?frica, urgencia de Europa
El empuje migratorio africano no es s¨®lo un problema canario o espa?ol. Espa?a est¨¢ gestionando una frontera exterior de la Uni¨®n Europea. Las oleadas migratorias que llegan a nuestras costas o a las de Italia o a los aeropuertos, lo que buscan es entrar en su esperado para¨ªso.
Al comenzar la presidencia brit¨¢nica, el pasado a?o, Tony Blair proclam¨® ?frica como prioridad absoluta ante el Parlamento Europeo y la Comisi¨®n lanz¨® la "Estrategia para ?frica", remedo de Plan Marshall, en el limbo por los dr¨¢sticos recortes en unas perspectivas financieras negociadas a la baja por el mismo premier.
Como una imagen vale mil palabras, la foto del inmigrante con la camiseta del Bar?a despu¨¦s de que los principales h¨¦roes de la Copa de Europa fueran de su color, expresa todo el drama. Ahora viene el Mundial. A medida que Espa?a va sellando la frontera exterior de la Uni¨®n, en el Estrecho primero, Marruecos y con Mauritania despu¨¦s, la explosiva mezcla entre la necesidad de los despose¨ªdos y el fr¨ªo ingenio de los traficantes encuentra nuevos medios y rutas. Ahora, sangrante iron¨ªa, llegamos a Senegal, justo al lugar desde el que durante siglos los europeos obligaron a salir a millones de africanos esclavizados hacia Am¨¦rica, hoy cuando sus descendientes quieren salir se les cierran las puertas. La Comisi¨®n y los gobiernos comunitarios han dado un paso al responder a la petici¨®n del Gobierno espa?ol con el env¨ªo de fuerzas de intervenci¨®n r¨¢pida y asumir la iniciativa hispanomarroqu¨ª de una Conferencia euroafricana para gestionar multilateralmente las migraciones.
No vale s¨®lo con erigir barreras, la entidad del problema requiere un compromiso pol¨ªtico mucho mayor. Su punto de partida fue expuesto por un africano universal, Kofi Annan, en su discurso de aceptaci¨®n del Premio Sajarov ante el Parlamento Europeo. Lo inici¨® rindiendo homenaje a una Europa faro de paz, tolerancia y respeto de los derechos humanos a trav¨¦s del multilateralismo y la cooperaci¨®n como ejemplo (aplausos en todo el hemiciclo): "Una Europa cerrada a los emigrantes ser¨ªa una Europa m¨¢s vieja, m¨¢s pobre, m¨¢s reducida y m¨¢s d¨¦bil. Una Europa abierta ser¨¢ m¨¢s justa, m¨¢s rica, m¨¢s fuerte, m¨¢s joven, con tal de que sean capaces de gestionar bien la inmigraci¨®n"; en relaci¨®n con los "llamados emigrantes voluntarios, la mayor¨ªa dejan sus pa¨ªses no porque verdaderamente lo quieran sino porque no ven futuro en ellos. Es nuestra responsabilidad compartida hacer lo que podamos para asegurar que haya m¨¢s oportunidades en los pa¨ªses en desarrollo. Si forjamos de verdad una asociaci¨®n global para el desarrollo para realizar los objetivos del milenio habremos reducido mucho los incentivos para que la gente emigre" (aplausos de la mitad izquierda del hemiciclo).
Los objetivos del milenio, compromiso de todos los Estados de la ONU para lograr en 2015 erradicar el hambre y la pobreza extrema, universalizar la ense?anza primaria, la igualdad entre sexos, reducir la mortalidad infantil, combatir las pandemias y fomentar la asociaci¨®n mundial para el desarrollo sostenible son el sustrato sobre el que edificar la Alianza de Civilizaciones. El continente donde su realizaci¨®n es prioritaria es ?frica, no basta con darnos buena conciencia recordando los acuerdos de Cotonu y la ayuda al desarrollo. La Comisi¨®n debe concretar con urgencia una estrategia para ?frica con medios humanos, presupuestarios y t¨¦cnicos.
Los frentes de actuaci¨®n inmediatos son: primero, fortalecer a los interlocutores, Estados africanos, para dar respuestas a sus poblaciones. No basta con pedirles que act¨²en como gendarmes. Cuando el presidente de Senegal pide presas para sus agricultores, eso supone actividad para nuestras empresas. El centro comercial de toda el ?frica Occidental es cada vez m¨¢s Canarias. La pol¨ªtica activa del Gobierno espa?ol de implantar una presencia real al sur del S¨¢hara con proyectos concretos va en la buena l¨ªnea.
Un segundo frente es concluir con ¨¦xito las negociaciones de la Ronda de Desarrollo de Doha. Los Goliats europeo, estadounidense y el grupo Bric (Brasil, India y China) no deben olvidar que la cita de Canc¨²n fracas¨® por el problema del algod¨®n planteado por el peque?o David del G-4 (Tchad, Mal¨ª, N¨ªger, Burkina Faso). El encuentro que m¨¢s me impresion¨® en Hong Kong fue el que mantuve con la direcci¨®n de Aproca (Asociaci¨®n de Productores de Algod¨®n Africanos), con 10 millones de cultivadores de 12 pa¨ªses, presididos por el gallardo Fran?ois Traor¨¦, quien me explic¨® el problema con una frase: "Quiero que mi hijo pueda trabajar conmigo plantando algod¨®n y no que tenga que lanzarse a la aventura de atravesar el desierto para llegar al pretendido para¨ªso europeo". Iniciativas como todo menos armas, el sistema de preferencias generalizadas o las ayudas a la formaci¨®n negociadora son propuestas europeas tan apreciables como insuficientes, tenemos que abrir m¨¢s nuestros mercados -o algod¨®n y tomates o inmigrantes-, los estadounidenses reducir subvenciones y los Bric negociar en serio en los sectores industriales y de servicios. Para competir, los algodoneros africanos necesitan selecci¨®n de semillas, infraestructuras y tel¨¦fonos m¨®viles para contratar.
Otro frente es la cooperaci¨®n desde la sociedad civil: un ejemplo es la lucha contra el sida, donde los fondos aportados por la Fundaci¨®n Gates igualan a los de la UE. El flamante premio Pr¨ªncipe de Asturias ha se?alado que la mayor¨ªa de los europeos que encontr¨® sobre el terreno son espa?oles, un silencioso y admirable colectivo de misioneros y voluntarios. Otro es la iniciativa entre el Ayuntamiento de Fuenlabrada, Ascode (Asociaci¨®n de emigrantes senegaleses en Espa?a), la Fundaci¨®n Cear y la Fundaci¨®n Yehudi Menuhin, en un proyecto en el que participan activamente alumnos de institutos para edificar escuelas.
La crisis actual est¨¢ sirviendo para que Espa?a descubra, m¨¢s all¨¢ del Mediterr¨¢neo, el continente vecino, lleno de problemas y tambi¨¦n de promesas de futuro. La Uni¨®n Europea se ha emplazado a s¨ª misma con sus anuncios de cara a ?frica, que con hist¨®rico prop¨®sito de la enmienda debe responder a este enorme desaf¨ªo.
Enrique Bar¨®n Crespo es presidente de la Comisi¨®n de Comercio Internacional del Parlamento Europeo.
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