Con la ley en la mano es sencillamente imposible, y lo saben, de manera que podemos presumir que lo que realmente se busca es otra cosa: tal vez que el r¨¦gimen de incompatibilidades sea m¨¢s blando. Si esto es as¨ª, m¨¢s vale que se sit¨²e con claridad para que todo el mundo sepa a qu¨¦ atenerse. Porque la falta de credibilidad de los actuales planteamientos del colectivo m¨¦dico no ayuda a la soluci¨®n de un problema que, ya de por s¨ª, es complicado. Y, m¨¢s todav¨ªa, tal como est¨¢n las cosas, la huelga de estos d¨ªas se hace objetivamente contra el resto de los profesionales de la sanidad.
Desgraciadamente, ahora mismo no parece que haya capacidad institucional para mediar en el conflicto. De ah¨ª que una propuesta excepcional sea que una auctoritas de la sociedad civil con suficiente prestigio entre las partes intente abrir un proceso de interlocuci¨®n; es la figura que el viejo lenguaje defin¨ªa como hombre bueno. Dar¨¦ dos nombres indicativos, suficientemente conocidos: Francesc Casares y Xavier Cresp¨¢n, que nunca rechazaron un desaf¨ªo en bien de la comunidad. O uno u otro (o los dos en santa compa?¨ªa) pueden, desde la sociedad civil, mediar entre las partes con probada sabidur¨ªa. M¨¢s todav¨ªa, ambos gozan de la suficiente credibilidad por su imparcialidad e independencia.
La segunda cuesti¨®n es no menos peliaguda: de qu¨¦ manera reagrupar en un proyecto com¨²n, respetando las diversidades, todas las categor¨ªas profesionales de la sanidad. Esto es, generar un paradigma que englobe la llamada ¨¦lite con las categor¨ªas m¨¢s modestas, partiendo de una constataci¨®n: los enfrentamientos corporativos, sumergidos o en la superficie, interfieren poderosamente el buen funcionamiento de los sistemas p¨²blicos de salud. As¨ª las cosas, no estar¨ªa de m¨¢s que todos los sindicatos (confederales y sectoriales) debatieran conjuntamente qu¨¦ hacer. El pragmatismo les dir¨ªa, si hablaran con sentido com¨²n, que las pr¨¢cticas hobbesianas les destrozar¨ªan a todos y cada uno de ellos, al tiempo que degradar¨ªan la sanidad p¨²blica. Al fin y al cabo, ya nos ense?¨® Plat¨®n que el objetivo de la medicina no eran sus profesionales, sino los enfermos; al menos eso es lo que dice en el Gorgias.
Jos¨¦ Luis L¨®pez Bulla es experto del Consejo Econ¨®mico y Social de Catalu?a (CESC).
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