Energ¨ªa: alianzas e intereses
El objetivo central en la gesti¨®n que tiene por delante el presidente boliviano Evo Morales y que condicionar¨¢ en gran medida su ¨¦xito al frente del Gobierno, es la negociaci¨®n por el precio del gas que Bolivia le vende fundamentalmente a Brasil, y en menor medida a Argentina, rubro que constituye el principal ingreso de su pa¨ªs.
Esa negociaci¨®n determinar¨¢ los recursos de Bolivia para los pr¨®ximos a?os, y le permitir¨¢n a Morales gobernar en la abundancia o en la estrechez, ya que el aumento de precios al que aspira es del 65%. Ese reclamo nada tiene que ver con los grandilocuentes y populistas anuncios de nacionalizaciones y expropiaciones. M¨¢s a¨²n, ¨¦stos juegan en su contra.
El gran argumento que esgrimen los bolivianos es por qu¨¦ Bolivia, un pa¨ªs que tiene un ingreso per c¨¢pita de 900 d¨®lares al a?o, debe venderle subvencionado el gas a Brasil, una naci¨®n con ingresos de 4.000 d¨®lares per c¨¢pita al a?o, mientras ¨¦ste le vende el caf¨¦, los autom¨®viles y todos los otros productos que le provee al pa¨ªs andino a los precios del mercado internacional.
Mas all¨¢ de que Brasil financi¨® las obras -Europa tambi¨¦n lo hizo con Rusia-, ?por qu¨¦ los pobres bolivianos deben contribuir al nivel de vida de los mucho m¨¢s ricos vecinos brasile?os? ?Por qu¨¦ deben ayudar a los resultados de los conglomerados industriales paulistas que exportan al mundo entero?
Si el gas se paga a raz¨®n de siete u ocho d¨®lares el mill¨®n de BTU (unidad de medida) en Estados Unidos o en Europa, no hay raz¨®n de fondo en ¨¦pocas de econom¨ªas globalizadas para que en esta parte del mundo cueste menos de la mitad. Es verdad que no es lo mismo el gas de aplicaci¨®n industrial, que lo asignado a uso domiciliario, a hogares que no tienen los ingresos europeos. Por eso la pretensi¨®n boliviana no es equipararlo con aquellos niveles, sino encontrar una posici¨®n intermedia entre esos importes y los precios actuales.
Brasil deber¨ªa asumir esta realidad y asegurarse a cambio un suministro confiable en vol¨²menes y valores, al menos, mientras Morales continu¨¦ en el poder. Es cierto que ello resulta dif¨ªcil de digerir por el momento pol¨ªtico que vive el Brasil, con las elecciones presidenciales en puerta en octubre pr¨®ximo. Similar situaci¨®n implica para la Argentina, cuya dependencia del gas boliviano es hoy menor que en el caso brasile?o, pero igualmente importante como condicionador de los precios internos, y fundamental para el abastecimiento futuro.
Ya que s¨®lo no puede enfrentarse a Brasilia y a Buenos Aires, ?en qui¨¦n podr¨ªa pues apoyarse Evo Morales para ese decisivo pulso con Lula Da Silva, su "hermano mayor" como h¨¢bil y cari?osamente sol¨ªa llamarlo?
Los Estados Unidos est¨¢n en otra cosa -o en la vereda de enfrente mejor sea dicho- pues su objetivo es que la energ¨ªa no suba de precio. Lo mismo la Uni¨®n Europea, donde Espa?a, Francia y Raino Unido tienen fuertes inversiones en Bolivia y lo que menos desean es romper el status quo, pues saben que cualquier cambio ir¨¢ contra sus intereses, m¨¢s all¨¢ del leg¨ªtimo derecho a exigir la propiedad de lo que les pertenece.
A Ch¨¢vez le conviene que el gas -del cual posee las mayores reservas de Am¨¦rica del Sur- se cotice lo m¨¢s alto posible, as¨ª el hoy inviable megaproyecto del gasoducto del Sur -de Venezuela a la Argentina, atravesando medio continente- empieza a tornarse analizable. Esa sola posibilidad aumenta su capacidad de negociaci¨®n y su influencia en la regi¨®n. Fidel Castro siempre estar¨¢ al lado de Ch¨¢vez, su fiel ac¨®lito y mecenas.
Lula precisa de Argentina para enfrentarse a Evo Morales. Por eso le dio recientemente la espalda a Uruguay cuando le solicit¨® su apoyo en el conflicto por las papeleras del r¨ªo Uruguay.
Tambi¨¦n Brasil puede amenazar a Bolivia con no comprarle su gas y llevarlo a la bancarrota. Pero si amenaza, tiene que estar dispuesto a cumplir. Y Brasil no puede prescindir hoy de ese preciado combustible. Por otra parte, su intransigencia negociadora puede empujar a Evo Morales a radicalizar sus reclamos y precipitarlo al abismo que implica ahuyentar la inversi¨®n, consolidando la pobreza de su pueblo.
Desde otro ¨¢ngulo, Argentina viene recibiendo una fuerte corriente inmigratoria de Bolivia, a la que debe proveerle servicios b¨¢sicos, en detrimento de los que reciben los propios argentinos. Pensando en el largo plazo, le convendr¨ªa que Bolivia inicie un sostenido proceso de crecimiento. Impera, adem¨¢s, en el caso argentino fomentar la producci¨®n local, ya que subvencionar el consumo de energ¨ªa estimula su derroche y desalienta la producci¨®n, a la vez que alerta a los inversores en cualquier sector del riesgo argentino.
Ambos pa¨ªses -Brasil y Argentina- deber¨ªan, dado la imprevisibilidad pol¨ªtica inherente a Bolivia, esbozar una estrategia energ¨¦tica de largo plazo que contemple otras fuentes de suministro complementarias a las actuales, donde no se dependa exclusivamente de los humores que reinen en el altiplano, simult¨¢neamente con una actitud pragm¨¢tica y no ego¨ªsta para con los estrat¨¦gicos recursos que el creador coloc¨® en los sufridos territorios bolivianos.
Cuando la miner¨ªa tuvo sus ¨¦pocas de auge hace ya muchas d¨¦cadas, la plusval¨ªa que gener¨® fue a parar a castillos en Francia y en Suiza, bien lejos de los desnutridos ind¨ªgenas que se deslomaban en las minas y que Evo Morales promete hoy reivindicar.
Ricardo Esteves es empresario argentino.
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