La 's¨²per-escuela' de Caprabo
El grupo catal¨¢n forma para contratar a un millar de carniceros, pescaderos y otros perfiles que escasean en el mercado
Los ni?os quieren ser Ronaldhino o Fernando Alonso. No pescaderos, carniceros ni fruteros. Esta obviedad se volvi¨® preocupaci¨®n para la cadena de supermercados Caprabo que, ante la dificultad de encontrar personal cualificado, decidi¨® abrir su propia escuela. Por la s¨²per-escuela, que funciona desde 2003, pasan m¨¢s de doscientas personas al a?o, la mayor¨ªa de colectivos en los que se ensa?a el paro. El 98% son mujeres y el 52%, inmigrantes.
El 98% de los aprendices son mujeres, un porcentaje muy superior al que se da en la plantilla del grupo, donde las trabajadoras son el 69%
Antonia llevaba 18 a?os sin trabajar cuando decidi¨® volver al mercado laboral. En muchos departamentos de Recursos Humanos habr¨ªan tirado su solicitud s¨®lo con saber estos datos. Mujer. En la cuarentena. Con experiencia en la industria textil, pero sin un contrato en dos d¨¦cadas. Los responsables de selecci¨®n de la cadena de supermercados Caprabo, sin embargo, estudiaron su solicitud. Y la aceptaron.
El jueves pasado Antonia y otros nueve compa?eros -siete mujeres- aprend¨ªan c¨®mo envasar y etiquetar una coliflor al estilo Caprabo. Antes hab¨ªan recibido una breve charla te¨®rica sobre el trabajo de frutero: c¨®mo funciona esta secci¨®n de un supermercado, qu¨¦ instrumentos de trabajo utiliza, el surtido o las normas de higiene y comportamiento b¨¢sicas. En una semana, en esta instalaci¨®n que replica las secciones de un supermercado -balanzas, productos, envases, todo real-, en la nave que el grupo catal¨¢n tiene en Mercamadrid y en la sede barcelonesa, los alumnos aprenden las nociones b¨¢sicas para enfrentarse a un cliente.
Lo hacen por grupos: carnicer¨ªa, pescader¨ªa, charcuter¨ªa, fruta y verdura, y panader¨ªa. Aunque la escuela funciona todo el a?o, los cursos para aprender los cinco oficios no son simult¨¢neos, ya que los grupos se crean en funci¨®n de las necesidades de contrataci¨®n de la compa?¨ªa. Edu, otro futuro frutero de 17 a?os, iba para charcutero, pero cambi¨® de idea cuando en recursos humanos le dijeron que hab¨ªa una vacante en la secci¨®n de frutas y verduras del supermercado de su barrio. As¨ª que si faltan carniceros, se forma una clase. Que fruteros, pues lo mismo. En Mercamadrid esta semana hay una para futuros fruteros y otra de promesas de charcutero.
En 2005 pasaron por las dos s¨²per-escuelas 222 trabajadores en un total de 41 cursos. Desde 2003, cuando empez¨® a funcionar la de Barcelona -la de Madrid abri¨® un a?o despu¨¦s-, alrededor de mil personas han aprendido uno de estos oficios con Caprabo.
Se trata en su gran mayor¨ªa de mujeres -un 98%-, a veces llegadas a trav¨¦s de organizaciones que trabajan con este colectivo, como la asociaci¨®n Surt de Barcelona. M¨¢s de la mitad (52%) son inmigrantes. Ambos porcentajes son muy superiores a los que registra la plantilla del grupo: 69% y 8%, respectivamente. Se trata de colectivos tienen tasas de paro superiores a la media nacional y con dificultades para lograr contratos fijos.
Mujeres y j¨®venes
Un vistazo a las dos clases que el pasado jueves conviv¨ªan en Mercamadrid basta para sacar algunas conclusiones. Como que los chicos prefieren ser charcuteros -cinco hombres y una mujer en clase- y las mujeres, fruteras. Que los hombres son muy j¨®venes y en las mujeres el abanico de edad es mucho m¨¢s amplio. Que los inmigrantes son una realidad pujante.
El ambiente es relajado. Los alumnos preguntan todo el tiempo y el profesor se esfuerza por contar an¨¦cdotas para evitar el aburrimiento. Hace mucho calor. "Lo que viene muy bien es que se acostumbren a tocar el producto", dice ?ngel, el profesor, rodeado de tomates, naranjas y otras frutas y verduras.
El programa de formaci¨®n se completa con tres meses de pr¨¢cticas en un establecimiento real -hay 20 que participan- y una semana final en la s¨²per-escuela donde los aspirantes rematan todos los conocimientos adquiridos y son evaluados para empezar a trabajar en el mundo real. En tres meses y medio, por tanto, los que superan el programa de formaci¨®n pueden incorporarse a uno de los 583 supermercados que Caprabo tiene en Espa?a. Desde el primer momento, todos los alumnos cobran un sueldo de aprendiz.
"La idea de la escuela surgi¨® de la dificultad para encontrar personal cualificado", recuerda Vera Baena, directora de Organizaci¨®n y Desarrollo de Recursos Humanos de Caprabo; "son oficios que no tienen glamour, no est¨¢n de moda, y adem¨¢s no existe una formaci¨®n profesional reglada y adaptada a nuestras necesidades", concluye. Los sueldos del comercio adem¨¢s no son altos -Baena se limita a decir que los de Caprabo se ajustan al convenio sectorial- y la rotaci¨®n muy alta: alrededor del 20% de los empleados del grupo deja la empresa en un a?o por distintos motivos, un porcentaje habitual en sus competidores. "Esto te obliga a reaccionar, a intentar poner medios", precisa Vera Baena.
Los alumnos, por su parte, aprenden un oficio que podr¨¢n desarrollar en Caprabo o en cualquier otra empresa, apunta Baena, quien subraya que, aunque el paso por la escuela no significa un compromiso laboral con Caprabo, "el 90% [de los alumnos] se quedan" en el grupo.
El 38% de los futuros trabajadores han seguido el curso de carnicer¨ªa que junto al de pescader¨ªa (30%) y charcuter¨ªa (21%) son los m¨¢s numerosos, y son tambi¨¦n los perfiles que m¨¢s les cuenta encontrar a los responsables de selecci¨®n, reconoce Baena.
Ana, que eligi¨® las frutas porque le "dan miedo los cuchillos", le da la raz¨®n: "Decid¨ª hacer el curso porque as¨ª aprendo una profesi¨®n". Despu¨¦s de cinco a?os como cajera de un supermercado de la cadena, quiere cambiar. De su nuevo oficio le atraen el sueldo y el horario, "m¨¢s flexible" que el de cajera.
La carrera de los dependientes de Caprabo es bastante r¨¢pida. "En unos cinco a?os puedes llegar a titular, que es el puesto m¨¢s alto", asegura la portavoz de recursos humanos. Empiezan como aprendices, y los siguientes eslabones son ayudante, dependiente y titular. Baena calcula que el sueldo de un titular duplica el de un aprendiz.
300.000 euros
El Grupo Caprabo, que est¨¢ entre los cinco primeros del sector y factur¨® 2.806 millones de euros en 2004, cre¨® su departamento de formaci¨®n en 1985. El a?o pasado invirti¨® alrededor de 300.000 euros en sus dos s¨²per-escuelas, un modelo que quiere extender al resto de comunidades aut¨®nomas en las que est¨¢ presente, apunta Vera Baena.
Las necesidades laborales del grupo han crecido de forma espectacular en los ¨²ltimos a?os. La cadena, creada en Catalu?a en 1959 y que no abri¨® su primer establecimiento fuera de esa comunidad hasta 1986, duplic¨® su plantilla entre el a?o 2000 y 2004: de 10.000 a 19.100 empleados. Gran parte de ese crecimiento ha sido por adquisiciones, as¨ª que ahora el grupo est¨¢ en fase de consolidaci¨®n y no prev¨¦ grandes procesos de selecci¨®n para cubrir vacantes, precisa su portavoz.
A pesar de ello, Caprabo tiene previsto abrir otros 26 nuevos supermercados este a?o. Muchas de sus vacantes ser¨¢n ocupadas por ex alumnos de su s¨²per-escuela.
El mundo en 583 supermercados
Los inmigrantes son una realidad creciente en el mercado laboral espa?ol. Tambi¨¦n en Caprabo. Aproximadamente el 8% de sus alrededor de 19.000 trabajadores de plantilla han nacido en un pa¨ªs distinto a Espa?a. Casi se podr¨ªa dar la vuelta al mundo con recorrer los 583 establecimientos que hoy tiene la cadena.
Si la escuela de formaci¨®n de oficios que el grupo catal¨¢n puso en marcha en el a?o 2003 sirve de ejemplo, la tendencia se acentuar¨¢ en el futuro. Entre el millar de alumnos que han seguido desde entonces estos cursos, que se imparten tanto en Madrid como en Barcelona, el 52% son extranjeros.
Paula es una de ellas. Nacida en Guinea, ejerc¨ªa de peluquera, un trabajo que califica de "muy cansado" y que llevaba tiempo queriendo dejar. Ahora intenta cambiar los secadores y la laca por los kiwis, las manzanas y los tomates, aunque tampoco muestra una vocaci¨®n especial por el oficio de frutera.
En su misma clase de la s¨²per-escuela de Caprabo en Mercamadrid hay una joven ecuatoriana, y en el aula contigua, donde se afanan cuatro aprendices de charcutero en un gran queso manchego, hay otra mujer nacida fuera de Espa?a.
Seg¨²n los datos proporcionados por el departamento de recursos humanos de Caprabo, entre los tres grandes rasgos que definen el perfil de los alumnos de su escuela est¨¢ el de ser inmigrante. Los otros: ser mujer y joven (el 62% de los aprendices tiene menos de 35 a?os y s¨®lo el 13% tiene m¨¢s de 45 a?os).
En cuanto al origen de los alumnos que han nacido fuera de Espa?a, Am¨¦rica Latina manda. El grupo m¨¢s numeroso es el de ecuatorianos (17% del total de aprendices), por delante de peruanos (14%), colombianos (8%), chilenos (3%) y de otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina (4%). El 48% son espa?oles y el 4% restante se lo reparten todas las dem¨¢s nacionalidades.
"La escuela es una oportunidad de reinserci¨®n laboral", asegura Vera Baena, responsable de Organizaci¨®n y Desarrollo de Recursos Humanos de Caprabo. Muchos aprendices han llegado a esta ella por el boca a boca, pero tambi¨¦n por anuncios o a trav¨¦s de organizaciones no gubernamentales.
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