Entre ecolog¨ªa y econom¨ªa

Instado por una cita del fil¨®sofo Javier Echevarr¨ªa, el tambi¨¦n fil¨®sofo Jorge Riechmann aborda en este amplio ensayo los que considera "temas de nuestro tiempo". Se trata, seg¨²n sus propias palabras, de "situarme a la altura de esa responsabilidad c¨ªvica (y tambi¨¦n filos¨®fica) profundizando en el an¨¢lisis de algunas cuestiones". Y las cuestiones de nuestro tiempo son, a juicio del autor, sobre todo las ambientales, las ecocuestiones, seguidas de la creciente desigualdad social planetaria y, por ¨²ltimo, "los desaf¨ªos planteados por la tecnociencia".

La biom¨ªmesis es, para Riechmann, "imitar a la naturaleza a la hora de reconstruir los sistemas productivos humanos, con el fin de hacerlos compatibles con la biosfera". Aclara el autor que, despu¨¦s de todo, "no se trata de descubrir mediterr¨¢neos", puesto que las ideas que expone son ya conocidas o intuidas por quienes defienden idearios ecologistas. Se trata de "ordenar estas ideas de una manera nueva, alrededor de una categor¨ªa -biom¨ªmesis- que me parece esclarecedora, potente y persuasiva".

No est¨¢ claro, la verdad, que sea tan persuasiva. Sobre todo porque en los an¨¢lisis de Riechmann, que tratan b¨¢sicamente de las personas y nuestra huella sobre lo que nos rodea, faltan algunos componentes econ¨®micos necesarios para hacerlos m¨¢s cre¨ªbles. Se trata sin duda de un libro cargado de buenas intenciones, pero la econom¨ªa tiene razones que el bueno del sentido com¨²n, tan cortoplacista como la econom¨ªa, no siempre comparte.

Esta especie de vuelta a la naturaleza, o a lo natural, este mirar al rededor para tratar de conseguir "una reinserci¨®n de la sociosfera y la tecnosfera dentro de la biosfera", propuesto por el autor, choca si no con la esencia del ser humano, que siempre ha tratado de imponerse al medio, al menos con su comportamiento m¨¢s habitual. Que nuestra especie es una depredadora terror¨ªfica cuya potencia destructora depende ¨²nicamente del tipo de tecnolog¨ªa de que dispone en cada momento en la historia es un hecho incontrovertible. Si el ritmo al que hoy desaparecen las especies por nuestra causa es m¨¢s alto que nunca es porque somos capaces de destruir m¨¢s r¨¢pido que nuestros antepasados, no porque seamos peores.

La prosa de Riechmann, au-

tor de varios poemarios, es clara y convincente, porque habla con pasi¨®n de aquello de lo que est¨¢ convencido. Hacer que el desarrollo econ¨®mico sea sustentable no deber¨ªa ser tan complicado de compartir por cualquiera que sea capaz de ver m¨¢s all¨¢ de pasado ma?ana. Sin embargo, es probable que no consiga convencer a tantos como ser¨ªa preciso para lograr "en cierta medida la cuadratura del c¨ªrculo: c¨®mo hacer socialmente aceptable el doloroso apretarse el cintur¨®n ecol¨®gico que parece m¨¢s inexcusable cada d¨ªa que pasa, c¨®mo hacer una revoluci¨®n econ¨®mico-ecol¨®gica sin que nadie pierda". Sin embargo, la claridad de la prosa se ve oscurecida por otros textos que acompa?an o explican el mensaje central. Resultan un poco inc¨®modos para la lectura y, en algunas p¨¢ginas, la dificultan claramente.

Estamos, pues, ante un interesante tratado que pretende cambiar la direcci¨®n del mundo. Una empresa m¨¢s dif¨ªcil de lo que pudiera imaginarse, porque, por ejemplo, "no se trata de pensar sencillamente en sustituir las energ¨ªas f¨®siles (y la energ¨ªa nuclear) por energ¨ªa solar, dejando lo dem¨¢s como est¨¢: simult¨¢neamente ha de aumentar radicalmente la eficiencia energ¨¦tica (y reducirse su consumo), modificarse cualitativamente el uso de la energ¨ªa, cambiar los sistemas de transformaci¨®n, reconstruir la cultura". Ah¨ª es nada. Resulta una tarea compleja, primero porque no tenemos instrucciones claras para hacerlo, y segundo, porque quiz¨¢ esa reconstrucci¨®n de la cultura sea m¨¢s complicada que, sencillamente, dejar obrar a la naturaleza y esperar un par de millones de a?os, por si aparece otra especie inteligente mejor encarada.