No est¨¢, pero se la espera (la reforma de la LOU)
Han transcurrido m¨¢s de cuatro a?os desde la aprobaci¨®n de la Ley Org¨¢nica de Universidades. La t¨¢ctica que emple¨® el Ministerio de Pilar del Castillo no fue una novedad en el ¨¢mbito de la historia parlamentaria. Ahog¨® por la v¨ªa r¨¢pida las multitudinarias protestas que se suced¨ªan en la calle, en los foros universitarios, en la tribuna parlamentaria, en las columnas de los diarios o en las tertulias radiof¨®nicas. La LOU cont¨® con la casi un¨¢nime oposici¨®n de los colectivos afectados de las universidades p¨²blicas: profesores, personal de administraci¨®n y servicios y estudiantes.
La LOU fue justificada por Del Castillo y sus asesores y colaboradores como casi la "f¨®rmula definitiva" a todos los problemas universitarios que desde 1983 la LRU hab¨ªa venido provocando a la "sociedad espa?ola". Potenciales defectos que se redujeron y difundieron a la "opini¨®n p¨²blica" con sonoros ep¨ªtetos como endogamia, inmovilismo del profesorado, desconexi¨®n con la sociedad, excesiva autonom¨ªa universitaria y otros que por decoro y respeto al lector no citamos, pero que todos recordamos. La universidad, los universitarios, ¨¦ramos gente ociosa, demasiado acomodada y poco menos que privilegiados respecto al resto de la sociedad.
Tras la aprobaci¨®n de la LOU, las universidades tuvimos que someternos a un proceso de cambio de estatutos, de elecciones, que provoc¨® las consiguientes nuevas y m¨²ltiples normativas internas. Y todo ello paralelo a las pol¨ªticas de convergencia europea, es decir, nos vimos inmersos, estamos a¨²n en este proceso, en un incesante derroche de energ¨ªas burocr¨¢ticas que han afectado de distinta manera a la comunidad universitaria.
Como la mayor parte de reformas educativas en la historia de este pa¨ªs, los cambios jur¨ªdicos han venido sin cambios econ¨®micos, es decir, sin una adecuada financiaci¨®n. Y este no es el principal problema. Podr¨ªamos abordar aqu¨ª la explicaci¨®n de ingentes contradicciones y problem¨¢ticas que en muchos ¨¢mbitos est¨¢ generando esta ley.
Por lo que respecta al profesorado, la LOU ha venido a confirmar la certidumbre que ten¨ªamos muchos de que el sistema de habilitaciones era oneroso para las universidades, causaba desgaste a los miembros de los tribunales, resultaba enervante para los candidatos/as, al tiempo que no mejorar¨ªa la supuesta endogamia de la LRU. Si bien, s¨ª est¨¢ cumpliendo uno de los objetivos para la cual fue dise?ada: la dificultad extrema de los profesores contratados para poder ser funcionarios.
Un segundo punto es la inviabilidad de una carrera acad¨¦mica racional al poner obst¨¢culos para poder promocionar desde la plaza de ayudante a la de ayudante doctor -hacen falta dos a?os de desvinculaci¨®n- o a la plaza de Contratado Doctor -acreditaci¨®n de tres a?os posterior al doctorado-. Aspectos del profesorado universitario que el decreto auton¨®mico de la Generalitat Valenciana vino a entorpecer aun m¨¢s con, por ejemplo, la imposibilidad de que los profesores asociados a tiempo parcial no puedan obtener plazas de contratado a tiempo completo sino est¨¢n desvinculados dos a?os de la universidad contratante.
As¨ª las cosas, el cambio de nuevo gobierno en 2004 abri¨® una justificada esperanza entre la mayor parte de los colectivos universitarios para que se llevara a cabo una pronta y adecuada reforma de la LOU. Se anunciaron medidas y reformas r¨¢pidas que a¨²n no han llegado. Han pasado dos a?os y seguimos igual. Desgraciadamente se ha perdido una oportunidad magn¨ªfica para reconducir un tema que urge. Y no s¨®lo se ha perdido lastimosamente el tiempo, sino que en este tr¨¢nsito se ha introducido -quiz¨¢ involuntariamente- m¨¢s incertidumbre con un borrador de la reforma que plantea m¨¢s interrogantes que respuestas. En especial, porque han pasado cinco meses desde su difusi¨®n y a¨²n no se sabe nada sobre su plasmaci¨®n en un decreto que reforme la LOU.
Los contratos de ayudantes LRU, ayudantes LOU y ayudantes doctores est¨¢n expirando sin que los profesores sepan, a d¨ªa de hoy, cu¨¢l es el futuro de sus carreras universitarias que plantea este borrador de reforma de la ley. De la misma manera, tambi¨¦n se desconoce si el ministerio va a mantener o no la figura de contratado indefinido o si este a?o habr¨¢ una nueva convocatoria de habilitaciones.
Asimismo, los titulares de escuela universitaria no saben si sus plazas van a promocionar a titulares de universidad y bajo qu¨¦ requisitos. Por otro lado, los aspirantes a habilitaciones tambi¨¦n dudan en presentarse a estas convocatorias o esperar -?hasta cu¨¢ndo?- al nuevo sistema de acreditaci¨®n, si es que llega. Angustias, presi¨®n gratuita, incertidumbres, que definitivamente no benefician en nada a la universidad espa?ola.
Lo cual ha hecho, l¨®gicamente, que las universidades nos encontremos con una situaci¨®n preocupante a la que tenemos que dar respuestas coyunturales, la m¨¢s de las veces. Deseamos que el cambio ministerial suponga un definitivo, necesario e imprescindible impulso a esta cuesti¨®n. La reforma ya llega tarde, esperemos que no demasiado.
Manuel Chust es vicerrector de la Universidad Jaume I de Castell¨®n.
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