Un camarada moderado y respetado
El pol¨ªtico, de 81 a?os, ha sido presidente de la C¨¢mara y ministro del Interior
Giorgio Napolitano naci¨® en N¨¢poles el 29 de junio de 1925, y en 1942, con s¨®lo 17 a?os, fund¨® un grupo de resistencia armada contra el fascismo. Su belicosidad, sin embargo, se extingui¨® con la II Guerra Mundial. Despu¨¦s de la liberaci¨®n estudi¨® Derecho y dedic¨® toda su vida profesional a una tranquila y met¨®dica existencia como dirigente del Partido Comunista Italiano.
Fue siempre disciplinado y no levant¨® la voz ni en 1956, cuando la URSS invadi¨® Hungr¨ªa, ni en 1968, cuando los tanques sovi¨¦ticos aplastaron la Primavera de Praga. Pero su moderaci¨®n y su empe?o en empujar al PCI hacia una alianza con los socialdem¨®cratas del PSI no le hicieron popular entre sus compa?eros de partido, quienes le llamaban "el camarada mejorista" porque, dec¨ªan, no aspiraba a cambiar el mundo, sino solamente a conseguir que las cosas funcionaran un poco mejor.
La ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y el colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica obligaron a transformar el PCI en el Partido de los Dem¨®cratas de Izquierda y dieron, con cierto retraso, la raz¨®n a Napolitano. El mejorista se convirti¨® en el rey Umberto, por su parecido con el ¨²ltimo rey italiano y su extremo cuidado en el vestir. En 1992, cuando se desat¨® la tormenta de Tangent¨®polis y la Primera Rep¨²blica empez¨® a ahogarse en su propia corrupci¨®n, Napolitano fue elegido presidente de la C¨¢mara de Diputados. Desempe?¨® la tarea con una exquisita atenci¨®n al reglamento y a la cortes¨ªa parlamentaria. En 1996 se incorpor¨® como ministro del Interior (hasta entonces un puesto vetado a los comunistas) al primer Gobierno de Romano Prodi, y tambi¨¦n dej¨® un buen recuerdo. Un sindicato policial le defini¨® como "el mejor ministro en 20 a?os".
Entre 1999 y 2004 fue europarlamentario y presidi¨® la Comisi¨®n de Asuntos Constitucionales. Crey¨® que ¨¦sa era su ¨²ltima misi¨®n y volvi¨® a Roma para vivir como un jubilado m¨¢s los a?os finales de su vida. En 2004, el presidente Carlo Azeglio Ciampi le nombr¨® senador vitalicio. Hace dos semanas, Romano Prodi y Massimo d'Alema le dijeron que ten¨ªa que asumir la presidencia de la Rep¨²blica. Y Napolitano, como siempre, dijo que s¨ª. Ayer, tras su elecci¨®n, pronunci¨® una sola frase: "Estoy muy emocionado". Y se fue a comer a casa, como todos los d¨ªas.
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