Sugerente retorno al para¨ªso
Alas, la nueva coreograf¨ªa del director art¨ªstico de la Compa?¨ªa Nacional de Danza y estrenada oportunamente la v¨ªspera del D¨ªa Internacional de la Danza, empieza muy bien y acaba mejor
Expl¨ªcitamente inspirada en la pel¨ªcula de Wim Wenders El cielo sobre Berl¨ªn (1987), el montaje, fruto del trabajo conjunto entre Nacho Duato y el director esc¨¦nico esloveno Tomaz Pandur -quien se dio a conocer en Espa?a con Sheherazade en 1990 y el a?o pasado mont¨® Infierno basado en la Divina comedia de Dante para el Centro Dram¨¢tico Nacional- reflexiona sobre el cielo y la tierra, la vida y la muerte, el infierno y el para¨ªso. Esta incursi¨®n de Duato y los suyos en aguas m¨¢s dram¨¢ticas a las que nos tiene acostumbrados da como resultado un espect¨¢culo sugerente que invita a dejarse llevar, o volar. Lo del agua no es un decir. El escenario se convierte, al final del montaje, en un aut¨¦ntico estanque en el que los int¨¦rpretes juegan y retozan como si estuvieran en el para¨ªso. Y es que, a diferencia de Wim Wenders, cuyos ¨¢ngeles sienten envidia de la condici¨®n humana a pesar de sus miserias, Duato y Pandur parecen estar hartos de la realidad e insin¨²an el retorno al para¨ªso perdido.
Alas Compa?¨ªa Nacional de Danza. Coreograf¨ªa: Nacho Duato.
Direcci¨®n esc¨¦nica: Tomaz Pandur. Concepto escenogr¨¢fico: Nacho Duato, Tomaz Pandur. M¨²sica original: Pedro Alcalde, Sergio Caballero. Collage musical: Arvo P?rt, Jules Massenet, Pawel Szymanski. Figurines: Angelina Atlagic. Dise?o de luces: Brad Fields. Video: Zeljko Serdarevic, Dragan Mileusnic. Palacio de Festivales de Cantabria. Santander, 28 de abril.
Duato desciende por la estructura tubular que une el escenario con el cielo -un andamio que parece hecho de hielo- y recita los fragmentos m¨¢s emblem¨¢ticos del gui¨®n de El cielo sobre Berl¨ªn firmado por el propio Wenders y Peter Handke. Y aunque adopta el papel de Damiel, el ¨¢ngel interpretado en el filme por Bruno Ganz que decide convertirse en hombre para sentir lo que es la existencia humana, el recorrido por el que nos gu¨ªa con su voz y sus movimientos -en ocasiones algo artificiosos, como si exagerara el dolor de su condici¨®n- nos conduce de nuevo hacia ese cielo, esa eternidad que Duato-Pandur llenan de esperanza. De hecho, son las escenas que nos evocan este contexto las m¨¢s l¨ªricas, las que ofrecen una danza m¨¢s gr¨¢cil y vol¨¢til. En ellas, las bailarinas, con unos livianos vestidos cuyas faldas siguen sus suaves evoluciones, parecen deslizarse apenas con la punta de los pies. No llevan alas, pero como si las llevaran.
La dicotom¨ªa se establece con la intercalaci¨®n de escenas de trasfondo urbano en las que las relaciones entre los int¨¦rpretes se vuelven cada vez m¨¢s violentas. La danza es m¨¢s dura, el vestuario adquiere toques de est¨¦tica punk y la m¨²sica se torna industrial y machacona. Una realidad hostil en la que Duato, como el ¨¢ngel ca¨ªdo voluntariamente del cielo, intenta encajar. Ya no quedan trazos de sus alas (precioso el detalle de los cortes a nivel de los omoplatos que luce tanto en la americana como en la camiseta), pero no lo consigue. No es hasta que la torre de hielo se derrite y el agua encharca el escenario que ¨¦l, con el torso desnudo, parece sentirse a gusto, jugando con el agua y aprovechando sus posibilidades esc¨¦nicas. Con Alas, Duato y Pandur exploran el misterioso territorio que se encuentra tras el ser humano, algo que no suele alcanzarse. Y no s¨¦ si ellos lo logran, pero s¨ª que ofrecen un espacio metaf¨®rico y puede que ut¨®pico lleno de poes¨ªa e ilusi¨®n.
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