El pesado de Mil¨¤
Dicen que, preguntado el responsable del asunto por qu¨¦ ten¨ªa que cesar Salvador Mil¨¤ como consejero de Medio Ambiente y Vivienda, el ¨²nico argumento que apareci¨® como complementario al de la cuota que pagar por Iniciativa en la crisis de Gobierno fue: "Es que es muy pesado". No parece un argumento de mucho peso (perdonen el chiste f¨¢cil). La pesadez de Mil¨¤ acarreaba castigo, mientras que en otros casos, imagino, se supone que fue la liviandad la que acab¨® generando similares consecuencias. Lo cierto es que desde los lejanos inicios del atormentado viaje del tripartito, el hecho de encomendar la cartera de Medio Ambiente a ICV-EUiA ya fue objeto de pol¨¦mica y de inquietud. Se dec¨ªa que si los ecosocialistas se ocupaban del tema medioambiental iba a provocar tensiones sin fin e iba a suponer poco menos que el par¨®n definitivo al desarrollo econ¨®mico e industrial del pa¨ªs. La composici¨®n final del Gobierno reflej¨® la presencia de un consejero de Iniciativa al frente de una macrocartera como era la de Medio Ambiente y Vivienda, dos cuestiones muy significativas en la agenda social del pa¨ªs despu¨¦s de los a?os de CiU, en que ni uno ni otro tema fueron considerados prioritarios.
En estos dos a?os largos de Gobierno del tripartito, los malos presagios no parecen haberse cumplido. Han existido tensiones en el proceso del t¨²nel de Bracons, en la extensi¨®n de la Red Natura 2000, en el tratamiento de residuos, en temas energ¨¦ticos o en el tema estrella, el de la vivienda. Pero en todas estas cuestiones y en otras similares, m¨¢s bien la posici¨®n resultante final de las decisiones y pol¨ªticas impulsadas por Mil¨¤ y su departamento, ha sido la de implementar los compromisos del Tinell, tratando al mismo tiempo de conciliar las exigencias ambientales y las que resultaban de los intereses de colectivos territoriales, de regantes o de empresarios industriales o tur¨ªsticos. En muchos casos esto ha supuesto las cr¨ªticas de los sectores ecologistas que precisamente han ido acusando a Mil¨¤ y a su equipo de ser excesivamente tolerantes con los "desarrollistas". La gente de Salvem les Valls acusaron al Gobierno reci¨¦n instalado de traicionar sus promesas al acabar construyendo el t¨²nel de Bracons, aunque fuera con notables modificaciones que trataban de reducir su impacto. Los agricultores se quejaban de que a Mil¨¤ le parec¨ªan preocupar m¨¢s los p¨¢jaros que las personas cuando trataba de ampliar la red Natura 2000, pero muchos ecologistas consideran que a estas alturas el priorizar los regad¨ªos con la costos¨ªsima construcci¨®n del Segarra-Garrigues es una locura que no s¨®lo no casa bien con el desarrollo de los pa¨ªses del sur, sino que adem¨¢s acabar¨¢ destruyendo la riqueza biol¨®gica de las zonas esteparias. En los temas de residuos, Mil¨¤ y su equipo han tratado de extender su recuperaci¨®n y tratamiento, al mismo tiempo que su minimizaci¨®n. Y eso le ha generado cr¨ªticas de los "quemadores", que abogan por incrementar la incineraci¨®n tras las mejoras t¨¦cnicas que se han ido introduciendo en el proceso. Mientras que por el otro lado, y con raz¨®n, los ecologistas insisten en que Mil¨¤ se ha ido quedando a medias, contemporizando con la incineraci¨®n que, de hecho, desincentiva la reducci¨®n de residuos e insiste en las pol¨ªticas de "final de ca?er¨ªa". Y no digamos si hablamos de energ¨ªa, donde las cr¨ªticas de los ecologistas han sido y son feroces, tanto en lo referente a las l¨ªneas de alta tensi¨®n como en relaci¨®n con las centrales de ciclo combinado. Incluso en los temas del agua, en los que Mil¨¤ ha estado siempre cercano a las tesis de la Fundaci¨®n de la Nueva Cultura del Agua, y que de hecho inici¨® su mandato con la clara oposici¨®n al Plan Hidrol¨®gico Nacional, su apuesta por temas de participaci¨®n (reforzada por la directiva europea al respecto) le ha acarreado muchas incomprensiones. Incomprensiones de las tradicionales ¨¦lites de las pol¨ªticas h¨ªdricas, que desde posiciones aparentemente t¨¦cnicas, tratan de resistir el abrir y compartir los procesos decisionales en materia de agua, en un tema que sabemos lleno de rivalidades en los usos del agua y cargado de elementos identitarios y sociales.
Si nos referimos a los temas de vivienda, justo es mencionar que las pol¨ªticas emprendidas por el equipo Salvador Mil¨¤-Ricard Fern¨¢ndez-Carme Trilla se sit¨²an a a?os luz de lo que hab¨ªa venido siendo la no pol¨ªtica de vivienda de los sucesivos gobiernos de CiU, unos gobiernos que hab¨ªan convertido Adigsa e Incasol en instituciones que parec¨ªan servir de todo, menos para lo que formalmente hab¨ªan sido creadas. Las distancias entre lo hecho y lo que ser¨ªa necesario en temas de vivienda p¨²blica son a¨²n evidentes. Pero nadie puede afirmar que el camino emprendido no es un claro y positivo cambio de tercio con relaci¨®n a lo que no se hab¨ªa hecho. Y para muestra el proyecto de ley de vivienda que emprendi¨® el martes su andadura parlamentaria.
?Es un pesado Mil¨¤? ?Y a qui¨¦n le importa? ?Nos hemos de dedicar a evaluar la afabilidad, empat¨ªa, inteligencia emocional o capacidad de seducci¨®n de cada consejero, o m¨¢s bien nos hemos de dedicar a analizar sus pol¨ªticas? ?Han de estar contentos los portadores de intereses que rodean cada pol¨ªtica p¨²blica? ?El que lo est¨¦n es un buen signo o un mal signo con relaci¨®n a la labor que un pol¨ªtico hace cumpliendo sus compromisos con la ciudadan¨ªa? ?Estaba o no siguiendo el consejero Mil¨¤ los acuerdos que se expresaron en el Pacto del Tinell? Mal vamos si los ¨²nicos argumentos que tenemos para justificar el reparto de premios y castigos de una reforma pol¨ªtica es el grado de pesadez de cada responsable departamental. Sobre todo si mientras hablamos de reforzar la "cultura de la coalici¨®n", lo que realmente hacemos es gestionar las crisis de gobierno por cuota de partido. Si la se?al que estamos lanzando es que Mil¨¤ se ha extralimitado con sus pol¨ªticas, y ha molestado con su testarudez y coherencia pol¨ªtica a los sectores tremendamente poderosos que estaban siendo afectados por las pol¨ªticas emprendidas, la conclusi¨®n no puede ser m¨¢s pesimista. S¨®lo nos queda ver c¨®mo de "pesado" acabar¨¢ siendo su sucesor.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas de la UAB.
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