Antonio Beltr¨¢n Mart¨ªnez, experto en arte rupestre

Maestro de maestros, catedr¨¢tico em¨¦rito de la Universidad de Zaragoza y vitalista empedernido, Antonio Beltr¨¢n fue un erudito, un investigador infatigable, un experto numism¨¢tico y epigrafista, y el art¨ªfice de que las pinturas rupestres del arco levantino hayan sido declaradas patrimonio de la humanidad. El profesor Beltr¨¢n, cronista de la ciudad de Zaragoza, muri¨® en la ciudad donde vivi¨® apasionadamente hasta el ¨²ltimo d¨ªa, el pasado viernes 28 de abril.

Licenciado en Derecho y Filosof¨ªa y Letras por la Universidad de Valencia, se doctor¨® en Madrid y dio clases en Cartagena hasta que en 1949 regres¨® a Zaragoza. Catedr¨¢tico de Arqueolog¨ªa, Epigraf¨ªa y Numism¨¢tica de la Universidad de Zaragoza, fue secretario general de la universidad, dirigi¨® el Museo de Zaragoza entre 1956 y 1974, y levant¨® los museos de Etnolog¨ªa y Ciencias Naturales de Arag¨®n; era acad¨¦mico de la Historia y de San Fernando, y pertenec¨ªa a distintas academias europeas e hispanoamericanas.

Su dilatada y fecunda vida le hizo merecedor de numerosos premios y reconocimientos:en su tierra estaba en posesi¨®n de la medalla de las Cortes de Arag¨®n, la de oro de Zaragoza y el Premio Arag¨®n de Humanidades. Sus reconocimientos llegaban de Espa?a, ten¨ªa la encomienda de Alfonso X el Sabio; y tambi¨¦n del extranjero: la Palma Acad¨¦mica de la Orden de las Artes de Francia y la medalla de oro de la American Numismatics Society. Relator de la Unesco, donde era asesor de arte rupestre, pertenec¨ªa al Consejo Permanente y al Comit¨¦ Ejecutivo de la Uni¨®n International des Sciences Pr¨¦historiques et Protohistoriques.

Beltr¨¢n era un sabio en el m¨¢s amplio sentido de la palabra y un entusiasta incansable. Su criterio era esencial para eruditos y expertos de todo el mundo, y en su tierra fue un visionario que impuls¨®, como recordaba el s¨¢bado el director general de Patrimonio, Jaime Vicente, los parques culturales, en especial el del R¨ªo Mart¨ªn, "donde ense?¨® a la gente a amar su entorno y saber divulgarlo".

Con m¨¢s de 500 publicaciones en Espa?a y el extranjero entre art¨ªculos de divulgaci¨®n y libros especializados, era un autor polifac¨¦tico: al mismo tiempo, un experto en arqueolog¨ªa y en gastronom¨ªa. Tan sublime era saber el origen de los huevos al salmorrejo como la conservaci¨®n de las pinturas rupestres o el origen del traje de la comunidad. No soportaba el baturrismo, pero amaba su tierra como pocos, y lo demostr¨® acudiendo hasta el ¨²ltimo momento all¨ª donde le llamaban.

Su estampa menuda, atildada con su pelo blanco y su eterna pajarita, era la de un hombre inquieto y con af¨¢n por ense?ar lo que sab¨ªa y que durante m¨¢s de 50 a?os colabor¨® con Radio Zaragoza-Cadena SER, donde hablaba de las costumbres aragonesas, de las estaciones del a?o o del inicio de tradiciones. Con su humor somarda, se re¨ªa del paso del tiempo y de las vanidades f¨²tiles. ?ltimamente, ¨¦l, que hab¨ªa peleado por conservar, bromeaba con su estado de conservaci¨®n. Nunca hurt¨® una cita ni un compromiso.

Lo recordaba el s¨¢bado el alcalde de su pueblo, Sari?ena, Antonio Torres: "S¨®lo dec¨ªa 'deja que mire mi agenda". Hasta el ¨²ltimo momento estuvo al pie del ca?¨®n; s¨®lo tembl¨® cuando muri¨® hace pocos a?os su esposa y compa?era, Trinidad Lloris. Pero sigui¨® adelante. El 10 de abril, d¨ªa de su 90? cumplea?os, se celebr¨® un homenaje en el Teatro Principal de Zaragoza al que asistieron todas las autoridades de la ciudad y de Arag¨®n que estos d¨ªas lloraban su p¨¦rdida.-