El minimalismo de la revoluci¨®n
Chateaubriand dec¨ªa que la contrarrevoluci¨®n no es una revoluci¨®n contraria, sino lo contrario de la revoluci¨®n. Sue?os de Shanghai transcurre en una peque?a localidad de la China profunda a mitad de los sesenta, cuando flotaban en el aire ardores de Revoluci¨®n Cultural. Las penalidades a¨²n se limitaban a un desplazamiento de residentes y Deng no hab¨ªa sufrido a¨²n su primera ca¨ªda, muy lejos de fraguar la contrarrevoluci¨®n que hoy gobierna en China.
Esa fenomenolog¨ªa constituye la materia de una cinta austera, minimalista pero sugerente. Una familia de padres de mediana edad e hijos adolescentes tiene que abandonar Shanghai para pasar el resto de sus vidas en un poblado-cantera o f¨¢brica o desperdicio general de la naturaleza. La pugna, mucho m¨¢s interior que exterior, de esa familia por volver a Shanghai, se vive en la proximidad fuertemente corp¨®rea de los actores. Es un cuadro de costumbres elegido como en el espejo al borde del camino; son chinos de cualquier China, desplazados a otro lugar del vasto pa¨ªs tan an¨®nimo como sus vidas. Excelente en esa selecci¨®n de estampas de la vida diaria es la secuencia del baile de la juventud obrera, con su modesta fiebre del s¨¢bado noche, y la concisa aparici¨®n de un travoltilla de secano que se tiene que casar de penalti.
SUE?OS DE SHANGHAI
Direcci¨®n: Wang Xiaoshuai. Int¨¦rpretes: Gao Yuanyuan, Wang Xueyang, QinHao, Yao Anlian. G¨¦nero: drama, China, 2005. Duraci¨®n: 123 minutos.
Y en esa telegr¨¢fica investigaci¨®n, lo com¨²n, lo cotidiano -de Mao s¨®lo aparece un busto como un Sagrado Coraz¨®n de loza- lo llena todo. Lo ominoso se atisba, sin embargo, cuando una voz en off recita la lista de ajusticiados por una gran variedad de delitos. La duda consiste en preguntarse hasta qu¨¦ punto la pel¨ªcula es relevante hoy en Espa?a; quiz¨¢ tanto como P¨¦rez Gald¨®s en China.
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