La oportunidad de un horizonte sin nucleares
El 26 de abril se cumplieron 20 a?os del peor accidente nuclear en la planta nuclear de Chern¨®bil. El domingo pasado se cerr¨® la segunda central nuclear de Espa?a, Zorita, despu¨¦s del cierre de Vandell¨°s I por un incendio. En los ¨²ltimos a?os, muchos son los pa¨ªses que han planteado un calendario de cierre de sus centrales: Alemania, Suecia, Holanda. Otros, como Italia y Austria, mantienen su negativa a la proliferaci¨®n de la energ¨ªa nuclear.
Sin embargo, el precio del petr¨®leo, y los ejemplos recurrentes de que Finlandia est¨¦ construyendo una nueva central o que en Alemania la canciller, Angela Merkel, tenga la voluntad de revisar el horizonte de cierre ya pactado son, para algunos, argumentos suficientes como para revisar la negativa a la energ¨ªa nuclear
Parece que todos los inconvenientes de la energ¨ªa at¨®mica han dejado de existir
Todav¨ªa no hay soluci¨®n para los residuos nucleares, activos durante miles de a?os
Los que plantean un horizonte para renuclearizar Europa y Espa?a creen que las consecuencias del cambio clim¨¢tico vuelven a dar una segunda oportunidad para la energ¨ªa nuclear, y parece que todos los inconvenientes de la energ¨ªa at¨®mica han dejado de existir: no hay emisiones de gases de efecto invernadero, no hay dependencia del exterior, el combustible es ilimitado, y su opci¨®n es m¨¢s econ¨®mica que otras fuentes de energ¨ªa.
Pero las explicaciones que se dan se caracterizan por no dar una informaci¨®n fidedigna de cada una de las presumibles "ventajas" de la opci¨®n nuclear. Cuando se dice que la energ¨ªa nuclear no contamina se omite un dato definitivo: todav¨ªa no hay soluci¨®n para los residuos nucleares, activos durante decenas de miles de a?os. La contrapartida a dejar de emitir gases de efecto invernadero es la generaci¨®n de residuos radioactivos, que duran decenas de miles de a?os y que no se saben tratar, al ser ¨¦sta una tecnolog¨ªa inmadura, que no resuelve su principal problema.
En cuanto a la dependencia energ¨¦tica y dejando al margen el origen de la tecnolog¨ªa de las centrales nucleares (100% extranjera), Espa?a depende al 100% del exterior en la producci¨®n de mineral de uranio y en el enriquecimiento de ¨¦ste (proceso b¨¢sico para la posterior fabricaci¨®n del combustible de las centrales nucleares). A su vez debemos recordar que ese uranio no es un bien ilimitado, su precio se ha casi cuatriplicado en los ¨²ltimos cinco a?os y, seg¨²n el libro rojo del uranio de la Agencia de la Energ¨ªa Nuclear de la OCDE, en los pr¨®ximos 50 a?os se acabar¨¢n las reservas actuales.
La industria nuclear siempre ha afirmado que el kilovatio-hora nuclear es de los m¨¢s baratos, y es as¨ª si no se tienen en cuenta todos los costes que ha externalizado hasta hace muy poco el sector traslad¨¢ndolos a la tarifa el¨¦ctrica: la gesti¨®n de los residuos y los costes de la moratoria nuclear, la responsabilidad civil limitada, la dotaci¨®n del Gobierno para los planes de emergencia de las centrales nucleares o los costes de transici¨®n a la competencia. Frecuentemente se habla del coste de construcci¨®n de una central, unos 3.000 millones de euros, necesita de un horizonte que garantice tal inversi¨®n, pero se obvia que los costes de desmantelamiento no los paga el explotador. Y el dato irrefutable es que la energ¨ªa nuclear ha perdido la batalla de la competitividad econ¨®mica en unos mercados energ¨¦ticos cada vez m¨¢s liberalizados; el Banco Mundial y otros bancos multilaterales no financian desde hace tiempo proyectos nucleares, por no ser una opci¨®n eficiente en coste.
Respecto a la seguridad en el suministro, la experiencia de los ¨²ltimos a?os demuestra que ¨¦sta no se ha producido. A medida que las centrales han ido ganando edad, los incidentes se han multiplicado. Sin ir mas lejos, la mayor parte del a?o 2005, una de las tres centrales catalanas, Vandell¨°s II, estuvo fuera de servicio despu¨¦s del incidente m¨¢s grave de los ¨²ltimos a?os, mientras que este mes de abril, dos de las tres centrales catalanas en activo han estado fuera de servicio.
A estos factores debe sumarse aquello que no se explica de la energ¨ªa nuclear. En primer lugar, su desarrollo, o incluso su consolidaci¨®n, en nada ayudar¨ªan a la no proliferaci¨®n del armamento nuclear. En segundo t¨¦rmino, las mismas centrales, as¨ª como los residuos que generan, son un factor de riesgo en un mundo como el del siglo XXI, con un nuevo terrorismo que podr¨ªa llegar a especular con las guerras sucias nucleares.
En tercer lugar, ante algo m¨¢s que dudas sobre el efecto que tiene sobre la poblaci¨®n que est¨¢ en su entorno, el principio de precauci¨®n no aconseja el mantenimiento de las centrales, y mucho menos el desarrollo de una tecnolog¨ªa a¨²n hoy tan inmadura.
Todos estos factores conducen a una conclusi¨®n: el inevitable horizonte de cierre. Y ¨¦ste debe producirse sabiendo cu¨¢les son los tres principales problemas del sistema energ¨¦tico espa?ol. El primero es la ineficiencia energ¨¦tica: la cantidad de energ¨ªa que hace falta para producir una unidad econ¨®mica ha aumentado un 5,3% desde 1993 hasta el 2003, mientras que en la UE-15 ha disminuido un 9,9% en el mismo periodo.
Adem¨¢s, la fuerte dependencia energ¨¦tica exterior significa que importamos el 75% de la energ¨ªa primaria que utilizamos frente al 50% de media en la UE, cifra considerada ya elevada por las instituciones comunitarias. Y la consecuencia del modelo es ser el pa¨ªs que incumple m¨¢s con los compromisos de Kioto.
Dadas estas caracter¨ªsticas, la seguridad en el suministro no debe buscarse mediante un aumento de la generaci¨®n de electricidad, sino en una mejora de la distribuci¨®n, en el mantenimiento y modernizaci¨®n adecuados de los sistemas de transformaci¨®n y distribuci¨®n, justo en los sectores donde las el¨¦ctricas no tienen su volumen fundamental de negocio. Por las debilidades del modelo es precisamente oportuno plantearse un calendario de cierre para las centrales nucleares espa?olas. En el plazo m¨¢s inmediato, en el horizonte del 2009, deber¨ªamos clausurar una central como la de Garo?a, en Burgos, por sus instalaciones no s¨®lo obsoletas, sino por una vasija que puede incumplir elementos b¨¢sicos para la operabilidad en condiciones de seguridad durante 10 a?os m¨¢s.
En el resto de centrales, el calendario de cierre tarde o temprano debe llegar, por las exigencias de la opini¨®n p¨²blica, por los compromisos electorales, por la misma seguridad de las centrales e incluso para dar certidumbres al sector. Y la cuesti¨®n es si aprovechamos un obligado calendario de cierre para abordar los grandes retos del modelo energ¨¦tico espa?ol, o si por el contrario, continuamos escondiendo la cabeza bajo el suelo, sin planificaci¨®n ni modelo alguno.
Se debe pactar ahora el c¨®mo, el cu¨¢ndo y en qu¨¦ condiciones se debe realizar un cierre nuclear definitivo, programado y con la certeza de su efectividad. El pacto es necesario para abordar retos inmediatos, entre ellos el del tratamiento de los residuos, a sabiendas de que dif¨ªcilmente puede haber un acuerdo real sobre los mismos sin conocer hasta cu¨¢ndo se van a generar estos residuos.
Encima de la mesa est¨¢ una propuesta, planteada desde la Conselleria de Medio Ambient de Catalunya y desde ICV: se trata de un plan puente para las plantas de energ¨ªa nuclear, que consiste en decidir un objetivo de cierre, sabiendo que los ¨²ltimos cinco a?os la vida ¨²til de las centrales nucleares se dar¨ªan bajo dos condiciones: que los aspectos t¨¦cnicos y de seguridad lo permitan y que se distribuyan los gastos de amortizaci¨®n de las centrales (que dejan de producirse) de la siguiente manera: 20% para aumentar la seguridad y el mantenimiento de las centrales, un 20% para el gestor de la central, un 10% para un fondo de dinamizaci¨®n econ¨®mico y social para las comunidades aut¨®nomas con cierre de centrales y, finalmente, un 50% destinado a la creaci¨®n de una fondo para las energ¨ªas renovables, el ahorro y la eficiencia energ¨¦tica. De esta manera, el mismo cierre de las centrales servir¨ªa para afrontar los principales retos del modelo energ¨¦tico espa?ol; ahorro y eficiencia y mayor impulso de las renovables. Es un hecho que la generaci¨®n de energ¨ªas renovables actual no puede satisfacer la demanda de hoy para ma?ana. As¨ª, hay que buscar una energ¨ªa de transici¨®n. Si agotamos "el per¨ªodo de vida convencional" de las centrales nucleares que est¨¢n en funcionamiento hoy, sin tener un plan alternativo de sustituci¨®n, no se cerrar¨¢n, ya que producen un cantidad significativa (24%) del total de Kw-hora que cubre la demanda el¨¦ctrica.
A partir de ahora, se trata de que sepamos abordar el debate no s¨®lo con valent¨ªa, sino con independencia, y perspectiva de futuro. Despu¨¦s de varias sesiones de trabajo sobre la evoluci¨®n de la energ¨ªa nuclear, el Gobierno tendr¨¢ que optar: y la opci¨®n o es m¨¢s de lo mismo, o empezar a trazar un horizonte sin nucleares.
Joan Herrera Torres es portavoz de ICV en el Congreso de los Diputados.
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