Farsantes
El autor critica el debate sobre la eutanasia por ignorar la opini¨®n de los afectados que, como es su caso, envidian la ayuda recibida por el pentapl¨¦jico Jorge Le¨®n para morir
Bonito espect¨¢culo de feria al que vamos asistiendo en esta ¨²ltima semana. Sucede que a Ram¨®n Sampedro no se le ha ocurrido otra cosa, desde su lejana e infinita nada, que volver a morirse. Se conoce que no fue suficiente, en su d¨ªa, all¨¢ por 1998, la retransmisi¨®n en diferido de su m¨¢s que deseada aunque penosa muerte, ni el posterior y prolongado proceso de beatificaci¨®n, ni siquiera el ¨²ltimo y muy hermoso acto de su personal trilog¨ªa, me refiero a la pel¨ªcula tan magn¨ªficamente llevada y tra¨ªda por premios y festivales Mar adentro. Pues bien, se conoce que Ram¨®n Sampedro no ten¨ªa bastante con todo ello y tiene que volver, a su manera, a decirnos que estamos todos muy, pero que muy, equivocados. Alguien contestar¨¢ que el muy equivocado es el que esto suscribe, que el muerto no es Ram¨®n Sampedro esta vez, sino otro, un tal Jorge Le¨®n, no de Galicia precisamente, y, para colmo de males, con un respirador de por medio, y, por si fuera poco, pentapl¨¦jico, nueva palabra que a?adir a nuestros personales diccionarios de andar por casa mientras vemos de mala gana ciertas noticias de los telediarios. El ni?o dir¨¢: mami, qu¨¦ es pentapl¨¦jico. La ni?a, m¨¢s avispada ella, no tendr¨¢ la m¨¢s m¨ªnima duda y contestar¨¢ al peque?o que pentapl¨¦jico es un equipo de f¨²tbol de la ciudad de Madrid que viste normalmente camiseta rojiblanca a rayas. El padre, estoy casi seguro que con empaque, a?adir¨¢ que pentapl¨¦jico es un se?or al que le gusta sobremanera el bacalao a la vizca¨ªna. Pues s¨ª, se?ores, todos tienen su buena parte de raz¨®n. Pentapl¨¦jico, tetrapl¨¦jico, parapl¨¦jico... Palabras que no suenan nada bien a esta sociedad nuestra, mejor dicho, que suenan fatal, porque son sin¨®nimo, adem¨¢s de otras muchas cosas, de dolor, de enfermedad, de vidas rotas. Y mientras tanto, las mentes bien pensantes van a abandonar con sigilo el cuarto de estar para ir al lavabo, pues en el momento en que se escuchan y se ven tama?as "desgracias" las mentes bien pensantes tienen la obligaci¨®n de lavarse algo, aunque sea s¨®lo y transitoriamente la conciencia. Pero yo sigo insistiendo. Sucede que a Ram¨®n Sampedro no se le ha ocurrido otra cosa que volver a morirse. El muy cabr¨®n, el muy farsante.
Los que estamos tendidos sin remedio en una triste cama no tenemos derechos
Ya est¨¢ bien de seguirle el juego a esa banda de sotanas andantes en que se ha convertido la Iglesia
Regresa de nuevo el debate, la peque?a o gran pelotera de turno comienza a llenar columnas y columnas en los peri¨®dicos y una que otra intempestiva imagen televisiva se cuela en los hogares a la hora de los almuerzos y las cenas. Los medios, siempre a vueltas con los medios. Algunos de ellos incluso rozan el rid¨ªculo titulando que Jorge Le¨®n precisaba de una peque?a gr¨²a para ser desplazado de su cama a su silla de ruedas. C¨®mo si no mover un cuerpo yerto, c¨®mo si no transportar un cuerpo que ya lo ha perdido todo hace mucho tiempo, el orgullo, la autonom¨ªa, la verg¨¹enza, incluso la dignidad. Otros andan ya a la busca y captura de nuevos pentapl¨¦jicos como ¨¦l por asociaciones, como DMD Asturias, oliendo la exclusiva, de enfermos con similares expectativas vitales que las del farsante de Jorge, el muy farsante. Y es que parece extra?o que, a¨²n hoy, en estos tiempos que corren de magnanimidad y progreso, donde pareciera que todo el mundo vive desahogadamente en un perpetuo ir y venir a las playas en kilom¨¦tricas y bell¨ªsimas caravanas, en estos tiempos, digo, todav¨ªa haya quien ponga su est¨²pido grito en el cielo cuando surgen patadas en la ingle informativa como es la de la reciente muerte de Jorge Le¨®n. Se me ocurre pensar que ya est¨¢ bien de seguirle el juego a esa banda de sotanas andantes en que se ha convertido la Iglesia cat¨®lica o si no, a esa otra de pol¨ªticos que bajo el amparo de un muy mono pajarito naranja campan a sus anchas con exceso en t¨®mbolas y en informativos, o incluso a la de otros cuya flor, pienso yo, ca¨ªda a la derecha destila un aroma cada vez m¨¢s mustio. No otro discurso parece querer a?adir la ministra del ramo en sus ¨²ltimas declaraciones: no es el momento. Se conoce que las personas que estamos tendidas sin remedio en una triste cama de hospital, o en una residencia de mala o buena muerte, o en el domicilio prestado de nuestros familiares, o, los que con enorme fortuna, como yo, vivimos en nuestra propia casa haciendo la vida amarga e imposible a nuestros seres m¨¢s queridos, pues se conoce que esos, nosotros que no podemos introducir ni tan siquiera un miserable voto en una miserable urna electoral, carecemos de derechos para que los pol¨ªticos nos pongan un poco en sus papeles, siquiera en bastardilla. A la hora de decidir qu¨¦ hacer con nuestra asquerosa vida, nadie ha hablado aqu¨ª todav¨ªa de eutanasia, horrible palabreja, lo mejor es esperar, ser pacientes, confiar en que una parada cardiaca, por poner un ejemplo, un d¨ªa cualquiera, nos haga el resto del trabajo. Mucho mejor la clandestinidad, la mano amiga que se nos niega. Pues eso, muy farsantes.
Y todo lo que antecede porque el pasado jueves, d¨ªa 4 de mayo, el cuerpo sin vida de Jorge Le¨®n apareci¨® en su domicilio de Valladolid con el respirador desconectado y, cerca, un vaso. El vaso. Desde aqu¨ª poco puedo sumar a esta pol¨¦mica boba si no es mi admiraci¨®n y mi envidia hacia una persona que, por fin, pudo conseguir lo que desde hac¨ªa tanto pretend¨ªa. Desde aqu¨ª, para ¨¦l, para ese vac¨ªo que ya es ¨¦l, el abrazo m¨¢s grande que yo haya podido ofrecer a nadie. Y no s¨®lo para ¨¦l, sino para otros, estos an¨®nimos, que con la ayuda impagable e inestimable de qui¨¦n sabe qui¨¦n han podido llegar al final de sus vidas sin tener que sonrojarse y a los que lo har¨¢n ma?ana, y dentro de dos meses... Farsantes ellos lo mismo que yo soy farsante.
Luis Miguel Rabanal es escritor y socio de la asociaci¨®n por el Derecho a Morir Dignamente (DMD) de Asturias. Tetrapl¨¦jico desde 1998 y lesionado medular desde 1979.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.