Yo no soy racista, pero...

Paseaba tan tranquilo cuando escuch¨¦ el comentario de dos jubilados que se?alaban un mont¨®n de cajas de cart¨®n tiradas en el suelo: "Esto es cosa de los chinos que nos est¨¢n invadiendo", dijeron. A m¨ª me invadi¨® el miedo al sentir peligrar la dieta mediterr¨¢nea e imaginarme comiendo arroz a diario. Para sosegarme entr¨¦ en un parque y, al poco, me encontr¨¦ rodeado de latas, bolsas y dem¨¢s desperdicios. Una se?ora despej¨® mi desconcierto: "Esto, los ecuatorianos, que son unos cerdos", dijo.

Y es que, reconozc¨¢moslo ya, los inmigrantes no son como nosotros. ?Acaso alguien ha visto a un ciudadano de nuestra naci¨®n de realidades nacionales, ?a un patriota!, tirar el m¨ªnimo papel, hacer un mal gesto, una subida de tono, un acto violento o incivil? Sin embargo, de los inmigrantes se puede esperar cualquier cosa porque son raros, que lo primero que hacen al llegar aqu¨ª es comprarse un perro, que as¨ª est¨¢n de excrementos nuestros parques.

Yo no soy racista, pero si se acerca un tipo con chilaba me cambio de acera por si acaso. Y si alguien se salta un paso de peatones enseguida le distingo la cara de albanokosovar.

Tendr¨ªa que haber mayor control con la inmigraci¨®n, comprobar cuando bajan del cayuco que, adem¨¢s de estar dispuestos a ser explotados, vienen aseados, que no sean cochinos y, a ser posible, que sepan jugar al f¨²tbol.