Hamza el din, virtuoso nubio del ud
Toc¨® con The Grateful Dead y Kronos Quartet
Sol¨ªa presentarse como un ciudadano del planeta pero Hamza el Din explicaba que, m¨¢s que una vocaci¨®n meditada, fueron diversas circunstancias las que le convirtieron en un trotamundos. Una beca para la Academia Santa Cecilia de Roma, el matrimonio con una japonesa y un ambiente receptivo en el Norte de California determinaron su vida. Una vida que se cerr¨® el lunes 22 de mayo en Berkeley, a los 76 a?os, tras pasar por un quir¨®fano.
Nacido en 1929, Hamza el Din creci¨® en una familia nubia relativamente pr¨®spera, que le permiti¨® estudiar. Inflamado por el esp¨ªritu de modernizaci¨®n que trajo Nasser, quiso convertirse en un ingeniero y termin¨® empleado en los ferrocarriles. En El Cairo descubri¨® aterrado que el plan de construir la segunda presa de Aswan supon¨ªa sumergir buena parte de Nubia.
Montado en un burro, recorri¨® durante tres a?os aquellas tierras condenadas, recogiendo con pluma y papel las m¨²sicas tradicionales de sus antepasados. Cantaba y tocaba el ud el la¨²d ¨¢rabe. Y era un autodidacta, aunque luego se formar¨ªa en un conservatorio egipcio.
Se top¨® con prejuicios: para algunos, sonaba demasiado egipcio, aunque ciertamente era m¨¢s purista que otros creadores nubios, como el popular Al¨ª Asan Kuban. Complet¨® sus estudios en Roma, donde decidi¨® asimilar las ense?anzas de las m¨²sicas occidentales y ¨¢rabes exclusivamente como complemento de su expresi¨®n natural. Viaj¨® a Estados Unidos en 1963; su audacia conceptual y la profundidad de sus ra¨ªces impresionaron a Joan Baez y otras figuras del folk: se convirti¨® en inquilino del guitarrista Sandy Bull, con cuya discogr¨¢fica (Vanguard) comenzar¨ªa a grabar.
Ese dejarse llevar por los acontecimientos caracterizar¨ªa el modus operandi de El Din. Tras casarse con una japonesa, que se transformar¨ªa en su representante, se instal¨® 15 a?os en Tokio. All¨ª le encargaron estudiar el parentesco entre su ud y el biwa nip¨®n; all¨ª grab¨® uno de sus discos b¨¢sicos, Muwashshah, dedicado a Ziryab, el legendario esclavo iraqu¨ª que ense?¨® m¨²sica en C¨®rdoba.
Se prestaba a cualquier aventura: colabor¨® con revolucionarios de los escenarios como Peter Sellars y Maurice B¨¦jart pero tambi¨¦n aceptaba discretas labores did¨¢cticas, en departamentos de Etnomusicolog¨ªa de universidades de Estados Unidos.
Estableci¨® relaci¨®n con The Grateful Dead a trav¨¦s de su disc¨ªpulo y productor discogr¨¢fico, Mickey Hart, baterista del grupo. En 1978, cuando los rockeros californianos tocaron en las pir¨¢mides de Egipto, all¨ª estaba El Din, propiciando encuentros y evitando conflictos. Tambi¨¦n extendi¨® su complicidad a otros heterodoxos de San Francisco, los miembros del Kronos Quartet, que regrabaron su hipn¨®tico Escalay, el tema que daba t¨ªtulo a su admirable elep¨¦ de 1967. En tiempos m¨¢s recientes, sus discos se fueron espaciando pero se sabe que conservaba un amplio archivo de apetitosas grabaciones in¨¦ditas.
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