"Pens¨¦ que me iban a tirar a un barranco"
Un vecino de una urbanizaci¨®n de Madrid recuerda con horror el 'secuestro express' que sufri¨® durante varias horas
Un grupo de delincuentes tiene atemorizados a los vecinos de una urbanizaci¨®n de Moratalaz, en Madrid. En las ¨²ltimas dos semanas, cuatro vecinos de esta zona han sido asaltados en el garaje de sus casas y posteriormente obligados a revelar el n¨²mero secreto de sus tarjetas de cr¨¦dito. Tras mantener retenidos durante varias horas a las v¨ªctimas, los delincuentes lograron hacerse con peque?as cantidades de dinero.
La urbanizaci¨®n donde se han producido los asaltos est¨¢ comprendida entre las calles de Luis Hoyos S¨¢inz y Valdebernardo. Fue construida por el antiguo Ministerio de Obras P¨²blicas (MOPU) y en ella viven, sobre todo, funcionarios. En total, unos 800 vecinos, que comparten varios garajes. En dos de ellos es donde se han producido los cuatro asaltos. "Lo que hacen los delincuentes es dejar el garaje a oscuras. Cuando secuestraron a mi marido hab¨ªan desenroscado los fluorescentes", explic¨® la esposa de una de las v¨ªctimas.
"?C¨®mo no vamos a estar asustados?", se quej¨® el presidente de la comunidad de vecinos, que, como la mayor¨ªa de los residentes, no quiere dar su identidad. Muchos tienen miedo a que vuelvan los criminales. "Cuando me enter¨¦ del primer secuestro cre¨ª que ya no volver¨ªan. Pens¨¦ que si ya hab¨ªan secuestrado en un sitio no iban a repetir", asegur¨® un vecino.
Los residentes est¨¢n organiz¨¢ndose para que ninguno vuelva a ser asaltado. "Estamos haciendo lo que podemos. No nos queda otra que cambiar las cerraduras de los portales y los mandos a distancia de los garajes", explica Alejandro Matilla. Algunos residentes han promovido, adem¨¢s, establecer turnos para bajar juntos al garaje, lo que les permitir¨ªa enfrentarse a unos hipot¨¦ticos asaltantes.
Precisamente, Alejandro Matilla, de 59 a?os, vivi¨® el pasado d¨ªa 9 cuatro horas de angustia encerrado en el maletero de su coche. "Pens¨¦ que los secuestradores iban a tirarme al fondo de un embalse", recuerda. Al d¨ªa siguiente, otro vecino sufri¨® una experiencia similar. Y el jueves pasado, un tercer residente en la zona fue abordado en el aparcamiento. Los secuestradores act¨²an de forma improvisada y sin elegir a las v¨ªctimas. El pasado s¨¢bado, un cuarto vecino sufri¨® una experiencia similar: dos horas en manos de unos desconocidos que al final le dejaron libre tras retirar 600 euros de su cuenta bancaria.
Matilla a¨²n est¨¢ de baja laboral despu¨¦s de sufrir un secuestro hace dos semanas. Ahora se recupera del susto en casa, al lado de su esposa, Rosal¨ªa. El 9 de mayo, Matilla ten¨ªa que haber pasado la ma?ana en su oficina, en su puesto de funcionario del Centro de Estudios y Experimentaci¨®n de Obras P¨²blicas (Cedex). Sin mayores sobresaltos. Pero entre las 7.45 y las 12.15 Matilla fue asaltado en el garaje de su casa por tres hombres- "con acento suramericano"- que le metieron a la fuerza en el maletero de su coche.
La pesadilla comenz¨® a primera hora de la ma?ana, cuando Matilla baj¨® por el ascensor hasta su garaje para coger el coche. "Me encontr¨¦ a tres hombres agazapados entre dos veh¨ªculos. Uno me puso una navaja en el cuello. Los otros dos llevaban pistolas", cont¨® este vecino mientras fumaba con alg¨²n temblor un cigarrillo. Matilla recuerda todo: la luz del garaje apagada, las manos a la espalda, la cinta adhesiva, el golpe contra el suelo y, finalmente, c¨®mo le metieron a la fuerza en el maletero. Luego, la oscuridad y la angustia.
Varias horas despu¨¦s, los secuestradores volvieron a dejar el coche con Matilla dentro del maletero en el mismo garaje donde le hab¨ªan secuestrado. El momento m¨¢s angustioso que recuerda de su secuestro expr¨¦s fue cuando, desde su cautiverio en el maletero, escuch¨® c¨®mo uno de los delincuentes le dec¨ªa a otro: "?Y ahora qu¨¦ vamos a hacer con este hijo de puta?".
"Ya me hab¨ªan robado y pens¨¦ que entonces me iban a matar. Cre¨ª que iban a incendiar el coche o a tirarlo al fondo de un embalse o por un barranco", rememora.
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