Educaci¨®n para extranjeras en el tajo
COAG y Cruz Roja imparten cursos de riesgos laborales y salud sexual a trabajadoras inmigrantes
El pasado viernes por la tarde fue distinto para Camelia Miron y Carolina Nito, temporeras rumanas de 30 y 35 a?os que trabajan en una finca de Las Malvinas, cerca de Palos de la Frontera (Huelva). Dejaron a un lado sus quehaceres diarios como recolectoras de fresas y asistieron junto a una treintena de compa?eras a una de las charlas que la Cruz Roja, en colaboraci¨®n con el sindicato agr¨ªcola COAG, viene realizando desde hace un mes en fincas asociadas. Se trata de encuentros en el que se informa a las trabajadoras acerca de prevenci¨®n de riesgos laborales y salud sexual, sin olvidar las formas de actuaci¨®n ante posibles episodios de violencia machista.
Es el tercer a?o que el sindicato del campo y la Cruz Roja emprenden esta iniciativa. En la primera edici¨®n consiguieron extender su mensaje a m¨¢s de 700 mujeres, cifra que creci¨® hasta las 1.300 trabajadoras en la campa?a siguiente, seg¨²n las cifras que maneja Ignacio Vel¨¢zquez, director del Servicio Social del Programa de Prevenci¨®n del sida en Mujeres Inmigrantes de la Cruz Roja.
Ignacio Vel¨¢zquez, armado de un proyector de im¨¢genes, llega acompa?ado de una mediadora intercultural rumana, Paula Petria, que har¨¢ las veces de traductora, ya que la mayor¨ªa de las temporeras que trabajan este a?o en la fresa son de su misma nacionalidad.
Han viajado hasta Espa?a para ganar un jornal mucho m¨¢s alto del que consiguen en Ruman¨ªa: 33,7 euros al d¨ªa por seis horas de jornada, es la cifra estipulada. En total, en esta temporada hay 32.786 trabajadores inmigrantes contratados en origen, tal y como record¨® el pasado viernes la consejera de Gobernaci¨®n, Evangelina Naranjo, durante la constituci¨®n del Foro Provincial de la Inmigraci¨®n de Huelva (el cuarto tras los de Sevilla, M¨¢laga y C¨¢diz), ideado para facilitar la comunicaci¨®n entre el colectivo inmigrante y la sociedad de acogida. Los responsables de COAG y Cruz Roja esperan a estas fechas en las que ya ha llegado el grueso de las inmigrantes contratadas en origen para desarrollar las charlas.
El trabajo de los inmigrantes es duro y curte la piel de quien lo realiza, pieles menos acostumbradas a los rayos del sol meridional. La tez roja de la mayor¨ªa de las mujeres a las que se dirige Ignacio, le lleva a comenzar la charla hablando de los peligros de los rayos ultravioleta. "?Cu¨¢ntas de vosotras trabaja con manga larga?", pregunta. Y las treinta rompen a re¨ªr tras la traducci¨®n de Paula. "Veo que no muchas", comprueba con media sonrisa el responsable de Cruz Roja. "Bueno, pero recordad que en el campo, con todo el polvo que hay, no os recomendamos el uso de cremas solares. Y no deb¨¦is estar expuestas al sol cuando vuestra sombra sea m¨¢s peque?a que vosotras mismas. Si segu¨ªs trabajando con manga corta miraos los lunares y si cambian de color o crece, acudid al m¨¦dico. Es por el c¨¢ncer de piel", sentencia Ignacio. Silencio total. Caras muy serias. "?Empezar¨¦is a trabajar ahora con manga larga?", pregunta el monitor. No hay respuesta.
Las explicaciones son as¨ª, directas y claras, tanto que pueden rozar la crudeza. Un aspecto que Ignacio Vel¨¢zquez trata de paliar con constantes bromas que sorprenden a m¨¢s de una, que lo mira con los ojos muy abiertos. La exposici¨®n de recomendaciones contin¨²a con temas dom¨¦sticos. Como estrategia, siempre usa la figura de los hijos, se?alando que los consejos van dirigidos a los m¨¢s j¨®venes. "Hablamos de algunos temas delicados y es una manera de que los asimilen mejor, haci¨¦ndoles ver que pueden transmitirlo a sus hijos", destaca Charo Miranda, directora de Intervenci¨®n Social de Cruz Roja en Huelva.
As¨ª se hace con la violencia machista, momento en que vuelve a enmudecer la audiencia. "En Espa?a tambi¨¦n tenemos este problema", les dice Charo, "pero si educamos a nuestros hijos en la igualdad, debe de ir desapareciendo".Y La educaci¨®n de los hijos reaparece con el sida. "Deb¨¦is decirles que cada uno es due?o de su salud", comenta Ignacio antes de sacar un pene de pl¨¢stico e invitar a una sonrojada trabajadora a poner un cond¨®n en ¨¦ste. Las risas se pueden o¨ªr desde fuera del almac¨¦n.
La charla se distiende y termina. Camelia Miron y Carolina Nito vuelven a su rutina con una publicaci¨®n en rumano de todo lo explicado y una cajetilla de tres preservativos, donados por Cruz Roja, en el bolsillo. "Bueno, no est¨¢ mal que nos hablen de esto. En Ruman¨ªa no solemos hacerlo", se?ala Camelia.
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