Valencia no es Madrid
El autor apunta c¨®mo la "ingenier¨ªa del tr¨¢fico" impone sus planteamientos y la ordenaci¨®n de las ciudades sigue supeditada al autom¨®vil
A la vista del revuelo que se ha organizado en Madrid con el proyecto de remodelaci¨®n del paseo Prado-Recoletos, merece la pena recordar la andadura reciente de la Avenida del Puerto de Valencia, apresuradamente inaugurada con el nuevo traje confeccionado a la medida del tr¨¢fico motorizado. (En la ceremonia de "inauguraci¨®n" del pasado 10 de mayo, con aceras todav¨ªa sin terminar, la alcaldesa lo dej¨® bien claro, al afirmar que hab¨ªa cumplido con el objetivo prioritario, "la finalizaci¨®n de la calzada para que los coches puedan circular").
Salvadas las obvias distancias -Valencia no es Madrid, y con eso estar¨ªa casi todo dicho- hay elementos en ambos proyectos que podemos destacar.
Aqu¨ª solo se consigui¨®, despu¨¦s de algunas manifestaciones de usuarios de bicicletas, la forzada inclusi¨®n de un carril bici
Una vez m¨¢s comprobamos que Madrid no solo es la capital del Estado, sino el ¨²nico centro de manifestaci¨®n con potencial de impacto en todo el pa¨ªs. Asuntos de mucho m¨¢s calado que los del paseo del Prado, suelen pasar desapercibidos si ocurren fuera de la capital, y con ello no acaban por tomar naturaleza pol¨ªtica, qued¨¢ndose en puras noticias "de provincias".
Al margen del sorprendente espect¨¢culo medi¨¢tico, con la baronesa Thyssen ech¨¢ndose al monte, digamos que el proyecto madrile?o ven¨ªa gest¨¢ndose, previo concurso internacional, por un destacado equipo de arquitectos del star system, encabezado por ?lvaro Siza. En Valencia, en cambio, el proyecto de la Avenida del Puerto sali¨® directamente del servicio de Circulaci¨®n y Transportes del Ayuntamiento. Un detalle importante.
El plan para el paseo Prado-Recoletos fue presentado en el Colegio de Arquitectos de Valencia a finales de 2003 por el arquitecto Juan M. Hern¨¢ndez de Le¨®n, miembro del equipo ganador del concurso. Recuerdo una presentaci¨®n espectacular y culta, plagada de referencias hist¨®ricas, que caus¨® una buena impresi¨®n en el auditorio. Al finalizar el acto hice en privado un comentario cr¨ªtico al autor, sobre un asunto que los urbanistas -principalmente si son arquitectos- suelen dejar en manos de otros especialistas, como ha sucedido en este caso. Me refiero al recurrente asunto del tr¨¢fico -cuando del espacio p¨²blico hablamos- esencial en un eje urbano como el citado, por el que en la actualidad circulan a diario m¨¢s de cien mil veh¨ªculos.
Detr¨¢s de la pol¨¦mica del arbolado del paseo en Madrid, aparece el chorro de coches que transitan por uno de los espacios muse¨ªsticos m¨¢s importantes del mundo, contraste entre el ajetreo de la calle, y el clima sosegado e inm¨®vil de las pinacotecas; recordemos que adem¨¢s del Thyssen, est¨¢n en ese camino el museo del Prado, el Reina Sof¨ªa, y la Biblioteca Nacional-Museo Arqueol¨®gico, entre otras...
Al preguntar a ?lvaro Siza si estar¨ªa dispuesto a cambiar el proyecto, el arquitecto portugu¨¦s contestaba hace unos d¨ªas (diario EL PA?S, 9 de mayo) que solo aceptar¨¢ cambios puntuales, como ser¨ªa reducir un carril de circulaci¨®n para los coches, si bien, afirma, "eso depender¨¢ de los estudios de los especialistas". Ah, con la Iglesia hemos topado, amigo Siza... Los especialistas a los que se refiere son los t¨¦cnicos de tr¨¢fico que colaboran en el proyecto y que a fin de cuentas, establecen hasta d¨®nde est¨¢n dispuestos a ceder en la reforma de la circulaci¨®n motorizada.
La l¨®gica de esa especialidad -la llamada Ingenier¨ªa de tr¨¢fico- que se import¨® en Espa?a de los EE UU en los a?os sesenta, contin¨²a aqu¨ª inamovible en sus planteamientos esenciales: si quitamos coches de por aqu¨ª, hay que colocarlos por all¨¢. En Madrid, el "por all¨¢" se llama calle de Alfonso XII (otra calle magn¨ªfica, por cierto, que transcurre parcialmente entre el Jard¨ªn Bot¨¢nico y el Parque del Retiro) y en Valencia, el retorno desde el puerto se carga a la avenida de Baleares...
As¨ª que podemos consolarnos, pues si en Madrid, con un estelar equipo de urbanistas, con toda la atenci¨®n medi¨¢tica, cultural y pol¨ªtica que gravita sobre cualquier asunto que por all¨ª se mueve, y con un alcalde con gran habilidad para el regate, no han podido, de momento, con el poder f¨¢ctico del autom¨®vil y sus aliados... ?c¨®mo pretend¨ªamos aqu¨ª en Valencia siquiera hacerle cosquillas?...
No obstante, el proyecto madrile?o ha provocado un interesante debate, y ha bastado una peque?a tormenta en los medios para hacer rectificar al alcalde, que ha ofrecido un per¨ªodo de seis meses para la discusi¨®n. Aqu¨ª en Valencia solo se consigui¨®, despu¨¦s de algunas manifestaciones de usuarios de la bicicleta en la calle, la forzada inclusi¨®n de un carril bici como mal menor en la Avenida del Puerto, aunque el ayuntamiento (nuestra alcaldesa lleva quince a?os sin equivocarse ni una sola vez) se neg¨® en rotundo a promover un debate amplio para revisar el proyecto.
No deber¨ªamos, sin embargo, envidiar a los sufridos ciudadanos madrile?os, sometidos desde hace muchos a?os a un sinf¨ªn de interminables e insoportables obras en sus calles. Por otro lado, Gallard¨®n, a la chita callando, sigue adelante con la reforma de la M-30 y ah¨ª s¨ª, haciendo o¨ªdos sordos a las posiciones contrarias al proyecto urbano m¨¢s disparatado y caro de la historia reciente, que ya es decir; aunque eso s¨ª, se trata de un disparate travestido sem¨¢nticamente en un deslumbrante vestido ecol¨®gico: "Madrid calle 30" o "alfombra verde" son los calificativos oficiales...
As¨ª que aqu¨ª, menos quejarse y m¨¢s patriotismo copero. ?Viva la nueva Avenida del Puerto!
Joan Olmos es profesor de Urbanismo de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia.
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