Orgullo
No hace mucho, se les pidi¨® a personajes del mundo cultural que eligieran la palabra m¨¢s preciada del universo ling¨¹¨ªstico. Siempre se trata de una elecci¨®n impostada. Hay quien puede elegir la palabra "amor" y no saber darlo, quien habla de "solidaridad" siendo incapaz de tener compasi¨®n. Igual que los estudiosos de la felicidad dicen que ¨¦sta se mide por el bienestar o la incomodidad que provocan las peque?as experiencias del d¨ªa a d¨ªa, la sinceridad de las palabras se mide por nuestra capacidad de darles forma en los actos cotidianos. Si busc¨¢ramos una palabra que definiera el sentir colectivo de esta ¨¦poca, puede que "orgullo" se llevara la palma. Orgullo es una palabra como casi todas, que encierra un Ca¨ªn y un Abel. El orgullo nos inyecta la fortaleza necesaria para ser personas a pesar de patadas o ca¨ªdas; pero el orgullo puede ser tambi¨¦n intoxicador y excluyente. Sentir orgullo por lo que soy, por ser espa?ol, homosexual, mujer, americano, negro, por tener un apellido, sentir orgullo por haber ido a tal universidad, orgullo de clase, orgullo identitario, un orgullo que te define dentro de una comunidad y que da un sentido general a tu vida; orgullo de ser andaluz, ?qu¨¦ significa eso?, ?ser m¨¢s gracioso, m¨¢s aut¨¦ntico, m¨¢s temperamental, formar parte de una gran familia?; orgullo de ser catal¨¢n, ?qu¨¦ es eso?, ?tener m¨¢s templanza, ser m¨¢s discreto, m¨¢s calculador, m¨¢s trabajador?; orgullo de ser vasco, ?qu¨¦ es eso?, ?ser noble, directo, serio, de fiar? La educaci¨®n ha incidido catastr¨®ficamente en ese aspecto de la personalidad, ha engordado nuestros orgullos, los m¨¢s idiotas, los m¨¢s est¨¦riles. No parece ser un fen¨®meno que haya calado s¨®lo en Espa?a; el orgullo es hoy un virus que se ha extendido por el mundo, convenciendo incluso a los pueblos m¨¢s necesitados de progreso de que la tradici¨®n, aunque sea incompatible con los derechos humanos, ha de vivirse con orgullo. Otro orgullo: orgullo de g¨¦nero. De un tiempo a esta parte, se incide en la idea de que las mujeres no s¨®lo tenemos que luchar por nuestros derechos (?no es suficiente con esa tarea?), sino que hemos de mostrar un orgullo interior por algo que nos vino dado de nacimiento. Hay hombres que se apuntan a la moda, que pretenden engordar nuestro orgullo. Suena paternalista. La l¨¢stima que haya un p¨²blico tan hambriento de elogios.
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