A la dignidad por el bal¨®n

He aqu¨ª un producto hecho desde la modestia, sin otra pretensi¨®n que, como querr¨ªa cualquier buen documental, rasgar el velo que impide socialmente ver un problema que, por distante que parezca (en realidad, lo que se cuenta ocurre en Guatemala), bien podr¨ªa pasar aqu¨ª al lado; y que, tras la apariencia de un conflicto simple, esconde no obstante una hermosa lecci¨®n de vida. Escrita por un periodista-viajero, Chema Rodr¨ªguez, que es tambi¨¦n el guionista de otro documental reciente, La gran final, habla, como ¨¦ste, de la fascinaci¨®n por un bal¨®n de f¨²tbol. Pero su lecci¨®n es otra: porque de lo que realmente va es de una lucha por la dignidad de un grupo de seres humanos.

Lo de menos es que sean prostitutas. Porque podr¨ªan ser cualquier otra cosa que no admita una f¨¢cil aceptaci¨®n social por la mayor¨ªa, y el resultado no distar¨ªa mucho del que aqu¨ª se logra. Dispuestas a ser reconocidas, a hacerse visibles para el resto de sus conciudadanos, un grupo de prostitutas que trabajan junto a la v¨ªa del tren que lleva a la capital del pa¨ªs deciden fundar... un club de f¨²tbol para dar a conocer medi¨¢ticamente su causa. Y el ¨¦xito las acompa?a: la c¨¢mara de Rodr¨ªguez, que se centra, como resulta casi inevitable en un documental de estas caracter¨ªsticas, sobre todo en tres de ellas, Vilma, Valeria y Kimberly, las sigue y da cuenta de un conflicto que de pronto incendia las "buenas conciencias" del pa¨ªs y obliga a todo hijo de vecino a posicionarse sobre qu¨¦ es hoy mismo la prostituci¨®n, y a preguntarse qui¨¦nes son, en realidad, las mujeres que la ejercen.

Es sencilla, que no simple, y por momentos llega incluso a emocionar; es un material art¨ªstico m¨¢s para emplear en un debate que lleva ya mucho tiempo, pero que parece condenado a aparecer, una y otra vez, hasta que no se legalice la mal llamada m¨¢s vieja profesi¨®n del mundo.