M¨¢xima audiencia
La pel¨ªcula (muy recomendable por cierto) Buenas noches, buena suerte recupera la figura del periodista norteamericano Edward R. Murrow, cuyos programas en la cadena CBS y cuya actitud informativa contribuyeron decisivamente al ocaso del senador Joseph McCarthy. En una de las escenas de la pel¨ªcula, Murrow habla de la televisi¨®n y los debates en serio. No puedo repetir esas palabras textualmente, pero viene a decir que no pasa nada por emitir en horas de m¨¢xima audiencia debates sobre cuestiones de m¨¢xima actualidad, sobre asuntos que importan y afectan a la gente. Que no s¨®lo no pasa nada, sino que los espectadores lo desean y lo agradecen. Recordaba esas palabras el otro d¨ªa, no s¨®lo por haber visto recientemente la pel¨ªcula, sino porque estaba siguiendo el debate sobre la Y vasca en Pol¨ªticamente incorrecto de ETB y eran cerca de las dos de la ma?ana. Por una vez (primera vez) -me dec¨ªa- que se habla del tren vasco de alta velocidad con verdadera divisi¨®n de opiniones y ante las c¨¢maras, y tienen que emitir el debate de doce a madrugada, como en horario de discoteca.
Yo describir¨ªa ese debate como una oposici¨®n entre lo abstracto y lo concreto, o lo intangible y lo palpable; y entre el voluntarismo pol¨ªtico y el realismo social. Colocar¨¦ a los defensores del tren de alta velocidad en lo primero y a sus oponentes en lo segundo. Y si me preguntaran qui¨¦n gan¨® ese cara a cara tardotelevisivo, contestar¨ªa sin vacilar que quienes se llevaron el tren del debate al agua fueron los partidarios del no, esencialmente porque plantearon cuestiones y formularon preguntas precisas y pertinentes que los otros no fueron capaces de contrarrestar o responder igual. Y tambi¨¦n porque presentaron argumentos y datos, mientras que del otro lado de la raya o de la v¨ªa, en el bando del s¨ª al tren, encontr¨¦ mayormente razones imprecisas, evasivas y/o grandilocuentes: ese tren ser¨¢ ventana europea para nuestras empresas y por lo tanto factor de desarrollo, descontaminar¨¢ nuestro aire, descongestionar¨¢ nuestras carreteras e incluso "har¨¢ pa¨ªs". Pero todo reducido a la m¨ªnima argumentaci¨®n, o si se prefiere, en forma de pur¨¦ informativo para tragar sin masticar.
Yo soy partidaria del tren. Prefiero ese medio de transporte a cualquier otro, casi en cualquier circunstancia. Lo prefiero tanto que durante a?os he aceptado que Renfe me hiciera viajar a Madrid en condiciones inaceptables. Tanto que estar¨ªa dispuesta a ir en Euskotren a Bilbao aunque s¨®lo se rebajara en una hora la duraci¨®n actual de 2 horas y 40 minutos. (?C¨®mo es posible, por cierto, que entre tantos defensores del ferrocarril como debe de tener la Administraci¨®n vasca no se haya encontrado la manera de poner entre Donostia y Bilbao al menos un tren directo cada hora, existiendo v¨ªas y vagones relucientes?). Soy partidaria del tren, pero mucho m¨¢s partidaria de la verdad p¨²blica, de que a los ciudadanos se nos expliquen las cosas como realmente son.
Y en este caso concreto faltan a¨²n muchas precisiones (del verbo precisar, esto es, exponer de un modo claro, exacto y cierto): ?Cu¨¢l va a ser el coste ambiental de la Y vasca? Y su impacto (econ¨®mico y social) sobre sectores como la agricultura. Y el alivio real que su puesta en marcha traer¨ªa al tr¨¢fico rodado: porque si es cierto que hoy circulan a diario por nuestras carreteras cerca de 10.000 camiones (y en el 2010 ser¨¢n miles m¨¢s) y en el tren s¨®lo caben 1.000 cada d¨ªa, ?d¨®nde est¨¢ la ganancia? Y si es cierto que la inmensa mayor¨ªa de los desplazamientos se producen en Euskadi en el interior de las comarcas, y no entre las tres capitales, ?de qu¨¦ descongesti¨®n rodada estamos hablando? Y ?de d¨®nde va a salir el dinero, los 4.000 millones de euros que cuesta esa ¨²nica letra del alfabeto de las obras p¨²blicas? ?Qu¨¦ otras (infra)estructuras van a tener que seguir esperando? ?Cu¨¢nto se estima que van a costar los billetes?
Todas estas preguntas se quedaron el otro d¨ªa en aire. No creo que sea de recibo que empiecen las obras sin que alguien responda, con lujo de detalles, y en horario y formato de m¨¢xima audiencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.