El PP y la inmigraci¨®n

El PP est¨¢ desarrollando un juego muy peligroso que consiste en equiparar la inmigraci¨®n con la delincuencia. En pol¨ªtica, aparentemente, con tal de recuperar el poder, todo vale. Incluso -y sobre todo- fomentar los instintos m¨¢s bajos: uno de ellos es el racismo. Las ¨²ltimas declaraciones de varios responsables del PP hacen creer que las pobres caras fam¨¦licas que llegan en cayucos a Canarias son las mismas que asaltan los chal¨¦s en Tarragona y secuestran a sus ocupantes en operaciones bien organizadas.

Ni siquiera se para el juego cuando se arresta a las bandas de asaltantes en Catalu?a y se averigua que sus miembros son ciudadanos de los antiguos pa¨ªses del Este de Europa. Que yo sepa, la gran mayor¨ªa de los pa¨ªses del Este son ahora miembros de la Uni¨®n Europea. En cuanto a Rumania, ser¨¢ pronto miembro de la UE, lo quiera o no el PP de Espa?a.

Sus ciudadanos no necesitan inmigrar clandestinamente.

?Har¨¢ falta salir otra vez a la calle en manifestaciones multitudinarias para protestar por el rumbo racista que est¨¢ tomando el PP? De todos modos, aunque esto llegase a producirse, el PP, en su eterno autismo, har¨¢ o¨ªdos sordos, igual que lo hizo cuando salieron millones a protestar por la implicaci¨®n espa?ola en la guerra de Irak, o cuando se produjo el desastre del Prestige.

Afortunadamente, el pueblo espa?ol es maduro y sabr¨¢ rechazar los cantos de sirenas racistas igual que el pueblo franc¨¦s supo rechazar el Frente Nacional.