El grito de las tripas

La voz de la conciencia llama a las puertas de un hombre del mont¨®n. Con un pasado gris, un presente gris y un futuro gris. Como casi cualquiera. Es el antih¨¦roe de La buena voz, tercer largo de Antonio Cuadri, una historia apegada al adoqu¨ªn de las calles, al pago de la letra a fin de mes, a la mesa camilla. Sencilla, irregular y con tendencia al lugar com¨²n, aunque reconocible y bien rodada.

"Desde el umbral de un sue?o me llamaron... / era la buena voz, la voz querida". ?ste es el verso de Antonio Machado que ha inspirado la pel¨ªcula, protagonizada por un excelente Jos¨¦ Luis G¨®mez, que borda a ese taxista que mira la televisi¨®n sin verla, a ese ser humano que come l¨²gubres filetes sobre platos de duralex en una cocina chapada con g¨¦lidos azulejos. Es una pena el car¨¢cter folletinesco que adquiere la suma de las tramas, pero en La buena voz acaba imponi¨¦ndose la virtud de la verdad de la calle, de cierto cine social que no necesita m¨¢s que un botell¨ªn de cerveza y un gru?ido a destiempo para reconocer el porte del amigo, del vecino o incluso de uno mismo.