Per¨²: ?y ahora qu¨¦?
El autor propone un pacto entre los candidatos perdedores en la primera vuelta para propiciar la victoria de Alan Garc¨ªa
Los resultados de la primera vuelta de las elecciones peruanas, en la que los principales tres contendientes han obtenido resultados muy parejos, han sido recibidos con alivio dentro y fuera del pa¨ªs, aunque para muchos el que la presidencia se vaya a dirimir entre el ex militar Ollanta Humala y el ex presidente Alan Garc¨ªa no es de gran consuelo, dados los antecedentes de este ¨²ltimo. Cara a la segunda vuelta, los candidatos perdedores, incluidos aquellos que representan formaciones minoritarias, est¨¢n llamados a ejercer inmensas dotes de realismo, tambi¨¦n dir¨ªa de patriotismo, para ser capaces de negociar un programa cre¨ªble de acci¨®n gubernamental, que, adem¨¢s de eventualmente impedir el ascenso a la presidencia de las formas histri¨®nicas del populismo representadas por el ex militar, sea capaz de leer el mensaje impl¨ªcito de una parte del voto que pudiera estar tentado a votar al candidato Humala. El plan de gobierno debiera transmitir a los electores el mensaje de que el Per¨² puede razonablemente transitar por la senda de un crecimiento socialmente m¨¢s incluyente, que sea sostenible a medio plazo.
Pero el pacto no puede ser una simple componenda electoral, ha de ser el eje de la pol¨ªtica del quinquenio. De fracasar el pacto, es muy probable que Humala resulte vencedor en la segunda vuelta; pero si una vez en la presidencia, Garc¨ªa traicionara el mensaje de crecimiento incluyente que le llevara a la victoria, ¨¦sta no ser¨¢ sino una victoria p¨ªrrica, preludio de situaciones indeseables. Ser¨ªa un error ignorar los corrientes estructurales subyacentes en el fen¨®meno Humala y no interiorizar que la solidez de su candidatura trasluce el malestar de amplias capas sociales. Un malestar que viene de largo y se traduce en la disponibilidad de amplios y crecientes sectores de la sociedad, excluidos de los beneficios del crecimiento econ¨®mico, a depositar sus esperanzas, y frustraciones acumuladas, bajo la tutela de cualquier advenedizo capaz de prometer pociones m¨¢gicas.
El crecimiento econ¨®mico del Per¨² no ha filtrado a una importante proporci¨®n de peruanos. Como antes la Presidencia de Fujimori, la Administraci¨®n de Alejandro Toledo ha sido incapaz de transformar una gesti¨®n econ¨®mica sana y eficiente en t¨¦rminos macroecon¨®micos, y de momento libre de grandes esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, en una mayor integraci¨®n social, y Toledo ceder¨¢ la banda presidencial con elevadas cotas de rechazo popular. En su quinquenio, la econom¨ªa ha crecido consistente y aceleradamente. El PIB per c¨¢pita creci¨® casi un 30%, y 2005 se cerr¨® con un crecimiento nominal del 6,7%. De igual modo, la tasa de inflaci¨®n baj¨® hasta el 1,4% al cierre de 2005, el sol se revaloriz¨® frente al d¨®lar, se duplicaron las exportaciones, y las reservas crecieron un 60%. Tras veinte a?os de d¨¦ficit, el saldo por cuenta corriente fue en 2005 positivo. La gesti¨®n fiscal fue austera, y 2005 cerr¨® con las cuentas p¨²blicas pr¨¢cticamente en equilibrio y niveles de deuda p¨²blica que descendieron al 45% del PIB. En el quinquenio, la deuda exterior del pa¨ªs pas¨® de representar el 52% del PIB a menos del 40%. El pasado agosto, el pa¨ªs prepag¨® 1.600 millones de d¨®lares de su deuda con el Club de Par¨ªs, recurriendo para ello a una emisi¨®n en soles en t¨¦rminos muy favorables.
Pero estos datos, que fundamentan la creciente confianza en el pa¨ªs de los mercados de capitales, ocultan que m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n vive en la pobreza; el 20%, en situaci¨®n de pobreza extrema, y el subempleo se aproxima al 65% de la poblaci¨®n activa. Ante este escenario de pertinaz incapacidad de, a pesar del crecimiento, avanzar en la integraci¨®n social del pa¨ªs, con una p¨¦sima distribuci¨®n del ingreso que se prolonga en el tiempo, un gobierno tras otro, fen¨®menos como el de Humala son un intento m¨¢s (antes lo fueron el chino Fujimori y el mismo Toledo) de manifestar descontento y frustraci¨®n. Descontento y frustraci¨®n que, como en otros pa¨ªses de la regi¨®n, cada vez van adquiriendo formas de expresi¨®n menos amigables con el orden econ¨®mico y pol¨ªtico.
La magnitud del empuje social y electoral representado por Humala puede ser bienvenida para fraguar el programa electoral y la eventual acci¨®n de gobierno del presidente Garc¨ªa. Respecto del programa, todos los intervinientes, en especial el candidato, han de ser conscientes de la imposibilidad de derrotar a Humala sin contar con el caudal de votos (y esperanzas y miedos) representado por el conjunto de los perdedores de la primera vuelta. Pero, para ser cre¨ªble, el programa y la acci¨®n de gobierno deben incorporar reformas econ¨®micas y sociales que salvaguarden el crecimiento econ¨®mico y no a?adan m¨¢s frustraci¨®n social. De no plasmarse el programa electoral en pol¨ªticas incluyentes, se acentuar¨ªa la inestabilidad pol¨ªtica y social, y en cinco a?os, un recrecido Humala, u otro pol¨ªtico igualmente advenedizo, se presentar¨¢ ante las masas desfavorecidas ofreciendo de nuevo soluciones milagrosas para una ciudadan¨ªa mayormente inculta.
El programa de acci¨®n de gobierno debiera asentarse sobre dos pilares inseparables. El primero, continuar con la gesti¨®n ortodoxa de la econom¨ªa, la consolidaci¨®n de sus instituciones, y la profundizaci¨®n de la inserci¨®n del pa¨ªs en los flujos financieros y de capitales internacionales, incluido el recientemente ratificado Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. El contexto internacional pareciera positivo, al menos en el mediano plazo, para continuar esta senda de crecimiento debido a la solidez de la demanda externa y la evoluci¨®n positiva de los t¨¦rminos de intercambio, al subsiguiente incremento de beneficios empresariales, la elevada liquidez internacional, y el plus de confianza que allegar¨ªa un gobierno solvente y de amplio consenso. Adicionalmente, es preciso construir sobre otro segundo pilar, siempre referido pero nunca abordado, sin el cual aquella estrategia de simple crecimiento est¨¢ condenada al fracaso. En este sentido, me permito referir por su simplicidad la enumeraci¨®n del ex ministro Villar¨¢n: hay que (I) generar empleo decente (no hay nada m¨¢s integrador que una buena chamba); (II) articular a las micro y peque?as empresas con las grandes; (III) brindar una educaci¨®n de calidad para todos los ni?os y j¨®venes (el mayor factor de movilidad social y econ¨®mica); y (IV) combatir sin descanso toda forma de discriminaci¨®n y exclusi¨®n. En este contexto, y porque quiz¨¢s el ¨¦xito en Per¨² de una estrategia incluyente ayude a desactivar el fantasma del populismo tel¨²rico que recorre Iberoam¨¦rica, la comunidad internacional, muy particularmente Espa?a y las empresas con intereses en aquel pa¨ªs, est¨¢ llamada a jugar un importante papel de apoyo.
Jos¨¦ Luis Curbelo es catedr¨¢tico de la Universidad Antonio de Nebrija.
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