"Parece que estoy a la mitad de algo"
Unai Elorriaga tiene ya 33 a?os, "la edad de Cristo", dice, y a esa edad el autor de Un tranv¨ªa en SP, con el que gan¨® el premio Nacional de Narrativa en 2002, ya se encuentra "en la mitad de algo". Ha escrito una nueva novela, Vredaman, "sobre la inteligencia y la muerte", a partir de la felicidad de la ni?ez. La tradujo ¨¦l mismo, del euskera, y como sus libros restantes la public¨® Alfaguara. Y vino a presentarla a Madrid. Aqu¨ª hablamos.
Pregunta. Ya tiene 33 a?os...
Respuesta. S¨ª, ya voy para arriba, ?pero todav¨ªa no soy una persona humana, ja, ja, eso me sali¨® gomaespumiano! Estoy aprendiendo, como un ni?o; dicen los neur¨®logos que los ni?os duermen mucho porque durmiendo aprenden. Y yo soy capaz de dormir unas diez horas por noche.
"S¨¦ que quiero seguir escribiendo como me d¨¦ la gana; ser¨ªa insoportable hacer novela hist¨®rica porque sea lo que se lleve"
Telegrama: "Libro para leer sin lega?as. Stop. Humor. Sorpresa. Stop. Lib¨¦lulas anarquistas. Stop. Unai"
P. ?Y qu¨¦ ha aprendido desde que tuvo aquel ¨¦xito con Un tranv¨ªa en SP?
R. He aprendido cosas que rodean a la literatura: y he visto que tambi¨¦n la literatura es marketing.
P. ?Le parece necesario?
R. S¨ª, sobre todo en un mundo dirigido por los pol¨ªticos y por las empresas; el marketing es lo que hace mover el mundo. Pero ahora Internet puede vender cualquier cosa. Si alguien cogiera mi libro y lo vendiera usando los medios de Internet a lo mejor se conseguir¨ªan unas ventas como las de El C¨®digo da Vinci... ?Y sin que eso costara un duro!
P. ?Y por qu¨¦ con su libro?
R. ?Porque es el m¨ªo!
P. Su libro nace en un cuarto de costura, y refleja la atm¨®sfera de la infancia...
R. Y habla de la muerte, de la inteligencia... Se habla de cosas muy esenciales. Augusto Monterroso dec¨ªa que hab¨ªa tres temas: el amor, la muerte y las moscas...
P. Dec¨ªa Juan Carlos Onetti que para explicar sus libros mejor mandaba un telegrama... ?Cu¨¢l ser¨ªa su telegrama?
R. ?Huy, tardar¨ªa horas en escribir un telegrama! La gente piensa que escribo a vuelapluma. No. Trabajo seis horas al d¨ªa, y en ese tiempo a veces no se me ocurre ni una frase.
P. ?Y qu¨¦ pasa cuando se le ocurre?
R. Me r¨ªo, cuando me r¨ªo es que ya se me ocurri¨®. Mientras tanto no escribo nada, lo tengo todo en la cabeza, y cuando aparece la frase ya me siento en la mesa; mientras tanto salto por la habitaci¨®n, camino sobre las sillas...
P. El libro est¨¢ lleno de historias que usted oy¨® en la ni?ez.
R. Y que sigo oyendo. Me fascina cuando la gente cuenta bien, y mis t¨ªas cuentan muy bien; en el cuarto de costura, con mi madre, las escuchaba hablar. Fascinado. ?Qu¨¦ bien estructuran las historias!
P. Y usted es el ni?o que est¨¢ con ellas en el libro.
R. S¨ª, soy yo, tirado en el suelo, recogiendo alfileres con un im¨¢n; estaba horas y horas en el taller, y estaba echado en el suelo porque me hab¨ªan dicho que era bueno para crecer... En ese taller de costura o¨ªa a gente muy mayor; un t¨ªo m¨ªo dec¨ªa que mis cuatro t¨ªas juntas ten¨ªan m¨¢s de quinientos a?os.
P. ?Qu¨¦ o¨ªa?
R. Hablaban de enfermedades, sale en el libro; hablaban de la pr¨®stata, los ni?os no ten¨ªamos pr¨®stata, y hablaban de la falta de riego, y aquello parec¨ªa algo fabuloso, extra?o: falta de riego... Parec¨ªa una met¨¢fora.
P. ?Y no le da apuro quedarse un d¨ªa sin memorias infantiles, que est¨¢n en todos sus libros?
R. Rulfo dec¨ªa que no escribir¨ªa m¨¢s porque se hab¨ªa muerto su t¨ªo Eustaquio... Siempre va a haber otras cosas que escribir, algo nuevo que recordar. Por ejemplo, en el libro aparece un personaje que me parece eterno, Gur, que existe de verdad, tiene 40 a?os, y es un mentiroso. Dice mentiras fabulosas. Un d¨ªa tiene gemelos, un d¨ªa acaba de venir de Escocia de ver rugby..., y todo es mentira...
P. Ya es un escritor que suena. ?Qu¨¦ le parece este mundo?
R. Algunas cosas me gustan, otras no. S¨¦ que quiero seguir escribiendo como me d¨¦ la gana; ser¨ªa insoportable hacer novela hist¨®rica porque sea lo que se lleve. El d¨ªa que ya no me quieran publicar seguir¨¦ escribiendo y recuperar¨¦ mi trabajo de traductor.
P. Por cierto, ?y su telegrama?
R. A¨²n no se me ha ocurrido. ?Puede esperar a m¨¢s tarde?
[El telegrama para vender su libro lleg¨® m¨¢s tarde, por tel¨¦fono. Unai lo dict¨®: "Libro para leer sin lega?as. Stop. Humor. Sorpresa. Stop. Lib¨¦lulas anarquistas. Stop. Unai"].
Babelia
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