No es s¨®lo una cuesti¨®n de ¨¢rboles
Parece absurdo tener que recordar a estas alturas que la participaci¨®n ciudadana es un aspecto que no se puede obviar al tomar decisiones que afectan a la manera en que los vecinos perciben, disfrutan y entienden su ciudad. Si se es objeto continuo de mensajes sobre la sostenibilidad, entre otros por el Ayuntamiento de Sevilla, nadie se extra?e de que los ciudadanos se enfaden cuando se trata a una gran cantidad de ¨¢rboles como si fueran papeleras viejas.
No es una cuesti¨®n de 80 ¨¢rboles menos. El problema estructural al que casi nadie hace alusi¨®n es la incapacidad municipal para gestionar el valioso patrimonio natural de Sevilla. Parques como La Buhaira o Amate no tienen vigilancia, est¨¢n sucios y cualquier d¨ªa son objeto de botellones y carreras de motos; cada a?o se realizan podas excesivas; a los ¨¢rboles se les achacan siempre los problemas de la pavimentaci¨®n y, al final, la raz¨®n de su tala es que siempre est¨¢n sospechosamente enfermos, aunque nadie pide responsabilidades a quienes dejaron que estos ¨¢rboles enfermasen sin ser atendidos a tiempo. Por eso, en este contexto, que el presidente del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de Espa?a, Carlos Hern¨¢ndez Pezzi, justifique la tala como si ¨¦sta fuera la ¨²nica forma de hacer posible el proyecto de metrocentro es sorprendente.
[Ver "Los ¨¢rboles de Sevilla" en EL PAIS Andaluc¨ªa, d¨ªa 12 de mayo] Para empezar parte del t¨®pico, incomprensible en su perfil profesional, de que Sevilla tiene el centro hist¨®rico mayor de Europa, cuando cualquiera que haya viajado o revisado planos de otras ciudades comprende que esto no es m¨¢s que un lugar com¨²n: Sevilla tiene uno de los mayores centros hist¨®ricos de Europa, pero dif¨ªcilmente el mayor, y recomiendo a Hern¨¢ndez Pezzi que compare, sin ir m¨¢s lejos, el centro hist¨®rico de Roma y el de Sevilla; para continuar, nadie que desarrolle un discurso ambientalmente prudente incluye en su texto con tanta profusi¨®n calificativos como "apuesta m¨¢s arriesgada", "m¨¢s moderna", "atrevida", "estrategias de transporte... audaces"; especialmente cuando la obra del metrocentro es todo menos generosa, ya que conecta s¨®lo la Plaza Nueva con el Prado de San Sebasti¨¢n, un recorrido casi irrisorio si se compara con experiencias parecidas en otras ciudades espa?olas y que pudo haberse prolongado a la zona sur, complementando en forma de "T" la l¨ªnea de metro en construcci¨®n.
Muchos ciudadanos estamos cansados de que desde algunos discursos, especialmente el de algunos arquitectos, se nos den lecciones de modernidad y se nos achaque un provincianismo cateto por oponernos a proyectos megal¨®manos. Pero, en m¨ª opini¨®n, el provincianismo m¨¢s preocupante es el que ha llevado a nuestros dirigentes urbanos, encabezados por el alcalde, a plantear el modelo urbano de una ciudad con rascacielos, con grandes setas sobre los yacimientos arqueol¨®gicos o una recuperaci¨®n del centro hist¨®rico que se basa en el fachadismo y en los falsos hist¨®ricos.
Hern¨¢ndez Pezzi, echando mano de nuevo de un t¨®pico, atribuye a estrategias pol¨ªticas de la oposici¨®n municipal la asonada ciudadana contra la tala de ¨¢rboles. Yo le aseguro que, sin entrar a valorar la conciencia medioambiental de los concejales de la derecha y del Partido Andalucista (aunque se debiera recordar la tala que se hizo durante un Corpus en la ¨¦poca de Soledad Becerril de todas las falsas acacias de las calles Mart¨ªn Villa y Lara?a), los que realmente estamos desconcertados somos las personas de izquierda, que de ninguna manera entendemos esta forma de proceder con la ciudad y, sobre todo, con sus ciudadanos.
Todo esto me lleva pues a otra cuesti¨®n a¨²n m¨¢s de fondo y que tiene que ver con la ausencia de un modelo de gesti¨®n participativa real, con la precipitaci¨®n de ofrecer resultados a costa de lo que sea de cara a las pr¨®ximas elecciones y que termina enfadando a todos, incluso a los que siempre hemos defendido a ultranza la peatonalizaci¨®n de la Avenida. Puede que como Hern¨¢ndez Pezzi se?ala, citando muy libremente a Christopher Alexander, la ciudad no sea un ¨¢rbol, pero conviene recordarle que para muchos ciudadanos, un ¨¢rbol tambi¨¦n es ciudad. Somos muchos a los que nos importa m¨¢s el proceso de hacer ciudad que la ciudad misma, que nos interesa el c¨®mo mucho m¨¢s que el qu¨¦ y que la forma en que se tratan los recursos (siempre me pregunto si el alcalde habr¨¢ le¨ªdo en su ¨¦poca las lecciones de Schumacher en Lo peque?o es hermoso) es como retratamos realmente nuestra personalidad, nuestras aspiraciones y nuestra verdadera condici¨®n de urbanidad.
V¨ªctor Fern¨¢ndez Salinas es profesor de Geograf¨ªa de la Universidad de Sevilla y miembro de la Asociaci¨®n de Profesores para la Difusi¨®n y Protecci¨®n del Patrimonio Ben Baso.
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