Muere Fisac, un referente de la elegancia
Fue durante seis d¨¦cadas uno de los m¨¢s grandes y l¨²cidos arquitectos espa?oles del pasado siglo
El arquitecto Miguel Fisac falleci¨® ayer por la ma?ana en su casa de Madrid, a los 92 a?os. Hab¨ªa nacido en Daimiel (Ciudad Real) en 1913 y en los ¨²ltimos tiempos fue entregando sus bocetos, sus materiales de trabajo, su legado, al colegio profesional de Ciudad Real, ciudad que acoge la fundaci¨®n encargada de la catalogaci¨®n y el estudio de su legado. Autor, entre otras muchas obras, del Centro de Estudios Hidrogr¨¢ficos de Madrid, recibi¨® la medalla de oro del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos en 1994, el Premio Antonio Camu?as en 1997 y el Nacional de Arquitectura en 2003, adem¨¢s de otros galardones. Ser¨¢ enterrado hoy, a las once y media de la ma?ana, en el cementerio madrile?o de Fuencarral, bajo la l¨¢pida que ¨¦l mismo dise?¨® para su hija.
Su esp¨ªritu inquisitivo, exigente y l¨²cido seguir¨¢ obstinadamente entre nosotros
Llevaba a?os prepar¨¢ndola. Miguel Fisac orquest¨® la ceremonia de los adioses como su ¨²ltimo proyecto. El progresivo despojamiento, la creaci¨®n de la fundaci¨®n, el traslado de los archivos a Ciudad Real, las disposiciones finales y hasta sus "poemas de la buena muerte" conducen serenamente hasta su desaparici¨®n luminosa en el Cerro del Aire, al alba de un viernes de mayo. En la casa que hace medio siglo construy¨® para Ana Mar¨ªa, y acompa?ado de la mujer que ha compartido su prolongado itinerario biogr¨¢fico, este gigante de la arquitectura espa?ola ha abandonado el reino de este mundo con la pl¨¢cida aceptaci¨®n que parece reservada a los creyentes en el otro. Fisac dej¨® el Opus Dei poco antes de contraer matrimonio en 1957, pero sus discrepancias p¨²blicas con la instituci¨®n que hab¨ªa contribuido a fundar no afectaron a sus convicciones religiosas, que le hac¨ªan esperar el tr¨¢nsito de la muerte con una naturalidad de emocionante elegancia.
Los creadores sobreviven en todo caso a trav¨¦s de su obra, y la copiosa cosecha de proyectos y patentes de Miguel Fisac garantizan la continuidad en el tiempo de las criaturas de su ingenio. Arquitecto de f¨¦rtil imaginaci¨®n t¨¦cnica, tan dotado de talento pl¨¢stico como de inventiva mec¨¢nica, la carrera de este manchego nacido en Daimiel en 1913 y titulado en Madrid en 1942 se extiende a lo largo de seis d¨¦cadas, desde sus inicios en la Espa?a de la posguerra hasta las obras terminadas ya en el siglo XXI, y su esencial continuidad no excluye tres etapas bien diferenciadas, que coinciden con la propia evoluci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica del pa¨ªs: la autarqu¨ªa de los a?os cuarenta y cincuenta, el desarrollo de los sesenta y la transici¨®n de los setenta y los ochenta.
El primer periodo tiene como escenario la m¨ªtica Colina de los Chopos, donde el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas, dirigido por Jos¨¦ Mar¨ªa Albareda, encarga a Fisac la materializaci¨®n de esa acr¨®polis del conocimiento en los altos del hip¨®dromo que se hab¨ªa iniciado en el periodo republicano, y que los sue?os imperiales de los vencedores de la guerra quieren te?ir con monumentalidad clasicista y cat¨®lica. As¨ª se levantan la capilla del Esp¨ªritu Santo, el edificio central del CSIC y los prop¨ªleos p¨¦treos que dan acceso desde la calle de Serrano a esa ciudad de Dios y de la ciencia. Pero el inquieto viajero que es Fisac pronto se alejar¨¢ de esa ret¨®rica solemne, y su experiencia escandinava de 1949 templar¨¢ con empirismo las obras posteriores, tanto en el ¨¢mbito de la investigaci¨®n y la ense?anza -con el Instituto Cajal en Madrid y el primer instituto laboral, que se construir¨ªa en su localidad natal- como en el de la arquitectura religiosa, que alcanzar¨ªa singular altura con el Teologado de los Padres Dominicos en Alcobendas.
La segunda etapa de Fisac se asocia a sus experimentos estructurales con los huesos de hormig¨®n, que emplea como vigas, p¨¦rgolas o celos¨ªas en innumerables proyectos, de los pioneros laboratorios farmac¨¦uticos Made o la espectacular nave del Centro de Estudios Hidrogr¨¢ficos, hasta la parroquia de Santa Ana, el edificio IBM en la Castellana madrile?a o las bodegas Garvey en Jerez de la Frontera, un conjunto de obras que retratan musculosamente el optimismo t¨¦cnico y social de la Espa?a del desarrollo. De estos a?os sesenta es tambi¨¦n la torre de los laboratorios Jorba, construida con paraboloides hiperb¨®licos de hormig¨®n al borde de la autopista de Barajas y conocida popularmente como la pagoda, cuya demolici¨®n en 1999 fue ocasi¨®n de un encendido debate ciudadano.
El tercer y ¨²ltimo periodo de la obra de Fisac es tambi¨¦n el m¨¢s incomprendido, porque su fascinaci¨®n con los encofrados flexibles, que dan al hormig¨®n un aspecto mullido, encontr¨® poco eco en sus colegas o en la cr¨ªtica, y el arquitecto se vio relegado a una oscuridad profesional tanto m¨¢s notoria cuanto que segu¨ªa a tres d¨¦cadas de ¨¦xito continuado y un¨¢nime. Con esa t¨¦cnica de muros fl¨¢ccidos construy¨® el centro de rehabilitaci¨®n Mupag, el hotel Tres Islas en Fuerteventura, la parroquia de Nuestra Se?ora de Altamira o el Centro Social de las Hermanas Hospitalarias, adem¨¢s de su propio estudio en el Cerro del Aire o su casa en Almagro, recintos dom¨¦sticos donde se recluir¨ªa durante su prolongada traves¨ªa del desierto: una marginaci¨®n que llegar¨ªa felizmente a t¨¦rmino durante los a?os noventa, con la multiplicaci¨®n de los honores y reconocimientos p¨²blicos, pero tambi¨¦n con su descubrimiento por la cr¨ªtica internacional, que vio en los huesos de hormig¨®n y en los encofrados flexibles del arquitecto una aventura t¨¦cnica y est¨¦tica que enlaza con las preocupaciones materiales y t¨¢ctiles de las ¨²ltimas generaciones. A trav¨¦s de su influencia en ellas, y a trav¨¦s tambi¨¦n de la permanencia grave de las obras, el esp¨ªritu inquisitivo, exigente y l¨²cido de Miguel Fisac seguir¨¢ obstinadamente entre nosotros.
Babelia
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