De una simple fantas¨ªa a una aut¨¦ntica revoluci¨®n
?Te imaginas que el N¨¤stic suba alg¨²n d¨ªa a Primera? La pregunta, no hace tanto, provocaba en Tarragona regocijo y sonrisas de quien sabe que aqu¨¦lla posibilidad era simplemente una utop¨ªa. Una fantas¨ªa casi inimaginable para dos generaciones que necesariamente deb¨ªan dirigirse a la gente mayor para que les hablasen de aquel N¨¤stic en blanco y negro que en los a?os 50 estuvo tres temporadas jugando en Primera en el campo de la Avenida Catalunya. La promoci¨®n a Segunda parec¨ªa siempre abocada al fracaso hasta que hace cinco a?os el N¨¤stic accedi¨® a la categor¨ªa de plata. Ese primer ¨¦xito ya provoc¨® una ola de entusiasmo que se ha quedado en an¨¦cd¨®tica ante lo logrado ahora. Una fiebre desconocida que ha pintado toda una ciudad de color grana. Nadie esta vez se ha contenido. Un paisaje nunca visto: los balcones se han llenado de banderas, escudos y hasta de las siluetas a tama?o natural de los jugadores.
Tarragona se apresta ahora a una vivir revoluci¨®n. Si dicen que los Juegos Ol¨ªmpicos colocaron a Barcelona en el mapa del mundo, este ascenso situar¨¢ a Tarragona en su sitio. Resignada siempre a que Barcelona mire siempre mucho m¨¢s al norte que al sur, habituada a que se la asocie siempre m¨¢s a las petroqu¨ªmicas o a las nucleares que a su riqu¨ªsimo patrimonio romano y su magn¨ªfico paisaje y clima, el ascenso le ha supuesto a la ciudad una extraordinaria dosis de autoestima al alcanzar un protagonismo nunca hasta ahora tenido. Miles de personas han salido a la calle en un fen¨®meno que ha desbordado a toda la ciudad y la ha colocado en una nube.
Esa es la fuerza del f¨²tbol. El ascenso revertir¨¢ econ¨®micamente en la ciudad y en las arcas del club, que espera mantenerse en el tren de primera y no ser un equipo ascensor, como avis¨® el alcalde Joan Miquel Nadal, entre las dos categor¨ªas. Los primeros pasos est¨¢n dados: hace cinco a?os la masa social era de 1.500 personas; ahora es de 8.000 y el club no acepta las 1.800 solicitudes de futuros abonados. El aforo actual del Nou Estadi es de 12.000 localidades y prefieren que los nuevos espectadores pasen por caja. El club tiene previsto construir un nuevo campo, que se situar¨¢ en el barrio de Camp Clar, y que contribuir¨¢ seguramente para cohesionar socialmente m¨¢s a la ciudad. Tras la fiesta y la euforia, al N¨¤stic y a Tarragona s¨®lo les quedar¨¢ aprobar esta asignatura: desterrar el fatalismo asociado ancestralmente al club, reflejado, con cierta socarroner¨ªa, en la tribuna del Nou Estadi. Con un 3-0 en el marcador, el comentario suele ser "?Firmas el empate?"
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