?Atacar a Ir¨¢n?
El presidente de EE UU, George W. Bush, ha dicho que el desarrollo de armas nucleares por parte de Ir¨¢n es inaceptable, y recientes informes de prensa insin¨²an que su Gobierno se est¨¢ planteando el uso de opciones militares preventivas. En Ir¨¢n, el presidente Mahmud Ahmadineyad ha rechazado los esfuerzos diplom¨¢ticos de la Uni¨®n Europea y otros pa¨ªses, y ha utilizado el asunto nuclear para recabar apoyo interno. ?Es demasiado tarde para evitar un enfrentamiento? Ir¨¢n afirma que su programa nuclear est¨¢ destinado exclusivamente a usos pac¨ªficos y que como signatario del Tratado de No Proliferaci¨®n (TNP) tiene derecho a desarrollar tecnolog¨ªas de enriquecimiento de uranio y otras. Pero se ha pasado 18 a?os enga?ando a los inspectores del Organismo Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA), lo cual lleva a algunos pa¨ªses a sostener que Ir¨¢n ha destruido su credibilidad y renunciado al derecho a enriquecer el uranio en su propio territorio. Rusia se ha ofrecido a proporcionar servicios de enriquecimiento y reprocesamiento para el reactor civil que est¨¢ construyendo en Ir¨¢n. Si a Ir¨¢n s¨®lo le interesaran los usos pac¨ªficos, la oferta rusa o cualquier otro plan (como situar reservas de uranio de bajo enriquecimiento en Ir¨¢n) podr¨ªan cubrir sus necesidades. La insistencia de Ir¨¢n en enriquecer el uranio en su pa¨ªs se atribuye en gran medida al deseo de producir uranio altamente enriquecido para obtener bombas at¨®micas.
?Realmente ser¨ªa tan malo que Ir¨¢n tuviera armamento nuclear? Algunos alegan que podr¨ªa convertirse en la base de una disuasi¨®n nuclear estable en la regi¨®n, an¨¢loga al equilibrio nuclear entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica durante la guerra fr¨ªa. Pero las declaraciones de l¨ªderes iran¨ªes negando el Holocausto e instando a la destrucci¨®n de Israel no s¨®lo le han costado a Ir¨¢n el apoyo de Europa, sino que hacen improbable que Israel est¨¦ dispuesto a jugarse su existencia a la perspectiva de una disuasi¨®n estable. Y tampoco es probable que Arabia Saud¨ª, Egipto y otros se sienten pasivamente mientras los chi¨ªes de Persia se hacen con la bomba. Es probable que sigan su ejemplo, y cuantas m¨¢s bombas proliferen en el vol¨¢til Oriente Pr¨®ximo, m¨¢s probable es que los accidentes y los errores de c¨¢lculo puedan llevar a su uso. Adem¨¢s, hay temores justificados de que los elementos d¨ªscolos de un Gobierno iran¨ª dividido filtren la tecnolog¨ªa de las armas a grupos terroristas.
Son peligros que llevan a algunos a plantearse la utilizaci¨®n de bombardeos a¨¦reos para destruir las instalaciones nucleares de Ir¨¢n antes de que puedan fabricar armas. A primera vista, un ataque "quir¨²rgico" puede parecer tentador. Pero si se contemplan con atenci¨®n, las opciones militares son menos atractivas. Las instalaciones nucleares iran¨ªes est¨¢n dispersas, algunas bajo tierra. Si a eso se le a?ade la supresi¨®n de las defensas a¨¦reas, dicho ataque podr¨ªa suponer unos 600 objetivos (muy alejado de un ataque quir¨²rgico). Adem¨¢s, aunque un ataque a¨¦reo pudiera retrasar unos a?os el programa iran¨ª, tambi¨¦n consolidar¨ªa el apoyo nacionalista al Gobierno y al programa nuclear, en especial porque un ataque no ser¨ªa suficiente. El procedimiento de bombardeos prolongados podr¨ªa entorpecer los cambios pol¨ªticos positivos entre la generaci¨®n joven, y reducir as¨ª las posibilidades de que en el futuro surja un Ir¨¢n m¨¢s democr¨¢tico y benigno. Al mismo tiempo, Ir¨¢n tiene medios de represalia eficaces. Tal vez no pueda cerrar el estrecho de Ormuz, pero las amenazas a refiner¨ªas, instalaciones de almacenamiento y petroleros disparar¨ªan a¨²n m¨¢s los precios del petr¨®leo. Adem¨¢s, el respaldo de Ir¨¢n a organizaciones terroristas como Hezbol¨¢ podr¨ªa llevar la violencia a otros pa¨ªses. Cuando a¨²n no se sabe cu¨¢l ser¨¢ el resultado de la desacertada guerra de Bush en Irak, y el legado del presidente estadounidense depende fuertemente de que se pueda encontrar una soluci¨®n pol¨ªtica a dicha guerra, el apoyo a los chi¨ªes radicales iraqu¨ªes podr¨ªa dar a Ir¨¢n considerable fuerza.
Al decir que "todas las opciones est¨¢n sobre la mesa", los asesores de Bush advierten a los iran¨ªes que el uso de la fuerza es posible. Pero uno siente la tentaci¨®n de creerlos cuando a?aden que por el momento se est¨¢n centrando en la diplomacia. Como dijo en una ocasi¨®n Theodore Roosevelt, las negociaciones tal vez vayan mejor cuando uno habla bajo, pero lleva un palo grande. Sin embargo, Ir¨¢n tambi¨¦n sabe lo costoso que ser¨ªa para los estadounidenses (y quiz¨¢ para los israel¨ªes) el emplear la fuerza, lo cual reduce el efecto de la amenaza. En la actualidad, la soluci¨®n diplom¨¢tica no parece muy prometedora. Ir¨¢n ha amenazado con abandonar el TNP si se le imponen sanciones, y a Rusia y a China les preocupa que incluso unas sanciones modestas pudieran suponer una escalada del problema y en ¨²ltimo t¨¦rmino legitimar el uso de la fuerza por parte de Estados Unidos, algo que quieren evitar. China quiere conservar su acceso al petr¨®leo iran¨ª, y Rusia intenta preservar un mercado comercial valioso. Pero ambas comprenden que si no se resuelve el problema en el contexto de Naciones Unidas (una organizaci¨®n en la que, como miembros permanentes del Consejo de Seguridad, son actores importantes) podr¨ªa da?ar seriamente el futuro de esa instituci¨®n.
Hoy en d¨ªa, el m¨¦todo diplom¨¢tico consiste principalmente en sanciones, si bien peque?as y dirigidas a aspectos espec¨ªficos. Su principal efecto ser¨¢ psicol¨®gico si el apoyo generalizado a las mismas crea en Ir¨¢n sensaci¨®n de aislamiento. Al contrario que a Corea del Norte, es m¨¢s probable que a Ir¨¢n le preocupe su posici¨®n en el mundo. El m¨¦todo diplom¨¢tico podr¨ªa ser m¨¢s atractivo si Estados Unidos a?adiera incentivos m¨¢s positivos. A trav¨¦s de un intermediario cre¨ªble, Estados Unidos podr¨ªa ofrecerse a considerar garant¨ªas de seguridad y la retirada de las sanciones existentes si Ir¨¢n se aviene a renunciar al enriquecimiento interno y acepta la oferta rusa, quiz¨¢ en forma de un consorcio internacional respaldado por el OIEA en el que Ir¨¢n pudiera participar. Esto supondr¨ªa abandonar las tentaciones de imponer un cambio de r¨¦gimen que incapacitaron a la diplomacia estadounidense durante el primer mandato de Bush. Al aumentar los v¨ªnculos econ¨®micos y culturales, la diplomacia podr¨ªa liberar un poder blando capaz de contribuir a una transformaci¨®n m¨¢s gradual del r¨¦gimen a largo plazo. Mientras tanto, dicho enfoque podr¨ªa evitar el costoso uso de la fuerza y conseguir tiempo para un desenlace m¨¢s positivo que el que se percibe al final del actual curso de los acontecimientos.
Joseph S. Nye es catedr¨¢tico de la Universidad de Harvard, autor, entre otros libros, de The power game: a Washington novel. Traducci¨®n de News Clips. ? Project Syndicate, 2006.
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